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EDUCACION

17 de enero de 2021

Casi el 40% de los estudiantes secundarios se llevó 3 o más materias

Así lo reveló el Ministerio de Educación.

El 5,3% de los alumnos de escuelas primarias públicas tampoco alcanzó los aprendizajes esperados y pasó de grado bajo “promoción acompañada”.

En un año sin clases presenciales en Argentina, docentes, alumnos y familias debieron adaptarse. Cada uno, desde su lugar, hizo malabares para reponer ese aprendizaje fragmentado, incorporado sin contacto social, mediatizado con una tecnología que ayuda pero también agota.

Hoy los números muestran que ese esfuerzo titánico no bastó: casi el 40% de los estudiantes secundarios de escuelas públicas no logró los aprendizajes esperados. Lo mismo ocurrió con el 5,3% de los alumnos de primarias estatales, que no alcanzaron los objetivos y pasaron de grado en situación de “promoción acompañada” (con mayor sostén y seguimiento), cuando en 2019 fue el 2%, menos de la mitad.

Las cifras surgen de un informe del Ministerio de Educación de la Nación, que analiza el impacto de un año de clases virtuales por la pandemia. Y que, entre otras consecuencias, destaca cómo la falta de encuentro entre compañeros repercutió en el bienestar emocional de los chicos: el 70% de los participantes en una encuesta oficial manifestó síntomas de ansiedad, depresión, sentimientos de soledad y baja satisfacción con la vida.

Con este panorama en mente, la Nación decidió iniciar el ciclo lectivo 2021 con presencialidad. “No existe correlación alguna entre el regreso a instancias presenciales y el aumento de casos de contagio entre docentes”, enfatiza el informe.


La educación remota dejará entonces de ser regla y se convertirá en refuerzo, o en una alternativa para estudiantes en grupos de riesgo, aislados o que transiten la infección por Covid. También se usará si hay que interrumpir la presencialidad “ante casos en la burbuja o rebrote en la comunidad”, advierte el informe.

Para los Padres “la presencialidad es indispensable, sobre todo para los chicos a quienes más les cuesta mantener la escolaridad al ritmo esperado”. Es que, en 2020, muchos estudiantes disminuyeron o directamente perdieron contacto con la escuela. Los motivos: la falta de dispositivos y de conectividad, la escasa motivación, el desgano, las dificultades en la organización y el acompañamiento familiar con una crisis inédita como telón de fondo.

Entre los alumnos de nivel primario, esta pérdida de contacto con la escuela se vio en mayor medida en hogares donde los padres hicieron poco acompañamiento o escazo interés del alumno.

 

La tecnología ayudó durante la pandemia a todo nivel, incluido el educativo. Pero los más chicos están lejos de poder aprovechar ese potencial, en gran parte por las características propias de su edad. “Requieren de la experiencia y del vínculo directo”, destacaron la mayoría de los docentes que participaron del relevamiento del ministerio.

“La escuela no es sólo incorporar contenidos, sino también poner en juego cuestiones evolutivas, de convivencia: los chicos aprenden a tolerar tiempos de espera, a enojarse sin apagar una computadora y dejar el conflicto sin resolver, a esforzarse en hablar para que todos los entiendan, no sólo sus padres”, precisa Andrea Abadi, médica psiquiatra infantojuvenil y directora del Departamento Infantojuvenil del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO).

La especialista aporta un dato preocupante: “Los chicos que dormían, se vestían y se limpiaban la cola solos empezaron a pedirles a sus padres que lo hicieran por ellos. Los padres, por otro lado, ahora están más presentes gracias al home-office, y acceden a esos pedidos, es automático. Falta de escuela también es falta de posibilidad de generar patrones de autonomía”.

A diferencia de los más pequeños, los alumnos de nivel primario sí tuvieron más contacto con la escuela, de acuerdo al mismo informe. Pero también es cierto que, con el correr de los meses, se redujo considerablemente su asistencia a las clases virtuales. Incluso en el nivel medio los docentes notaron que “muchos alumnos dejaron de conectarse a las clases virtuales cuando se comunicó que no habría evaluación de la cursada”, remarca el texto.

De hecho, en ese nivel las noticias tampoco son alentadoras: el relevamiento arroja que más de un tercio (37,8%) de los estudiantes secundarios nacionales terminaron el año con promoción en proceso, es decir, con tres o más materias pendientes de acreditación. Incluso un 4,65% finalizó con más de ocho asignaturas adeudadas, por lo que “tendrán mayores dificultades para compensar los aprendizajes no alcanzados”, lo que los coloca en riesgo de repetir o abandonar.

En la secundaria hay altísima tasa de abandono, desde mucho antes de la pandemia. La presencialidad de alguna forma protegería contra esto. Por eso, si no vuelve, el abandono se va a profundizar”, pronostica Abadi. Y subraya: “Esta va a ser la generación de 2030, que en ese momento entrará al mundo económico y social pero con resentimiento, con faltas, con agujeros de conocimiento y de práctica social. Es realmente preocupante”.

Mientras tanto, se abrieron más oportunidades para rendir, a fin de hacerle frente a esta escalada de materias adeudadas. En septiembre, el Consejo Federal de Educación de la Nación dispuso la continuidad de la trayectoria escolar del año lectivo en el siguiente. En pocas palabras: todas las asignaturas que quedaron pendientes de aprobación  del 5° Año en 2020 pueden rendirse en 2021. Esto se traduce en más mesas de examen: a las tradicionales de febrero y marzo se sumarán otras entre agosto y diciembre. Entre mayo y julio, en tanto, se dará tutoría, se resolverán consultas y se tomarán exámenes parciales a través del programa ReMa (Recuperando Materias), como una forma más de dar apoyo a los alumnos que más lo requieren.


Para Sergio Romero, titular de la Unión Docentes Argentinos (UDA), “hay que buscar consensos para encontrar estrategias para volver a la presencialidad. Y sumar más personal auxiliar, más porteros, para garantizar la seguridad sanitaria. En las escuelas porteñas suele haber dos, cuando deberían ser al menos tres o cuatro”.

Mientras tanto, desde el Ministerio se resalta el trabajo de acondicionamiento “en términos de limpieza, bioseguridad y ventilación” que viene llevándose adelante en los edificios. Y se insta a los establecimientos educativos a “dar lugar a nuevos espacios de la escuela y fuera de la escuela en los que se puedan desarrollar las clases”.



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