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ECONOMIA Y POLITICA

23 de octubre de 2016

La deuda crece para adelante, pero también hacia atrás

Estimaciones del Ieral sitúan el nivel de deuda en 277 mil millones de dólares (aunque gran parte de esa deuda no esté en moneda extranjera, ese es el valor de la deuda al tipo de cambio actual).

La estrategia del Gobierno nacional de autolimitar el financiamiento del gasto público con el Banco Central para moderar la emisión de pesos que el kirchnerismo llevó al límite y, a la vez, eludir un recorte de gastos profundo y abrupto, ya impactó en los niveles de endeudamiento.

En efecto, sin poder cargarle aún más impuestos a la economía –al contrario, los bajó levemente con exenciones parciales de Ganancias a los salarios y reduciendo de 35 a 30 por ciento las retenciones a la soja– la única válvula disponible para financiar el gasto ha sido la toma de deudas.

Estimaciones del Ieral sitúan el nivel de deuda en 277 mil millones de dólares (aunque gran parte de esa deuda no esté en moneda extranjera, ese es el valor de la deuda al tipo de cambio actual).



Los números oficiales llegan a junio. Los últimos datos del Ministerio de Hacienda dicen que la deuda neta (la Nación también tiene acreencias) es de casi 244 mil millones de dólares. Esto es: dos por ciento superior a la de diciembre de 2015.

Pero, claro, en ese período no estarían contabilizándose algunas de las últimas operaciones realizadas por el Gobierno.

La deuda no sólo crece por eso. También lo hace porque se está blanqueando deuda que el kirchnerismo no consideraba como tal. Por ejemplo, la que se iba acumulando con los jubilados que hacían juicios por haberes mal liquidados desde 2005 y que el Gobierno ha decidido asumir acordando su cancelación con la entrega de bonos que cotizarán públicamente y que, por ende, pasan a engordar la cuenta de la deuda.

El relato K

Justo esta semana, la expresidenta Cristina Fernández acusó al gobierno de Mauricio Macri: “Están preparando una bomba de tiempo, que es el endeudamiento que habíamos logrado desterrar”.

Lo cierto es que la deuda pública bruta, cuando la exmandataria asumió su primer mandato en 2007, era (datos oficiales de aquel momento) de 156,7 mil millones de dólares, si se incluyen los casi 29 mil millones de deuda que por entonces estaba en manos de acreedores que no se habían sumado al canje 2005.

Desde ahí, Cristina Fernández no dejó de incrementar la deuda hasta llegar, ocho años después, a 243,6 mil millones, en cualquier tipo de moneda y con cualquier tipo de deudor.

El “relato” tendía a hablar sólo de la deuda pública que estaba en dólares y en manos del sector 
privado y a obviar la que estaba en pesos o contraída con el Banco Central o con la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). Era como dar por sentado que en algún momento se 
podrá declarar el default al Central o al sistema previsional 
sin consecuencias. O que se podrá licuar deuda con inflación (emitiendo pesos), también sin consecuencias.

Más allá del relato K, en estos meses no sólo creció el monto de la deuda. También subió la proporción de deuda en moneda extranjera (del 66,9 por ciento en diciembre de 2015 a 68,9 por ciento en el primer trimestre) y la deuda con privados, al caer las obligaciones con el Banco Central y la Anses del 57,2 por ciento en 2015 a 52,1 por ciento en el primer trimestre.

También creció la deuda como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), que fue un auténtico logro del cristinismo: en 2007 la deuda equivalía a 61,8 por ciento del PIB y cuando entregó el gobierno, la había bajado a 53,6 por ciento del PIB. En el primer trimestre de Macri trepó a 54,6 por ciento, y es seguro que subirá aún más a fin de año por las nuevas deudas acumuladas y porque 2016 terminará con una economía más chica.

El macrismo mejora un indicador. La deuda en el primer trimestre equivalió al 506 por ciento de las reservas del Central, mientras que en diciembre de 2015 era igual al 582 por ciento de las reservas. La economía cristinista, basada en pagar deuda del Ejecutivo con dólares capturados al BCRA a cambio de “pagadioses”, había deteriorado esa relación: cuando Cristina asumió, la deuda equivalía al 167 por ciento de la reservas. Por ese deterioro, precisamente, hubo que imponer el cepo.

¿Se puede pedir más?

Reactivar. Para el presidente del Ieral, Marcelo Capello, la deuda pública representa este año 55 por ciento del PIB. Al respecto, considera que existe margen para aumentar dicho ratio durante uno o dos años, para construir infraestructura y ayudar a reactivar la economía.

Controlar. De todas maneras, menciona que esa estrategia resultará consistente sólo si a partir de 2018 la relación Deuda/PIB deja de crecer. “Eso ocurriría si baja sustancialmente el déficit fiscal o la economía argentina crece a tasas altas”, resalta.

Estancamiento

Regla. Según el economista jefe de la Bolsa de Comercio de Córdoba, Diego Dequino, este año vuelve a cumplirse una regla que se viene registrando de 2011: en los años pares la economía argentina se estanca; en cambio, en los años impares, la actividad se recupera.

Confirmación. “Si uno mira la estadística del movimiento del producto bruto, a 2016 le tocaba ser un año malo en términos relativos frente a 2015, cuando hubo un pequeño rebote”, explica.

Fuente:Adrian Simioni



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