Barcelona lo hizo. Le costó, sufrió, pero ya está en los cuartos de final y es el único equipo español en los cuartos de final de la Champions League. Después del 1-1 de la ida antes del parate por el coronavirus, el equipo liderado por Lionel Messi le ganó 3-1 a Napoli​ en un partido en el que abundaron las polémicas y los sustos para el equipo de Quique Setién.

La mejor noticia para Barcelona y para todos los hinchas del equipo catalán es que Messi está enchufado. Es indudable: tiene muchas ganas de ganar la Orejona. Se nota por lo que participa del juego y por cómo festeja los goles también. Cuando Messi grita un gol con algo de bronca y busca reunir a sus compañeros, está en modo letal.

Barcelona sufrió en algunos pasajes del segundo tiempo, pero le ganó bien a Napoli en la vuelta de los octavos de final de la Champions League y sacó boleto para jugar el Final Eight en Lisboa. Ahí enfrentará el viernes 14 a Bayern Munich, tal vez el mejor equipo de Europa en la actualidad. La sensación inequívoca es que los dirigidos por Setién aún tienen bastante por mejorar.
Messi juega como si no hubiese habido parate. Física y futbolísticamente, está impecable. Lo volvió a demostrar ante los napolitanos. Marcó un gol, el segundo de su equipo, luego de guapear ante tres rivales; anotó otro, pero se lo anularon por mano a instancia del VAR; y provocó el penal que convirtió luego Luis Suárez. Todo en los 45 minutos iniciales. Es posible que en el complemento haya acusado recibo del patadón de Kalidou Koulibaly: caminó más de lo que corrió. 

Messi descarga su furia durante el festejo del 2-0 parcial. 

Antoine Griezmann jugó de enganche el francés en el Camp Nou y su juego fue tan apático como siempre. Es cierto que no es una posición cómoda para él, pero al menos debería mostrar más ganas. Participa poco y, cuando lo hace siempre, toca el balón para atrás.

La mayor virtud de Barcelona contra Napoli es que no se relajó con el 1-1 de la ida. Plantó un 4-3-1-2 Setién y buscó el protagonismo. Como casi siempre, el conjunto culé creció desde Messi. Clément Lenglet marcó el 1-0 de cabeza y ganó en tranquilidad el local.
Aparecieron los mejores minutos de Messi, que jugó de segunda punta y en muchas pasajes recostado por la derecha. Desde ese extremo anotó el 2-0, tras guapear ante tres defensores, con un remate ajustado al palo lejano del colombiano Ospin
Unos minutos después festejó se segundo personal, pero el VAR se lo anuló por una mano muy dudosa. En el final de la etapa inicial, presionó y le quitó la pelota a Kalidou Koulibaly, que le cometió penal.

Messi festeja su segundo gol
El defensor no vio a la Pulga, que lo asfixió por la espalda, y se encontró que la zurda del rosarino cuando buscó despejar el balón. Patadón, penalazo y susto para el 10. Suárez puso el tercero. Y liquidó la serie. 

Lorenzo Insigne -de penal- descontó en el segundo final de la primera parte, pero no tuvo fuerzas Napoli para hallar otro descuento en el complemento y ponerse en juego.

Barcelona se defendió y descansó. Messi, acaso golpeado, guardó energía. Tal vez ya estaba pensando en el viernes la Pulga. Porque sí: Messi está enchufado, pensando en cosas grandes.