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POLITICA

19 de diciembre de 2017

CGT: disparó otra pulseada interna con el transporte que no se adhiere al paro

La decisión de la central de llevar a cabo una huelga por 24 horas fue desconocida por la UTA, gremio clave. También fue objetada por los "gordos" de los grandes sindicatos de servicios y por Lingeri.

La decisión del gremio de colectiveros de prestar hoy servicios con normalidad y el malestar de dirigentes de grandes sindicatos con la medida de fuerza convirtió el paro por 24 horas que convocó ayer la CGT entre las 12 y este mediodía en una bomba de fragmentación.

La medida fue adoptada en protesta por el proyecto de reforma previsional por el Consejo Directivo de la central que deliberó ayer por la mañana al calor de una movilización que para entonces empezaba a colmar la Plaza del Congreso y bajo presiones internas de sindicatos opositores al Gobierno que, aunque minoritarios, imponían un discurso confrontativo frente a la dinámica negociadora de gremialistas más tradicionales. 

La confirmación de la huelga -la segunda contra la gestión de Mauricio Macri- liberó todas las contradicciones latentes en la CGT: los "gordos" de los grandes gremios de servicios, cuyo referente en el triunvirato de conducción es Héctor Daer, hicieron saber su desacuerdo con la protesta aunque mantuvieron la decisión de acatarla. Más tarde, José Luis Lingeri, de Obras Sanitarias y exponente de los "independientes" siempre asociados a los oficialismos, hizo lo propio, pero lo dio a conocer en una entrevista e incluso llamó al ministro de Trabajo, Jorge Triaca, para explicitarle su rechazo al paro. El colmo de las desinteligencias llegó por la noche con un comunicado de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el gremio de los colectiveros, con la ratificación de que hoy no se plegará a la medida. 

Este último dato es el que terminó de desinflar la huelga y que llenó de optimismo al Gobierno. Cerca de Triaca incluso dijeron ver en el horizonte el fin del actual triunvirato de conducción. Lo concreto es que un paro sin la adhesión de la UTA tiene serio riesgo de perder contundencia. En cambio, anoche los gremios ferroviarios confirmaron que harán huelga al igual que el sindicato del subte (Agtsyp), que ya desde las 21 había iniciado el cese de actividades y garantizaba su continuidad hasta este mediodía. También el frente de sindicatos aeronáuticos, integrado por seis organizaciones, mantuvo la decisión que había dado a conocer el día anterior de cumplir con la medida y que había obligado a la reprogramación de vuelos por parte de las compañías del sector. 

Entre los que se adjudicaron la resolución a favor de la protesta quedaron el sector de Hugo Moyano, que incluso como gran ausente en la vida interna de la CGT todavía pesa en la estructura; el de Luis Barrionuevo, otro promotor en las sombras y nuevo impulsor del triunviro Juan Carlos Schmid; la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), uno de los gremios industriales más golpeados por el actual modelo económico, y la Corriente Federal con su principal referente, el bancario Sergio Palazzo. Tanto Francisco "Barba" Gutiérrez, de UOM, como Palazzo tuvieron visibilidad ayer en la marcha a diferencia del grueso de la dirigencia de CGT, que optó por quedar al margen de esa manifestación. 

Las desinteligencias en la CGT quedaron en evidencia ante la falta de un comunicado que siquiera explicitara la decisión anunciada por el triunvirato en una conferencia de prensa. Sólo por la tarde se difundió un texto breve en el que la jefatura repudiara que "por intermedio de la violencia de un grupo de provocadores, (se) pretenda desvirtuar una manifestación". "La CGT no participa ni comparte la violencia como forma de protesta y deslinda toda responsabilidad con los hechos de público conocimiento", señala el escrito.

En la conferencia tras la reunión de Consejo Directivo, Schmid alegó que la reforma previsional "constituye lisa y llanamente una rebaja de los haberes a los jubilados, pensionados y los sectores más vulnerables". Y sostuvo que el bono anunciado por el Gobierno como compensación "es una burla". El dirigente portuario avisó que la CGT propondrá al Ejecutivo la convocatoria a una consulta popular para "ver si efectivamente la sociedad argentina está de acuerdo con que se lleve adelante" el cambio en el cálculo de la movilidad. 

Tras ese encuentro cada dirigente acudió a su sindicato con el compromiso de retornar a la CGT hoy a las 9 para monitorear la evolución del paro. Por la tarde comenzaron en cascada las controversias. "No discutimos la legitimidad de la protesta, pero diferimos por completo en cómo exteriorizar los reclamos. Acá se abrió con el Ejecutivo una instancia de diálogo y la lógica indicaba seguir discutiendo los temas inherentes a la clase pasiva a través de una mesa de sustentabilidad. No convalidamos que nos empujen a una pelea sin sentido", declaró Lingeri a la agencia oficial Télam. Para reforzar el mensaje el sindicalista llamó a Triaca y lo invitó a leer sus declaraciones en esa entrevista. 

De hecho, Lingeri dijo hablar en representación de los "independientes", el sector que también integran Gerardo Martínez y Andrés Rodríguez, aunque ninguno de ambos quiso refrendar linealmente esa postura. Al menos hasta anoche. No obstante lo expuesto por el líder de Obras Sanitarias, es consecuente con la vocación negociadora del sector, que comparten también los "gordos" como Daer, Carlos West Ocampo (ambos de Sanidad) y Armando Cavalieri, el líder de Comercio. 

La UTA, por su parte, sorprendió por la noche con un comunicado en el que garantizó hoy la prestación normal del servicio de colectivos y su desobediencia respecto de la medida adoptada por la jefatura de CGT, una de cuyas sillas ocupa. El gremio que lidera Roberto Fernández, uno de los más dependientes de la distribución de subsidios por parte del Ejecutivo, se pronunció en contra del cambio en la movilidad pero aclaró que "la política se discute en el Congreso, sobre todo cuando se trata de aspectos que están directamente vinculados a la sanción de una ley", al tiempo que recordó el triunfo del oficialismo en las legislativas.

A última hora de anoche imperaba el silencio entre los principales gremialistas. La mayoría de ellos admite que la CGT saldrá golpeada en cualquier escenario: la aprobación de la reforma previsional sería una derrota política y un traspié del Ejecutivo con un paro decretado sólo pondrá más distancia entre la jefatura y el Gobierno, cuyos funcionarios avisan que ya perdieron la confianza que habían construido con el triunvirato.



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