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POLITICA

11 de mayo de 2020

Alberto Fernández: El billete de $ 5000 fue una idea, pero no lo vamos a hacer

El Presidente dijo que: El colmo es que suban las naftas. Foto: archivo

Por: Redacciòn FM Fleming"Magazine"

El billete de $ 1000 en 2017 valía US$ 56 y hoy algo más de US$ 8, según el blue. Rinde apenas $ 400. Además, Fernández negó cualquier incremento en las tarifas de los servicios públicos.

Este lunes circuló la información de que el Gobierno analizaba emitir billetes de 5 mil pesos. Sin embargo, durante una entrevista televisiva, Alberto Fernández lo descartó: "No vamos a hacer un billete de 5 mil pesos. Fue una idea que circuló, pero no lo vamos a hacer".

Antes de la plabara del Presidente, había trascendido que el ex gobernador mendocino, Rodolfo Gabrielli, hoy presidente de Casa de Moneda, estaba trabajando en ese proyecto con el titular del Banco Central. Y lo que sería además un regreso de los personajes destacados a los billetes. Si bien la emisión depende del Central en su calidad de autoridad monetaria, es la Casa de la Moneda la que se encarga de la impresión. Es la que tiene "la maquinita". Y dos fuentes oficiales confirmaron a Clarín que se piensa avanzar con el lanzamiento del billete, si bien no en el cortísimo plazo.

Pero antes, ¿hace falta un billete de $ 5.000 en este momento? Varias razones indicarían que sí. Por empezar, las más cotidianas y tangibles: la erosión inflacionaria que deriva en menor poder adquisitivo del billete con el que antes se podía acceder a más bienes.

Juan Paolicchi, analista de Eco Go, lo pone en números: "con la inflación del Indec hasta marzo y suponiendo que la de abril da 1,1% un billete de $ 1000 hoy te permite comprar bienes por $ 400 o sea, perdió un 60 % de su valor. Esto es consistente con una inflación acumulada del 150 % o sea que el índice de precios se multiplicó 2,5 veces".

¿Qué pasa si medimos su valor en dólares? El 1 de diciembre de 2017, cuando entró en circulación el billete de $ 1.000 valía US$ 56. Si tomamos las dos cotizaciones a las que es más fácil acceder para un ahorrista, el solidario ($ 90) y el blue ($ 120), hoy vale US$ 11 y US$ 8,3, respectivamente. Si tomáramos el dólar mayorista ($ 67), US$ 15.

Si hacemos el mismo cálculo con el de $ 5.000, valdría US$ 55 medido en términos del dólar solidario (recuperando el valor en dólares al momento de su lanzamiento) y casi US$ 42 según el mercado informal.

¿Por qué no emitir uno de $ 2.000 o $ 3.000? De hecho, para recuperar el valor de compra que tenía el de $ 1.000 a fines de 2017 habría que sacar uno de $ 2.500. Pero eso sería apenas para restaurar lo perdido. Con una proyección de inflación de casi 50% para los próximos 12 meses, según el último relevamiento del BCRA, rápidamente volvería a erosionarse lo recuperado, lo que inclina el argumento a favor de quienes apoyan un billete de aún mayor denominación.

"La dinámica inflacionaria lleva a que en tiempos de pandemia la gente demande mucho más efectivo por una cuestión precautoria", explica Paolicchi. "No sabe cuándo va a poder ir al banco, si va a poder salir. La gente prefiere quedarse con el efectivo en el bolsillo para enfrentar comprar futuras, entonces tiende a sacar cada vez más y más billetes y los bancos tienen que reponer cada vez más seguido y eso genera un costo no sólo para las entidades sino para la Casa de la Moneda que tiene que imprimir esa plata", resume. 

Ahora, volviendo a la maquinita, no es tan fácil seguirle el ritmo a Pesce. La Casa de la Moneda no tiene suficiente papel y debe importar, algo que no es nuevo. Pero sí lo es esta circunstancia excepcional de la pandemia en la que todos los países están embarcados en un tsunami de emisión monetaria y necesitan imprimir sus propios billetes. 

Por ahora, según los últimos datos disponibles el grueso de las nuevas impresiones están concentradas en los billetes de $ 1.000 y salvo por los de $ 20, en la masa de billetes en circulación son los únicos que vienen aumentando su peso.  

Los banqueros también están en las filas de los defensores de la idea, ya que el transporte de caudales es uno de los costos más importantes que deben afrontar. "Genera costos innecesarios en recursos humanos, que desvían la atención de tareas más productivas y aumenta el costo de transporte. Además se terminarían los problemas de faltante de dinero en los cajeros automáticos en feriados largos por ejemplo, ya que aumentaría la capacidad de carga y sin ningún costo adicional por parte de los bancos".

La idea no es nueva. Pesce ya la había lanzado al aire a fines del año pasado causando revuelo por el costo que tendría renovar la familia íntegra de billetes. Pero lo que no es nueva tampoco es la idea del bolsillo empobrecido.

Desde 1970 fuimos perdiendo en el camino 13 ceros en nuestra moneda. Y en los últimos 70 años, sólo en 14 tuvimos inflación menor a 10%. Los argentinos sabemos que no es a los billetes a los que hay que tenerles miedo. 

Además, Fernández negó cualquier incremento en las tarifas de los servicios públicos y expresó que "la escalada inflacionaria tiene mucho de especulativo".

El jefe del Estado, al ser consultado sobre un eventual ajuste de las tarifas, cuyo congelamiento vence en junio, afirmó que "en esta instancia no podemos aumentar nada, todos tenemos que hacer un esfuerzo". "Además los precios (del petróleo) han caído mucho. Hay que hacer un esfuerzo para tratar de parar la escalada inflacionaria que tiene mucho de especulativo", agregó.

"Los economistas hablan de una inflación autoconstruida y muchos ponen de ejemplo a la Argentina. La inflación autoconstruida es la inflación psicológica, la inflación de los que ven que el dólar sube y dicen a mi no me agarran, yo aumento por las dudas", dijo Fernández.

Más adelante, expresó que "van detrás de un dólar donde hay muy pocos inversores, con 30 millones de dólares el precio puede subir una enormidad".

Luego el Presidente añadió que en "las operaciones de contado con liqui se conocen o los que compran bonos y los venden en el exterior se conocen". "Hay una lógica especulativa muy alta", apuntó.

El Presidente Fernández fue categórico y subrayó que "no vamos a hacer nada que le complique la vida al pueblo". "Vamos a seguir trabajando para domar a los que actúan de este modo. No hay perdón ético para que esto ocurra en este momento. Hay mucho sujeto interno que trabaja para los acreedores del exterior", advirtió el presidente.

En relación al tema de los combustibles, el Presidente puntualizó que "sería el colmo que aumenten". "El colmo es que suban las naftas. Establecimos un precio sostén con el barril criollo, para mantener la actividad petrolera, en momentos en que el precio internacional se ha caído", comentó.

Respecto de un eventual incremento en las jubilaciones, Fernández manifestó que "vamos a dar el aumento que corresponda en junio".

"Lo que tenemos que tratar es que se ponga en marcha un sistema de actualización como debe hacerse. Si nosotros aplicáramos una fórmula que creemos que es la mejor, la que combina la inflación con los salarios, deberían ir para abajo los haberes de los jubilados y obviamente eso no lo vamos a hacer", completó.

 

 

 


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