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22 de noviembre de 2018

Los tres obstáculos para el Brexit

Theresa May y Jean Claude Juncker, en la cumbre de este domingo.Foto:Crédito

Por: Por:Redacciòn FM Fleming"Magazine" con información de Reuters

Negociación a contra reloj sobre Gibraltar, el comercio, la pesca y la reivindicación británica de obtener libre acceso al mercado europeo.

La cumbre de este domingo no estaba diseñada para negociar, sino para celebrar. Para concluir de manera solemne 17 meses de negociaciones; para que los jefes de gobierno certifiquen su aprobación final al Brexit.

Estos son las intenciones que llevaron al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, a convocarla con un formato breve, que prevé primero una sola hora de reunión a 27 para pasar a otra hora de discusiones en presencia de la primera ministra británica, The­resa May. Dos horas y una salva ­final de aplausos. Este era y es el plan, pero para mantenerlo pri­mero habrá que cerrar los temas pendientes, lo cual está resultando más difícil de lo previsto.

Bási­camente quedan tres grandes obstáculos. Por un lado, Gibraltar, con España manteniendo su amenaza de veto si no se precisa la relación con el Peñón; en segundo lugar, la reivindicación británica de obtener libre acceso al mercado europeo y, finalmente, el acceso a los recursos pesqueros del Reino Unido.

La primera ministra británica, Theresa May, se desplazó ayer a Bruselas para allanar este camino. Su entrevista con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, duró dos horas, al final de las cuales se dieron muy pocas ­explicaciones. Portavoces de la ­Comisión Europea hicieron alarde de laconismo para afirmar que se habían conseguido “muchos progresos, y el trabajo continúa”.

“Ha habido muchos progresos y el trabajo continúa”, dice la CE tras la reunión entre Juncker y May

Las negociaciones siguen, pues, y los resultados aparecen aún inciertos. “Queda aún mucho tiempo para negociar”, dicen fuentes europeas citando el rosario de reuniones de todo tipo que se sucederán hasta el domingo. Hoy mismo, una de los representantes permanentes de los 27 pasará revista a la ­situación después de la visita de May. Después seguirá una reunión de los sherpas, los enviados de las capitales para dejar a punto la reunión de los jefes de gobierno.

¿En qué terreno se concentran los esfuerzos? Pues en el único documento que queda abierto, la llamada declaración política. Cuando todo el mundo da por cerrado a cal y canto el acuerdo de Retirada, temiendo que si se intenta introducir el más mínimo cambio en estas 585 páginas se reabran automáticamente otros conflictos, el margen que queda para introducir nuevas posiciones se ciñe a la declaración política que marcará cómo serán las negociaciones para la relación futura entre la UE y el Reino Unido ya convertido en país tercero. Es la mina donde todos están excavando. Lo hace Theresa May intentando arrancar ahí argumentos que convenzan a sus divididas huestes. Por ejemplo, buscando que la planificada gran área de libre comercio sea lo más amplia posible. Lo exigen otros países europeos que quieren preparar el terreno para las negociaciones de acceso de sus pesqueros a las aguas británicas.

El domingo tienen que marcarse los límites del campo donde estas dos negociaciones tendrán que jugarse más adelante. Por tanto, las apuestas son altas. Y por supuesto, la declaración política es también el terreno donde España tiene más opciones de conseguir dejar negro sobre blanco, y a prueba de juristas, que cualquier relación futura de la UE con Gibraltar deberá contar con su aprobación previa.

España, que durante todo el proceso negociador ha mantenido una posición constructiva y ha dado un apoyo pleno al negociador europeo, Michel Barnier, se siente ahora descolocada por la introducción de un artículo, el ya famoso 184, que entró a petición británica y sin que nadie les hubiera prevenido. De ahí el aviso contundente que se dio al máximo nivel. Ayer por la mañana, durante la sesión de control en el Congreso, el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, insistía en las exigencias españolas: “Ahí, queremos que se siga diciendo lo que se ha dicho siempre, que quede claro y no haya ninguna duda jurídica: que las negociaciones entre el Reino Unido y la UE ­sobre Gibraltar son negociaciones aparte y tienen que contar con el acuerdo de España”. Una amenaza de veto en toda regla para clarificar cómo se gestionará la relación futura de la UE con Gibraltar.

Madrid y Londres pactan en cinco memorandos las relaciones con Gibraltar durante la transición

En cambio, lo que está ya totalmente solucionado es la situación del Peñón durante el periodo transitorio. Se ha cerrado el preacuerdo con el Reino Unido. Cuatro memorandos de entendimiento y un tratado fiscal que aseguran un aumento de la cooperación en temas como los derechos de los traba­jadores transfronterizos, la lucha contra el contrabando, la protección del medio ambiente y la cooperación policial.

Estos meses son un periodo para facilitar una transición dulce que Barnier propone alargar hasta como máximo el 2022, pero la fecha sigue en el aire. Algunos países europeos preferirían dejar en el mí­nimo plazo posible esta transición por la incertidumbre que conlleva, mientas que en el Reino Unido a los brexiters les escandaliza la idea de prolongar la convivencia de su país en la UE en condiciones de infe­rioridad.

Antes de partir hacia Bruselas, May afirmó en Londres que no excluirá a Gibraltar de la negociación sobre la futura relación con la UE. En la sesión de preguntas en el Parlamento, celebró el acuerdo con España sobre la situación del Peñón en el periodo transitorio, pero añadió que queda aún pendiente fijar la relación cuando su país ya no esté en la UE. “Yo he dejado claro que no excluiremos a Gibraltar de las negociaciones sobre la futura relación. Queremos un acuerdo que funcione para toda la familia del Reino Unido, y esto incluye a Gibraltar”, dijo la líder conser­vadora que sigue demostrando sus cualidades de superviviente nata.

En esta recta final de las negociaciones, May puede intentar presionar a los 27 con el argumento de que necesita algún triunfo, algún elemento para asegurar que su Parlamento pase la ratificación de los acuerdos. Pero es un razonamiento que difícilmente impresionará a los 27 que, hasta el momento, han mantenido una unidad sin fisuras. Una muestra es el apoyo dado a ­Irlanda para solucionar el puzle de la frontera. Ahora es España quien requiere de esta solidaridad para solventar su conflicto, uno muy específico, el de Gibraltar.

“Volveré el sábado”

Definitivamente, este fin de semana al completo será de­cisivo para el Brexit. No sólo se celebrará la cumbre del domingo, sino que el sábado Theresa May volverá a Bruselas para mantener varias reuniones, una de las cuales con el mismo interlocutor de ayer, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Lo anunció May en unas breves declaraciones a la BBC después del encuentro de este miércoles: “Volveré el sábado (a Bruselas) para otras reuniones... para discutir la forma como podemos asegurar la conclusión de este proceso en la forma que sirva a los intereses de toda nuestra gente”. También añadió que “hay algunos temas adicionales que necesitan resolución”, que el trabajo en estas áreas pendientes empezará inmediatamente y los negociadores disponen de “dirección suficiente” para resolverlos.

En conclusión, que tanto Juncker como May consideran que han conseguido progresos, y que ahora han instruido a sus negociadores para que desarrollen los puntos que han planteado. Tono positivo pero, de momento, ninguna concreción. Mientras, desde Alemania, la canciller Angela Merkel deseaba que la cuestión del Peñón llegara solucionada a la cumbre: “Aún tenemos la objeción de España. No puedo decir exactamente cómo resolveremos este tema, 
pero espero que esté solu­cionado para el domingo” .



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