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30 de enero de 2016

Regalaron toda la producción de frutas

MENDOZA.-Al no poder colocarla en el mercado, un matrimonio de Bowen ofreció gratis por Facebook pera, durazno, uva y ciruela. Durante unos diez días, personas de distintos puntos de Alvear y San Rafael se llevaron toda la cosecha.

Pilar Rodríguez de Crespillo (jubilada, 55 años) y su marido Ariel regalaron toda la fruta de su finca ante la imposibilidad de colocarla en el mercado por su falta de rentabilidad. Lo hicieron por internet y aseguran que ninguna autoridad se acercó ni dio “like” en su página de Facebook.

Es que Pilar se levantó un jueves de hace quince días con una sensación ambivalente. Por un lado, la jornada era diáfana y al mirar la finca de Bowen que pertenece a la familia de su esposo desde 1924, pudo observar las cuatro hectáreas de frutales y viñedos cargadas a más no poder.

Es que después de varios años y aunque el exceso de lluvias contrastó con la sequía del último lustro, el clima no jugó esas malas pasadas que solían llevarse todo (hasta las propias plantas como ocurrió en diciembre de 2008) y la producción de pera, durazno primicia, uva fina y ciruela d’agen entre otras variedades (cerca de 20.000 kilos en total, entre las dos fincas que posee la familia Crespillo en el distrito) relucía en las plantas.

Al mismo tiempo, Pilar escuchaba a su marido Ariel (agricultor, 56) que no dejaba de lamentarse. “Se nos va a perder todo”, decía afligido, tras haber podido colocar en los galpones de empaque apenas 343 cajones de todas las variedades, es decir, poco menos del 20% del total de la producción.

Usuaria habitual de las redes sociales y lectora empedernida de diarios de todo el país, Pilar comparte asiduamente publicaciones relacionadas a la política y sobre todo al agro. Y fue precisamente a través de esa cuenta que decidió expresar esa sensación agridulce, mezcla de orgullo por la calidad obtenida con el esfuerzo de todo el año, y de impotencia al verla echarse a perder pendiendo de las ramas, sin que valga la pena cosecharla.

Ese mediodía Pilar escribió: “A la comunidad: en calle L entre 21 y 22 de Bowen, departamento de General Alvear, en finca de nuestra propiedad, Finca Crespillo, se regala todo tipo de frutas de estación de excelente calidad. Peras primicia, duraznos, ciruelas, traigan envase. Lamentablemente se está perdiendo todo, de esta manera se colabora con muchas personas que no tienen la posibilidad de consumir frutas y evitamos que los funcionarios se fatiguen trabajando para el sector”.

Si bien no posee una multitud de amigos virtuales (suma 242) el rebote de las redes no se hizo esperar y aunque los “likes” fueron escasos, apenas 10, el texto fue compartido 181 veces y a partir de allí el efecto cascada no tardó en repercutir en toda la comunidad.

Vecinos de todo el departamento comenzaron a acercarse a la finca. Primero, los más cercanos en bicicleta; pero más tarde, del resto de Alvear y de varios distritos aledaños de San Rafael. Los más lejanos llegaron incluso desde Monte Comán (distante a 70 kilómetros de Bowen) en vehículos de toda clase y con sus cajones listos para cosechar.

“Nos vaciaron la finca en diez días”, explicó la mujer. “Vinieron muchísimos profesionales y se sorprendieron al encontrar la tierra en perfectas condiciones. Creo que todos esperaban una finca abandonada y con unas pocas plantas descuidadas”, dijo sin poder ocultar su satisfacción.

“La verdad es que no esperábamos que pasara esto, pero nos alegra mucho porque a partir de una pequeña publicación en las redes, mucha gente se enteró de cuál es nuestra verdadera situación y todos fueron muy solidarios”, recalcó Rodríguez, aunque lamentó que tanto las entidades intermedias como el sector político no se hicieran eco. “No sólo no vino ningún dirigente o funcionario, ni siquiera le dieron ‘me gusta’ en Facebook”, apuntó.

Si bien mucha gente ofreció pagar por la fruta que se llevaban, los Crespillo mantuvieron su palabra y al final todo fue regalado, al punto que es difícil hallar alguna pera o un durazno que se hayan salvado de los improvisados cosechadores. “Para mí fue volver a los veranos de la adolescencia, cuando salíamos con los chicos del barrio a cosechar para salir los fines de semana”, contó Martín (que hoy es docente), uno de los beneficiados con la fruta gratis. 

Otras familias ya fraccionaron su cosecha en frascos de dulce casero “y el resto al freezer para que dure unas semanas” como hizo Norma con su esposo.

Falta de rentabilidad

Mientras los Crespillo regalan su fruta porque no pueden colocarla en el mercado, aún no saben cuánto cobrarán por los 6.860 kilos que lograron vender a un galpón de empaque local. “Es que el precio se forma a la inversa; primero se cuantifica el costo de traslado y venta y luego, según si la temporada es buena en los grandes centros, se nos paga a nosotros”, explicó Ariel.

De esa forma, la caja de 10 kilos de uva negra de Mendoza termina costando al público 260 pesos en el mercado del Abasto, Buenos Aires, o dos kilos de pera 20 pesos en el Mercado Central según su listado oficial en internet, “pero al productor es una centésima parte la que le tocará”.

“Hacen falta medidas urgentes porque se viene un invierno muy duro. Nosotros no vivimos de esto, pero si dejamos de producir, ¿de qué va a vivir la gente si los galpones y las fábricas no toman empleados?”, se preguntó el matrimonio de agricultores. “A la vista está la cantidad de terrenos abandonados que hace no mucho tiempo eran fincas en plena producción”, continuaron.

“Ojalá que con este gesto la gente termine de entender que si pedimos un subsidio es para seguir produciendo comida y fuentes de trabajo para todos y no para cambiar el auto, como piensan muchos”, se esperanzaron.



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