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ECONOMIA Y POLITICA

6 de enero de 2017

Presiòn Truibutaria: El ajuste fiscal le llegò al Cigarrillos, autos y naftas

Son la "vaca lechera" que el Fisco se encarga de exprimir al máximo cuando las cuentas públicas entran en zona de riesgo.

La Argentina ostenta en la actualidad un dudoso privilegio: integra el top ten de los países con mayor presión tributaria global. Según el cálculo más conservador, se aproxima al 37% considerando los tres niveles gubernamentales encargados de extraer y administrar recursos de la actividad privada: nacional, provincial y municipal.

Pero dentro de esta situación se registra también otra particularidad negativa, ya que existe otro podio dentro del citado ranking. Y tiene que ver con sectores económicos que desde hace mucho soportan una carga impositiva que se ubica muy por encima del promedio. Constituyen algo así como "la vaca lechera" que el Fisco se ocupa de tener a mano para ordeñar hasta el límite de sus posibilidades cada vez que las cuentas públicas entran en zona de riesgo.

Estos sectores serían la traducción con nombre y apellido del apotegma que advierte a los recaudadores que no deberían "cazar en el zoológico", consejo que nunca es atendido al pie de la letra en la Argentina. Entre esos rubros figuran a la cabeza de este sub-ranking los cigarrillos, los automóviles y las naftas. Unos escalones más atrás también integran esa lista negra las bebidas alcohólicas y las sin alcohol y otros productos considerados "suntuarios".

En los casos más extremos, la carga impositiva incorporada al precio final del producto representa casi el doble de la presión tributaria general y tiene fuerte incidencia en los valores que pagan los consumidores. Es el caso de los cigarrillos, que tienen una carga fiscal de 80% de su precio final tras el último aumento del impuesto interno que el Gobierno nacional dispuso en mayo del año pasado.

Los últimos estudios sobre el nivel de presión tributaria global dan cuenta de resultados al cierre de 2015. Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal Argentino (IARAF), ese año habría representado un 36,6% del Producto Bruto Interno, en un rally alcista que arrancó en 2002, cuando era de apenas 18,3%. Así, en 13 años la carga impositiva sobre los contribuyentes argentinos se duplicó. Y fueron las provincias las principales responsables de ese incremento, por encima de la incidencia nacional y municipal, según el mismo estudio. Y el impuesto estrella para el Fisco -no para los contribuyentes, claramente- fue Ganancias, que explicó el 35% del incremento de la presión tributaria en el período bajo análisis. "La falta de actualización de los parámetros de cálculo, así como también la imposibilidad de realizar el ajuste por inflación explican este incremento", explicó el IARAF en su informe.

El experto tributarista César Litvin coincide con la estimación anterior. Pero aclara un concepto que ubica cuál es el escalón real que ocupa la Argentina en la comparación internacional: "La presión tributaria de aproximadamente 36 por ciento no es la más alta del mundo. La mayor está en los países escandinavos, cerca de 50% del PBI. Pero hay que considerar un impuesto que ellos no tienen y la Argentina sí: la inflación. Si incluimos en la presión fiscal la inflación, que opera de hecho como un impuesto, estamos en un nivel cercano a los países escandinavos pero con servicios que no tienen la calidad de aquellos. En esos países, los contribuyentes que pagan impuestos luego no tienen que pagar seguridad privada, educación privada ni salud privada. Pagan sus impuestos y nada más".

Humo en el bolsillo
En teoría, el castigo fiscal que sufren los cigarrillos se vincula con su condición de producto nocivo para la salud. En consecuencia todo lo que haga aumentar su precio es útil para desalentar su consumo. Sin embargo, desde el Ministerio de Hacienda los funcionarios miran las planillas de recaudación antes que las estadísticas de la cartera de Salud. Lo que se colecta por estos tributos pasa a rentas generales y no tiene una afectación específica para proyectos de salud pública.

En 2016 los ingresos tributarios por el impuesto interno al tabaco ascendieron a 32.665 millones de pesos, según consta en las planillas de la AFIP. Por el impuesto adicional de emergencia le ingresaron 4.237 millones de pesos. Pero estos son sólo una parte de los tributos incluidos en el precio de cada atado.

La Cámara de la Industria del Tabaco cuestionó una vez más la política oficial sobre el sector cuando el ex ministro Alfonso Prat-Gay decidió elevar de 60% a 75% la alícuota del impuesto interno. "Cinco impuestos gravan el precio final del cigarrillo, además del impuesto a los débitos y créditos. El Gobierno nacional tomó la decisión de elevar por decreto la alícuota de uno de ellos, los impuestos internos, llevando la carga fiscal total sobre cada atado de cigarrillos al 80 por ciento", explicaron los tabacaleros en un comunicado.

Las empresas precisan que el precio de los cigarrillos incluye tres impuestos específicos: el Fondo Especial del Tabaco (FET), el Impuesto Adicional de Emergencia, y los Impuestos Internos. A estos agregan el Impuesto al Valor Agregado (IVA), el llamado impuesto al cheque y también Ingresos Brutos que es aplicado en algunas jurisdicciones.

Manejar con caja automática
Salir manejando un cero kilómetro implica hacer un aporte automático al Fisco equivalente a casi 55% del total pagado en la concesionaria. Es la carga impositiva promedio que soportan en la actualidad los autos, aunque la cifra puede variar según marca y modelo. Y también influyen las cargas extras fijadas por las provincias y los municipios en algunos casos.

Para echar un poco de luz sobre estos números, a Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA) publicó un informe con conclusiones contundentes: el 54,8% del precio de venta de los vehículos de producción nacional va a parar a la caja del Tesoro Nacional.

Esta porción de la torta del negocio automotor supera la que se aplica en Brasil (de 30,4%) y es mucho más elevada que la que rigen en los Estados Unidos (7,5%), aseguran otros reportes sectoriales.

Según informó ADEFA, esta carga impositiva, a nivel de impuestos nacionales, está encabezada por el IVA (21%), Ganancias (4,50%), el impuesto sobre los Créditos y Débitos Bancarios (2,76%) y el Impuesto a las Participaciones Societarias (0,34%).

Entre los subnacionales figuran el impuesto sobre los Ingresos Brutos (9,13%), Tasa Municipal (2,76%), Sellos, Inmobiliarios y otros (2,48%) y otros aranceles (Tasa de Seguridad e Higiene, etc) 4,15%. Desde la seguridad social ponen presión las cargas por contribuciones patronales y riesgos del trabajo (7,69%).

El mayor peso de la carga fiscal recae en las terminales (32%) y se distribuye en el resto de la cadena de la siguiente forma: autopartes (28%), comercialización (24%) y por último insumos (15%).

"Hay impuestos muy distorsivos que gravan la producción y se repiten a lo largo de toda la cadena, que deberían eliminarse para no exportar impuestos", advierte el informe de ADEFA.

Impuestos en el surtidor
Llenar el tanque del automóvil en una estación de servicio representa no sólo proveerse de combustible sino también hacer un aporte considerable al sostenimiento de las cuentas públicas. La carga impositiva incluida en el precio de un litro de nafta varía entre 42% y 48%, según los diferentes cálculos y los precios fijados por cada compañía. También influye la geografía: hay provincias y municipios que aplicaron o aplican tasas especiales de emergencia de suma fija sobre el valor final.

La estimación más reciente tomada como referencia sectorial fue realizada por la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (CECHA). Sostiene que el 43% del precio final de la nafta en estaciones de servicio de la Ciudad de Buenos Aires se explica por los impuestos. Unos días antes, el ministro de Energía, Juan José Aranguren, había dicho: "En Argentina el componente impositivo ronda entre el 38% y el 47%, dependiendo del producto; mientras que en otros países como los Estados Unidos tiene un 12%".

De acuerdo con el relevamiento de la Cámara, el impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC) es el que tiene más relevancia: representa 24,33% del valor en surtidores. Al IVA corresponde un 12,76% del precio.

Luego siguen Ingresos Brutos (2,62%), la tasa hídrica (2,18%) y el impuesto al cheque (0,85%).
Según los valores tomados por la CECHA en Capital Federal al momento de realizar el informe, descontado el impacto de los impuestos, el litro de nafta Premium de $ 19,30 costaría $ 11,05. Y tomando un valor de $ 17,08 por litro de la súper, su valor sin impuestos ascendería a $ 9,76.

En tanto, como ocurre con los cigarrillos, la fuerte carga impositiva genera una polémica sorda. En una de las principales empresas del sector se quejaron por la presión fiscal destacando que "es imposible saber si al menos un peso de lo que recaudan por la tasa hídrica se destina a solucionar el problema de las inundaciones".

Por el momento, los números hablan: en 2016 el impuesto a las naftas arrimó al fisco nacional 32.123 millones de pesos, con un crecimiento de 22,6% en comparación con el mismo período de 2015.
Una performance modesta, que se mantuvo muy lejos de la inflación anual. Aún así, los argentinos pagamos los precios más altos de la región según datos del sitio especializado Global Petrol Prices, que compara los valores del combustible en todo el mundo.

Trago amargo
Las bebidas también son un vehículo de recaudación impositiva y concentran una fuerte carga tributaria. Según un estudio realizado por el IARAF referido a bebidas sin alcohol en base a las alícuotas impositivas vigentes para el año 2015, la presión es de 49,74% y determina que "prácticamente la mitad del precio de estos productos se explica por los diferentes impuestos y regímenes de seguridad social".

A la cabeza de la mayor presión impositiva sobre este rubro figuran Buenos Aires y Córdoba donde el componente fiscal representa 51% del precio final.

Pero las que están en mejor situación tampoco lo son tanto. En Formosa y La Pampa se registra la presión más baja, debido a la menor incidencia de los tributos subnacionales, pero se ubica en torno de 46% del precio.
Las bebidas alcohólicas también sufren una elevada carga fiscal, determinada por los impuestos específicos (internos, que oscilan entre el 8% y el 20% según la graduación alcohólica) que se suman a los tributos generales.
Fuente:Jorge Velàsquez



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