Jueves 28 de Marzo de 2024

Hoy es Jueves 28 de Marzo de 2024 y son las 11:10 -

16.6°

SALTA

MUNDO

5 de mayo de 2019

La falta de agua agudiza el ingenio de los venezolanos

Para usarla hay que tenerla dijo Maduro, ante falta del agua.

La escasez de agua potable provoca trastornos colectivos y agudiza el ingenio de los venezolanos para aprovisionarse

"El agua es vida, úsala con conciencia", pide la publicidad del Gobierno. "Para usarla hay que tenerla", corrige Edmundo, un músico de la Sinfónica que la busca al pie del cerro Ávila a través de unos caños destartalados que la traen desde los manantiales que se encuentran en sus alturas. La fila para aprovisonarse es larga. Se ven coches que son una herrumbre pero también cuatro por cuatro más modernos. "Ojo: cada chorro es una cola. Por favor, mantener limpio este lugar", advierte un cartel de cartón clavado en la Cota Mil.

Venezuela cuenta con uno de los sistemas hídricos más importantes de la región, pero el acceso al agua es un problema estructural que se agravó con los cortes de luz. Según los especialistas, las ciudades consumen entre 30% y 50% menos agua que hace dos décadas. La crisis energética dejó a los hospitales sin una gota. El Jardín Botánico no puedo regar sus plantas. Semanas atrás, Nicolás Maduro pidió a la población "almacenar, acumular, ahorrar" el agua  en "pipotes, tanques" o en pequeños recipientes porque Venezuela, dijo, enfrenta "una guerra no convencional".

El Ávila es una de las fuentes precarias que contribuyen a la subsistencia. Desde la formación montañosa baja el agua que los caraqueños como Edmundo, Zenobia y otros tantos esperan como un maná. "Esperar" es un verbo que no solo tiene que ver con el mundo de las colas. Todos, de una manera u otra, "esperan" algo: que Maduro coja un avión o que derrote a sus enemigos. Se "espera" también el pasaporte para abandonar el país o recibir el beneficio de la casa otorgada por el Estado. Y el agua.

La sequía no ayuda
Óscar vende garrafas vacías y pondera la calidad del "producto" que ofrece la naturaleza como si fuera suyo. "El agua del río Guaire solo sirve para los retretes. Ni siquiera para lavar los platos o la ropa". Jeraldin viene hasta el cerro porque hace meses que su grifo ha enmudecido. Hace la fila del chorro más fuerte, ese que llena en 10 minutos una garrafa. Ha traído 20 y las subirá a su camioneta.  "Sí, se pierde mucho tiempo, pero es agua mineral", dice José, trabajador mecánico. "Cuesta mucho llenar un recipiente por la sequía", explica el hombre que le sigue en la fila. "Cuando llueve, en menos de cinco minutos eso ya está listo". La cola es larga pero el taxista Humberto subraya que vale la pena. "Esta es agua limpia y no amarilla", dice y se permite ahí una ironía. Llama la que llega a las casas "barro adentro", en alusión a una de las acciones sociales del Gobierno conocida como "barrio adentro".  El pensionista Ramón garantiza que el manantial del Ávila permite "vivir hasta 110 años" y por eso carga tantas botellas.

Un litro de agua mineral Nevada que vende Coca-Cola en los mercados cuesta hasta 28.000 bolívares, más de la mitad del salario mínimo. Un filtro purificador, 129.000 bolívares. José espera comprarlo. "El agua que llega a las casas no es potable". La ayuda humanitaria que provee la Cruz Roja Internacional tiene que ver en parte de con esa carencia. El agua, dice Luis Farías, es un problema horizontal. Esta organización entrega pastillas potabilizadoras a los vecinos de las zonas más afectadas.

Calmar la sed con el agua de las casas, cuando esta llega, puede abrir la puerta a un trastorno mayor: la gastroenteritis. Y es el momento en el que el ciclo de la penuria se encadena con otros desafíos. El primero, contar con papel higiénico. Cuatro rollos arañan el salario mínimo.  Según las oenegés Convite, Codehciu y Funcamama, la escasez de las pastillas para combatir la diarrea es del 67%, lo que obliga a usar la imaginación. Unos se inclinan por la remolacha 'sancochada' (hervida). Otros creen que es mejor la zanahoria para enfrentar la emergencia. Pero después puede aparecer otro inconveniente, el de las cloacas. Se necesita agua para expulsar las heces. Y eso reclama una reserva adicional. "La mierda es democrática, hermano. Todos estamos, chavistas y antichavistas, atravesados por ella", se ríe el taxista Humberto, contento porque llegó su turno de cargar sus bidones.



COMPARTIR:

Comentarios

Escribir un comentario »

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!