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SALUD

10 de julio de 2017

Sándwichs aportan sodio y grasas saturadas

Un estudio indica que estas comidas rápidas pueden cubrir 70% del aporte diario del mineral. Asimismo impiden incorporar nutrientes necesarios.

El ritmo de vida cada vez más intenso a veces no deja tiempo ni para comer, o quizá uno mismo no propicia esa posibilidad para concretarla de la mejor manera posible. El “horario corrido” obliga a comer fuera de casa, pero además el ritmo de trabajo no necesariamente deja margen. Ni hablar de quienes deben trasladarse a otros lugares en un vehículo en cuyo caso muchas veces éste hace del mismísimo comedor ambulante. 

Un sanguchito es la opción ideal para muchos ya que es práctico y puede comerse incluso frente a la computadora mientras se continúa con las tareas. Sin embargo, cuando esto es una práctica reiterada se están perdiendo aportes nutricionales positivos mientras que se suman otros no tan recomendables.

Un equipo de investigadores de la Universidad Juan A. Maza se detuvo a analizar esta realidad y su impacto. El equipo del Laboratorio de Investigación de Nutrición Aplicada de la facultad de Ciencias de la Nutrición de esta institución concluyó que los aportes de grasas saturadas y sodio de los sanguchitos son una importante proporción del total diario recomendado. 

La ingeniera química Emilia Raimondo, directora del programa que tuvo a cargo el abordaje, explicó que los sándwichs tienen un alto contenido de sodio especialmente los elaborados con salame y jamón crudo. Pero además los fiambres tienen un alto contenido en grasas saturadas. 

Detalló que un sánguche puede llegar a cubrir la totalidad de los requerimientos de sodio diarios ya que puede sumar casi 70%  de ellos, ante lo cual hay que tener en cuenta que se agrega lo que aporte el resto de las comidas. 

De acuerdo a sus cálculos uno de jamón crudo en pan casero cubre 1.370 mg de sodio y la recomendación por día es de 2.400 mg. Más impacto tiene aún si se siguen los parámetros de la Organización Mundial de la Salud que recomienda que sólo sean 2 mil mg.

Hay que recordar que desde hace algunos años se implementan políticas con la intención de reducir el consumo de sal para prevenir enfermedades cardiovasculares. 

“No es que no se pueda comer nunca más un sánguche, sino que el problema es para los que lo hacen a diario como alternativa de almuerzo, lo que habría que hacer es espaciar su consumo”, señaló. 

Aumento de la demanda

“Hicimos un estudio de la frecuencia de consumo que es elevado especialmente en el grupo de personas que tiene entre 20 a 40 años”, comentó Raimondo e hizo referencia a un estudio que concluyó que el consumo de comidas rápidas ha aumentado 20% en 10 años. 

En ese sentido se expresó el licenciado en Nutrición Pablo Mezzatesta quien confirmó que efectivamente por cuestiones de tiempo cada vez más personas prefieren comidas rápidas y al paso, que además de sánguches pueden ser pizzas o panchos. 

Este tipo de productos de manera reiterada no son saludables, ya que según detalló “estás consumiendo grasas y sodio en cantidad y estas dejando fuera nutrientes esenciales como vitaminas, minerales, proteínas de alto valor biológico  y fibras”. Agregó que si bien ahora están haciendo sánguches de pan negro no se estaría consumiendo la fibra soluble (vegetal ) y eso es un prejuicio para la salud. 

El mercado ofrece cada vez más opciones disponibles para quienes tienen estas necesidades: cualquier quiosco tiene variedad de sánguches envasados al vacío y otros en pan fresco. 

Flavia Fernández (40) contó que es una opción válida cuando está trabajando al mediodía. Señaló que es práctico, rápido, le permite comer frente a la computadora para continuar cuanto antes con su tarea y evita calentar comida. También es una opción a la que apela cuando se le pasó el horario de almuerzo y por lo cual hace una comida intermedia entre el almuerzo y la mediatarde, lo mismo le ocurre entre ésta y la cena, cuando sabe que regresará tarde a su casa. 

“Me autoengaño y pido de pan negro que me parece más saludable”, reconoció con humor mientras que asumiendo los riesgos dijo que está tratando de disminuir la cantidad ya que también tienen mucha mayonesa. 

Algo parecido le sucede a Julieta Echeverría (39) quien además de consumirlos en su horario de trabajo, también lo hace en ocasiones en su hogar, aunque en esas ocasiones preparados por ella. “Los fines de semana nos levantamos tarde, demasiado para el desayuno entonces hacemos algo intermedio que también sirva como almuerzo como un café con leche grande  y unos tostados con jamón, queso y mayonesa”, relató. Dijo que además de ser práctico no ensucian tanto y es una opción siempre disponible cuando no hizo compras. Por otra parte, reconoció que está reduciendo el  consumo porque los fiambres no son baratos. 

Marcelo Salinas es auditor gastronómico de la producción de sánguches de una empresa local que vende aproximadamente 12 mil sánguches al mes. Precisó que el segmento al que apuntan es el de personas que están de paso o que no tienen mucho tiempo para el almuerzo. “No es gente que esté pensando en comer una comida saludable, sino algo que le ayude a salir del paso, si quiere algo más elaborado va a un restaurante”, manifestó. 

Al mismo tiempo mencionó que es poca la gente que tiene la posibilidad económica de almorzar en un restaurante cuando tiene que comer fuera todos los días. Y reconoció que han notado un incremento de venta en los últimos años. 

 

Alternativas saludables

La ingeniera Emilia Raimondo señaló que los valores mejoran cuando se consume una versión con vegetales. Estos “aumentan el volumen entonces aporta más saciedad o quizá no se consume todo el sánguche, también ocurre que las fetas son más chicas cuando lleva vegetales”. 

Por otra parte, las fibras colaboran con el arrastre de las grasas, se evacuará más rápido y se  eliminarán más tóxicos que puedan consumirse. “Lo que hay que plantear es que la industria proponga alternativas más saludables”, sugirió Raimondo. 

Desde la otra perspectiva, Marcelo, de la empresa elaboradora de sánguches, dijo que en su caso no tienen  incorporados los de verdura ya que es muy poca la demanda.  “Se nos ocurrió probar, hacer en pan negro y ensaladas de frutas, pero se te vencen, de 100 clientes te pide uno y cuando vos producís lo haces en cantidad, entonces terminás vendiendo un producto de días que no está bueno”. 

El licenciado en Nutrición Pablo Mezzatesta señaló que “lo que hay que evitar es saltar la comida, están surgiendo negocios donde venden comidas por peso que ofrecen verduras, productos elaborados y  con variedad que son una buena opción”. 

En cuanto a quienes no tienen tiempo o están de viaje dijo que lo recomendable es contemplar este tiempo para la alimentación, “saltarse la comida todos los días deja de ser saludable para la persona”. 

 



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