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15 de enero de 2018

¿Es beneficioso o perjudicial? correr por la playa

Mitos y realidades sobre correr por la arena ¿descalzo o con zapatillas?.

Estás de vacaciones, elegiste la playa como destino... O tenés la suerte de vivir cerca de ella. Sobre el asunto de correr por la playa hemos oído casi de todo, tanto que es beneficioso para nuestras articulaciones como todo lo contrario, ¿en qué quedamos? La cuestión es más compleja de lo que parece, de hecho, no es lo mismo correr por la arena suelta o arena mojada. Analizamos punto por punto las ventajas e inconvenientes de salir a correr por la playa.

1. ¿Qué supone mi cuerpo al correr por la arena suelta (seca)? 

Es beneficiosa para caminar, pero, desde luego, es la menos adecuada para correr. Es cierto que mejora la propiocepción y fuerza en nuestros tendones, pero solo es conveniente correr sobre ella en tramos cortos y en un trabajo fraccionado de 15-30" recuperando caminando.

¿Y por qué esta cautela a la hora de correr por este tipo de arena? Muy sencillo, el suelo, al no ser estable, provoca que en cada zancada nuestras articulaciones inferiores sufran al tener que adaptarse el terreno, aumentando el riesgo de lesiones.

El mayor problema lo encontramos en la fase del impulso: al no disponer de de una base sólida sobre la que apoyar el pie, la musculatura, tendones y ligamentos trabajan de una forma excesiva para impulsar el pie y estabilizarlo, lo que se traduce en futuras sobrecargas musculares e incluso lesiones tendinosas. La ventaja que presentábamos en primer lugar puede convertirse en una pesadilla si corremos de forma mantenida sobre esta superficie. 

2. ¿Y si corro sobre la arena mojada a la orilla del mar? 

Se puede hacer carrera continua, aunque es preferible solo calentar, es decir, plantear una sesión que no ocupe más de 20 o 30 minutos y en el que se incluya un trabajo fraccionado de fuerza y técnica. Y eso sí, aquí recomendamos el uso de zapatillas.

Se puede terminar el entrenamiento con 5 o 10 minutos muy fáciles descalzo tocando el agua y aprovechar todos los beneficios del agua del mar. 

A pesar de estos beneficios y de que la superficie sea más compacta y firme, aún sigue siendo deformable, lo que nos hace perder respuesta en el momento del impulso. Otro punto que no debemos olvidar es que esta zona mojada suele estar inclinada lateralmente, lo que supone una dismetría en la zancada que puede provocar alteraciones en la colocación de la cadera y la zona lumbar. 

Eso sí, si no podés resistir la tentación y aprovechar esos días de vacaciones para corrrer por la arena, acá tienes unas pautas que no deberías saltarte:

 Si al final decisdiste correr por la playa, buscá las horas en las que la marea este lo más baja posible (bajamar) y busca los tramos con menos inclinación. ¡¡¡Y siempre con zapatillas!!! Evita que te entre agua en las mismas. el pie húmedo puede provocarte rozaduras y heridas en la piel. Evitá que las sesiones sobre este terreno sean de duración larga. Un entrenamiento recomendable puede ser correr 20-30 minutos sobre terreno más firme (asfalto) y terminar la sesión con 15-20 minutos corriendo por la playa. Después descálzate y corre 5´ descalzo por la orilla, recuperando sensaciones y sintiendo cómo funcionan nuestros apoyos cuando corremos. Para finalizar camina 10´ con el agua por los tobillos, la arena te proporcionará un efecto de masaje, facilitará el retorno venoso y el agua refrescará tus pies, disminuyendo los procesos inflamatorios.



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