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MUNDO

2 de junio de 2020

Trump activa al Ejército para atajar las protestas

Pese a que la tensión sigue siendo muy alta, Waltz también anunció que hoy martes se celebrará el funeral para Floyd.

La policía federal despeja el parque frente a la Casa Blanca para que Trump se hiciera una foto con la Biblia frente a una iglesia. La de hoy fue una jornada de creciente tensión política en Estados Unidos.

Tras un fin de semana de protestas masivas por el asesinato de un hombre afroamericano detenido y luego de las imágenes de represión policial y violencia en las calles que tensaron aún más el clima político en Estados Unidos, el presidente Donald Trump acusó hoy a los gobernadores de ser "débiles" y les pidió más detenciones, mientras su antecesor, Barack Obama, apoyó las manifestaciones.

Tras una videoconferencia tensa con los gobernadores, Trump profundizó aún más el clima de confrontación con una amenaza pública desde el jardín de la Casa Blanca. "Si el estado o la ciudad se niega a tomar las medidas que son necesarias para defender la vida y la propiedad de sus habitantes, entonces desplegaré a los militares y resolveré rápidamente el problema por ellos", dijo.

“Soy el presidente de la ley y orden”, proclamó anoche Donald Trump, en una dramática rueda de prensa en los jardines de la Casa Blanca en la que anunció el despliegue de “miles y miles de soldados y agentes del orden fuertemente armados” para asegurarse de que el toque de queda decretado por el ayuntamiento de Washington para contener las protestas se cumple. Pasadas las once de la noche, un helicóptero del ejército realizaba vuelos extremadamente bajos en la capital para tratar de dispersar a los manifestantes.

El líder estadounidense definió el grueso de las protestas como “terrorismo doméstico” e invocó una ley de 1807 para desplegar el Ejército en los estados que no sean capaces de frenar la violencia. “Protegeré vuestras vidas y vuestros derechos, también la segunda enmienda”, añadió el presidente en alusión al pasaje de la Constitución que protege la posesión de armas. Ni un guiño, ni un gesto a las demandas de los manifestantes, la mayoría pacíficos.

El productor televisivo que sigue llevando dentro Trump construyó un dramático momento para la ocasión: junto a su discurso, las pantallas partidas de las televisiones retransmitían las imágenes del exterior en las que se veía a efectivos de la Guardia Nacional, una rama de reserva del Ejército formada por voluntarios, y la policía federal tratando de dispersar a los manifestantes frente a la Casa Blanca con gases lacrimógenos, pelotas de goma, empujones y caballos. Faltaba aún media hora para la activación, a las siete de la tarde, del toque de queda. ¿Por qué una reacción tan contundente a una protesta que ayer fue totalmente pacífica?

La respuesta llegó en el segundo acto del show televisivo. Minutos después, despejado y controlado el espacio, el presidente salió a pie del recinto para visitar, Biblia en mano, la iglesia de Saint John, que la víspera acabó en llamas en medio del caos y hacerse una foto con parte de su equipo. Una imagen evidentemente electoral pensada para movilizar a su base –en especial a la derecha cristiana, que con la crisis del coronavirus está perdiendo la fe en él– pero no para aplacar las tensiones, dar esperanza a los manifestantes o unir al país.

Mariann Budde, la obispa responsable de la iglesia episcopaliana visitada por Trump se declaró “indignada” el “abuso de símbolos sagrados” por parte del presidente, Biblia en mano, frente al templo. “No podía creer lo que mis ojos veían esta noche”, dijo. “El presidente no vino a rezar a Saint John”, añadió Budde, que criticó la incapacidad de Trump reconocer el dolor y la agonía que atraviesa el país, así como la “falta de liderazgo moral y político”. “Si no miramos de cara a las raíces de los cánceres y pecados de nuestro país nunca los superaremos”, imploró en la CNN la líder religiosa episcopaliana.

La llamada a los gobernadores
El presidente: “Tenéis que imponeros, si no vais a parecer una banda de gilipollas”

“Vergonzoso”, sentenció el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, que criticó la fuerza usada por la policía para dispersar a los manifestantes sólo para que Trump pudiera llegar a pie a la iglesia. “¿Esto es ‘hacer América grande de nuevo’? ¿Es esto americano? No me lo parece”, dijo. “Ha creado un momento explosivo sólo para hacerse una foto”, sentenció por su parte el gobernador de Illinois J.B. Pritzker. “La policía federal”, criticó la alcaldesa de la capital, Muriel Bower, “ha hecho más difícil el trabajo del Departamento de Policía local” con el uso de munición contra “manifestantes pacíficos” antes de que comenzara el toque de queda.

El tono autoritario y militarista de Trump provocó reacciones de incredulidad e indignación en el país, mientras sus seguidores lo aplaudían en las redes sociales y algunos blancos armados comenzaban a merodear por algunas ciudades, como Fishtown (Filadelfia). “¡Amenazar a los americanos con usar el Ejército americano contra su propio pueblo!”, se indignó la senadora Kamala Harris, que le reprochó que ignore el dolor del país y use la Biblia “como un accesorio”.“Trump se hizo amigo de dictadores. Hablaba como ellos. Ahora está actuando como uno, desplegando violencia autoritaria sobre nuestros conciudadanos americanos. Debemos frenarle para salvar al país”, reaccionó la congresista demócrata Pramila Jayapal.

Horas antes de su intervención ante la prensa, se filtraba la acalorada charla telefónica que Trump mantuvo con los gobernadores de los 50 estados del país, a los que insultó con la misma pasión con la que les pidió no andarse con chiquitas con los manifestantes. “Tenéis que imponeros porque si no os van a pasar por encima y vais a parecer una banda de gilipollas. 
Tenéis que detener y procesar a la gente”. Si no paráis esto “todo va a ir a peor”. “La mayoría de vosotros sois unos débiles”, “unos tontos”, les gritó, muy alterado en algunos momentos, como puede apreciarse en la grabación de la conversación.

Pese a que no hubo manifestaciones tan multitudinarias ni represiones tan sangrientas como las del fin de semana, la de hoy fue una jornada de creciente tensión política en Estados Unidos

En Minneapolis, la ciudad donde George Floyd murió hace una semana luego que un policía blanco se arrodillara sobre su cuello durante más de ocho minutos mientras otros oficiales miraban, la familia de la víctima presentó los resultados de su propia autopsia que, a contramano de lo que afirmó el informe oficial, concluyó que el hombre de 46 años falleció por "asfixia".

"Si el Departamento de Policía de Minnesota hubiera instituido las reformas que prometió sobre estrangulamientos y formas de restricción, entonces George estaría vivo", denunció uno de los abogados de la familia Floyd, Ben Crump, durante la conferencia de prensa en la que presentó la autopsia de parte, según el canal de noticias ABC.

El asesinato de Floyd, grabado y viralizado en las redes sociales y los medios, desató una ola de protestas masivas contra la sistemática violencia policial contra la comunidad negra, primero en Minneapolis y muy pronto en gran parte del país, con escenas de represión y violencia similares a las de Ferguson, Missouri, tras la muerte de un joven negro de 18 años.

Ya hay miles de detenidos y varios muertos en todo el país. El gobernador de Minnesota, el demócrata Tim Waltz, aceptó hoy un pedido de la familia Floyd y desplazó al fiscal del caso, el mismo que tardó días en acusar al policía responsable de la muerte del lunes pasado, Derek Chauvin, quien hoy fue trasladado a una cárcel de máxima seguridad a la espera de su proceso por homicidio en tercer grado.

El gobernador designó al fiscal general del estado, Keith Ellison, un reconocido activista contra el racismo y la brutalidad policial, que adelantó a la prensa que está analizando "seriamente" acusar también a los tres policías que no hicieron nada mientras Chauvin se arrodillaba sobre el cuello de la víctima.

Pese a que la tensión sigue siendo muy alta, Waltz también anunció que mañana martes se celebrará el funeral para Floyd.

"Será un evento importante tanto para la ciudad de Minneapolis como para Minnesota y para la nación poder ver el proceso de celebración de una vida que nos fue arrebatada delante nuestro, una oportunidad de mostrar liderazgo", aseguró el gobernador en conferencia de prensa, según la agencia de noticias Europa Press.

Para evitar otra noche de furia en las calles, como las que se vivieron en los últimos días y que terminaron con una comisaría en llamas, Waltz extendió por 48 horas el toque de queda nocturno, una medida que muchas de las principales ciudades del país instalaron para frenar las protestas y, especialmente los actos vandálicos que cometieron algunos grupos.

Nueva York, Los Angeles, Washington, Filadelfia, Orlando y Atlanta son apenas algunas de las ciudades que hoy anunciaron una prórroga de sus toques de queda, incluso desde más temprano para evitar que haya concentraciones cuando cae el sol.

Mientras Trump prometió más detenciones "con penas de prisión más duras" en Washington, en otros estados, los toques de queda estuvieron acompañados por apoyos explícitos de las autoridades al reclamo contra el racismo y la brutalidad policial.

"Apoyo a los manifestantes y su mensaje, pero desafortunadamente hay personas que están tratando de distraernos y desacreditar este momento", explicó el gobernador de Nueva York, el demócrata Andrew Coumo, poco después de que su fiscal general, Letitia James prometiera por Twitter investigar la actuación policial del fin de semana durante las protestas.

Una posición política similar asumió en Twitter Obama, el ex presidente y primer negro en ejercer el Poder Ejecutivo de Estados Unidos. "Las protestas representan una frustración genuina y legítima de varias décadas por la incapacidad de reformar prácticas policiales y el sistema penal de justicia en su conjunto", sostuvo el ex mandatario, y agregó que hay que "condenar a los pocos que recurren a la violencia" para protestar.

"Si queremos producir un cambio real, la elección no debe ser entre las protestas y la política, deben ser las dos. Debemos movilizarnos para concientizar y debemos organizarnos y votar para garantizar que elegimos a los candidatos que actuarán sobre esas reformas", agregó, en referencia al año electoral que atraviesa el país. No fue el único que buscó capitalizar electoralmente el momento político.

Trump mantuvo su decisión de no hablar públicamente ni cruzarse con la prensa -según los medios estadounidenses, cambió su agenda de hoy para eliminar la presencia de periodistas-, pero sí decidió concentrarse en un mensaje electoral en su Twitter.

Primero tuiteó la fecha de las elecciones en las que se jugará la reelección -3 de noviembre- y luego atacó a quien posiblemente sea su rival, el ex vicepresidente de Obama, Joe Biden.

Más tarde, lejos de las cámaras, Trump tuvo una videoconferencia con gobernadores, en la que mantuvo el mismo nivel de confrontación, según relataron fuentes que participaron de la reunión a los principales medios estadounidenses.

"La mayoría de ustedes son débiles, Tienen que arrestar a las personas", sentenció el mandatario y pidió que pidan más refuerzos de la Guardia Nacional, según dijeron fuentes a la cadena NBC.

Antes de que comenzara el toque de queda en la capital, Trump confirmó las versiones sobre esta videoconferencia con un belicoso mensaje a la nación: "Soy el presidente de la ley y el orden, un aliado de todos los manifestantes pacíficos; pero nuestra nación ha sido tomada por anarquistas profesionales, turbas violentas, saqueadores, criminales y Antifa, y algunos estados y ciudades han fracasado a la hora de tomar las medidas necesarias para proteger a sus habitantes".

 

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