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SALUD

30 de septiembre de 2019

Los argentinos no sabemos alimentarnos bien

La publicidad de comida no recomendable es motivo principal de la mala alimentación

El doctor Alberto Cormillot lo aseguró y responsabilizó de ello a que vivimos en “un ambiente que se fue armando para que la gente engorde”


El doctor Alberto Cormillot aseguró que “los argentinos no sabemos alimentarnos” bien, aunque sabemos cómo hacerlo, y responsabilizó de ello a que vivimos en “un ambiente que se fue armando para que la gente engorde”.

“Los argentinos nos alimentamos muy mal. Sabemos cómo alimentarnos, pero no lo hacemos. El conocimiento no cambia la conducta, la motivación la cambia. Y éste no es un problema individual, es un problema general”, aseguró el médico especialista en nutrición y obesidad.

La publicidad de comida no recomendable es motivo principal de la mala alimentación de los argentinos.

Ambiente nocivo

Comparó esta situación con los efectos de un volcán al entrar en erupción, que llena de cenizas y gases a pueblos enteros.

“El problema ocurre porque el ambiente de esos lugares está impregnado de las cenizas y los gases que arrojó el volcán. El ambiente en el que vivimos nosotros está impregnado de publicidad de comida muy rica, muy accesible, muy barata, se ven porciones grandes, de comida azucarada, en los colegios no hay bebederos. En fin, es todo un ambiente que se fue armando para que la gente engorde, y si no se cambia ese ambiente, la gente va a seguir engordando”, sentenció.

Consideró Cormillot que la solución a este problema no parte desde lo personal, sino desde un cambio cultural, al asegurar que “en este contexto, individualmente se puede zafar, pero es un problema social; a un chico de 8 o 10 años uno no le puede pedir responsabilidad frente a la alimentación, porque está muy bombardeado por las publicidades”.

Educación

“En el colegio, los quioscos son un problema; la falta de agua es un problema; la publicidad es un problema; la pobreza es un problema. La gente está pobre y le cuesta más conseguir alimentación, y al no haber fuertes campañas de educación en los medios y en los colegios acerca de lo que pueden comer, se les hace difícil. Por ahí, dos personas con un mismo presupuesto, una está muy bien motivada y compra mucho mejor con la misma plata que otra que no está bien motivada, que no está bien educada, no tiene alfabetización nutricional, porque no entiende lo que le pasa nutricionalmente”, analizó el profesional.

Comer en la vía pública

Consideró muy riesgosa también la intromisión en la vía pública de puestos de comida, que está muy al alcance de todos. “La comida chatarra, esa que muchas veces los chicos comen por la calle, son atractivas, son baratas. El chico no está entrenado para no comerlo y le pide a sus padres que se lo compren, y se lo compran”, dijo.

Conociendo que llega a una provincia en la que el calor se hace sentir con fuerza, recomendó que durante ésta época “es necesario tomar más líquido no calórico, y el resto de la dieta más o menos lo mismo que para el resto del año; consumir muchas frutas y verduras, no grasas ni azúcares”.

“Lo importante es estar bien hidratados, especialmente los chicos y las personas mayores de 60 años, que es una edad en la que se empieza a no sentir sed, entonces no se toma líquido y ahí vienen los problemas”, puntualizó finalmente el doctor Cormillot.

Cómo educar en buenos hábitos de alimentación

Respecto de la mejor forma de educar en una buena alimentación, Cormillot aseguró que debe comenzar desde el nacimiento mismo del niño.

“Una madre tiene dos años para educar a un chico para que su cerebro no se desarrolle haciéndose amigo de comidas complicadas. Después de esos dos años lo pierde porque el chico va a la salita y ya entra dentro de toda esa maquinaria industrial”, aseguró.

Explicó que “el amamantamiento es fundamental en los primeros seis meses de vida del chico, y el resto debe darle alimentos que no tengan azúcares ni sal, mucha fruta, verduras, lácteos, granos integrales, para que de a poco vaya agregando a su alimentación. El niño no nace con apetencia de sal, aprende a comer sal. Lo mismo los dulces. Muchos padres le mojan el chupete en una gaseosa cuando está molesto, y el chico aprende a calmarse con gaseosa, y eso incorpora”, enfatizó.



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