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CIENCIA

26 de octubre de 2017

Los genes del autismo y la generación de nuevas neuronas


No hay un gen del autismo, pero muchas variantes comunes que sólo producen el cuadro en ciertas combinaciones

Una paradoja: para 100.000 años de selección natural no barrió los genes del autismo en nuestro genoma? El autismo (o, técnicamente, los trastornos del espectro autista, que incluyen el asperger y otras condiciones de variada intensidad) dificulta la relación social y, por lo tanto, reduce el éxito reproductivo, las variantes genéticas que aumentan su riesgo deberían haber desaparecido. Es lo que dicen la teoría evolutiva y el sentido común. De ahí la paradoja.

Y, por una vez, hoy podemos resolverlo con un libro autobiográfico y una investigación científica. El libro es mirar a los ojos (Editorial Larousse). Su autor, John Elder Robison, es un asperger 60 y se coloca varias obras en la lista de libros más leídos de The New York Times. Cuando aún era muy pequeño, con tres o cuatro años, ya era consciente de que no era como los otros niños, a pesar de que la medicina en la época no fue capaz de diagnosticar su condición. En vez de eso, cuando adolescente le pusieron el apodo de "socialmente desviado" porque estaba fascinado por la electrónica y no hacía más que desmontar radios y cavar agujeros en la tierra.

Pero esas extrañas manías acabaron convirtiéndose en la clave para la integración del joven Robison en una sociedad poco predispuesta a aceptarlo. Desarrolló las guitarras eléctricas del grupo Kiss, por ejemplo, y fue pionero en la invención de juguetes computarizados. En ese mundo, el "desvío social" de Robison no era más que eso. Allí esas cosas eran lo normal.

La investigación de la Universidad de Yale, con 5.000 afectados (PLoS Genetics, día 27 Febrero) reveló que las variantes genéticas asociadas con el autismo no sólo permanecieron en nuestro genoma, pero muestran los signos inequívocos de selección positiva, es decir, que se vieron favorecidos por la evolución. Esto implica que, en ciertas condiciones y combinaciones, estos genes aumentan el éxito reproductivo. Y los datos de Yale también muestran por qué: son los mismos genes implicados en mejorar la cognición, la marca de fábrica de la evolución humana desde que nuestros antepasados ​​se separaron del chimpancé hace cinco o seis millones de años. Algunos de los genes del autismo, por ejemplo, están involucrados en la generación de nuevas neuronas en el cerebro.

No hay un gen del autismo, pero muchas variantes genéticas comunes en la población, y que sólo producen autismo en ciertas combinaciones. En otras, parecen estar detrás de la evolución de nuestra prodigiosa mente.
Fuente:Javier Sampedro 



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