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POLITICA

17 de marzo de 2018

La cumbre del PJ sin gobernadores en San Luis fue copada por Moyano

El líder camionero se convirtió en la “estrella” del encuentro unionista. De los mandatarios, sólo estuvo “el Alberto”.

Regresado al PJ, Hugo Moyano se convirtió, a falta de otros actores, en la estrella de la cumbre peronista de La Pedrera. Menos diverso de lo prometido, el encuentro unionista aportó una foto con identidad mayoritariamente K. Alberto Rodríguez Saá fue el único gobernador presente.

El jefe camionero tamizó ese monocolor y “salvó”, según una lógica matemática de la política, el encuentro. “Más allá de lo que nos tocó vivir, tenemos que hacer un esfuerzo para estar todos juntos”, voceó Moyano una reconciliación con el kirchnerismo, espacio contra el que guerreó el último lustro.

El faltazo de jefes del PJ, como el sanjuanino Sergio Uñac y el riojano Sergio Casas, que aparecían en el fixture oficial, fue atribuido a “aprietes” del gobierno, oficios que endilgaron a Rogelio Frigerio. “Extorsionan”, bramó Agustín Rossi; “son cobardes”, levantó el tono Jorge Capitanich, en referencia a los peronistas dialoguistas.

En voz baja, hubo otro reproche por la irrupción de Adolfo Rodríguez Saá, rabioso contra el encuentro y avisando que no asistiría, lo que contribuyó -o fue usado como excusa oportuna- por algunos dirigentes para bajarse del mitín del megaestadio de La Pedrera.

El santafesino y el chaqueño, que junto a Rodríguez Saá integran la triada convocante y se recortan como candidatos, fueron los oradores más fervientes en la apertura del encuentro, un desfile de micro discursos.

"Más allá de lo que nos tocó vivir, tenemos que hacer un esfuerzo para estar todos juntos”. Hugo Moyano.

Gente de orígenes diversos, se encontraron en dos ítems comunes: la vindicación, casi épica del peronismo que vuelve y renace, y la enunciación, arrebatada y animosa, de que “hay 2019”, el hashtag que patentó el anfitrión y se convirtió en grito de guerra.

La biopsia política de la asistencia es la siguiente: estuvieron el dispositivo K; el sector de Rodríguez Saá y el moyanismo. El PJ bonaerense, representando por un puñado de alcaldes (Menéndez-Gray, Nardini-Echarren), aportó otra pizca de identidad. El resto lo arrimó, segmentando y con segundas líneas, el interior.

La Pedrera aportó, en la mirada más fina, una serie de particularidades. Hacía tiempo que no había un encuentro peronista de esa dimensión; hacía más tiempo todavía que no se hacía algo así fuera del AMBA y, tercero, hacía más tiempo que no había un encuentro masivo que no tuviera el sello de agua del kirchnerismo.

El encuentro, que arrancó ayer y termina hoy, germinó sin que Cristina Fernández lo sembrara; se expandió sin que lo regara el cristinismo. Será, si perdura el romance político o la pulsión unionista contra Mauricio Macri, el primero de seis encuentros a lo largo del año. El próximo, anunció el Alberto, será en Avellaneda, uno de los distritos más K del mapa bonaerense.

El destino se resolvió a las apuradas y sin demasiadas consultas y generó alguna cara fruncida. A mediano plazo, el manual de la unidad señala que tendrá que ir sumando otros actores y sectores, justamente los más reacios a subirse a un escenario dominado por el kirchnerismo.

“Los gobernadores ganan tiempo: van a demorar hasta el final su definición porque eso les pide el Gobierno y ellos no quieren pelearse. Pero en algún momento se van a tener que decidir”, apunta un dirigente del interior. 

Por Pablo Ibañez



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