Postre de limón sin horno

El cheesecake de limón sin horno es la perfecta receta si tenés ganas de algo dulce y refrescante pero no querés prender el horno. Con una textura increíblemente cremosa, el equilibrio justo entre lo dulce y lo ácido, y una preparación que no lleva más de 20 minutos, este postre es un hit seguro.
Lo primero es la base. Vas a necesitar 200 gramos de galletitas tipo María y 100 gramos de manteca derretida. Triturá las galletitas hasta que queden como arena, mezclalas con la manteca y presioná esta mezcla en el fondo de un molde desmontable. ¡Así de fácil! Llevá la base al freezer mientras preparás el relleno.
Para el corazón del cheesecake, mezclá 400 gramos de queso crema con 200 gramos de leche condensada, el jugo de 2 limones y su ralladura (para el toque fresco). Batí hasta que quede una mezcla suave y homogénea. Si querés un extra de textura, podés agregar un sobre de gelatina sin sabor disuelta previamente.
Volcá la mezcla sobre la base fría, alisá con una espátula y llevá a la heladera por al menos 4 horas (o toda la noche, si podés esperar). Decorá con rodajas de limón, ralladura extra o incluso unas hojas de menta.
Cremoso, dulce y con el toque ácido del limón que lo hace único. (Foto: Bon Viveur)
Este cheesecake no solo es riquísimo, sino también una solución práctica para cualquier ocasión, ya sean reuniones, cumpleaños o simplemente para darte un gustito en casa. Fácil, rápido y sin complicaciones, ¿qué más se puede pedir?
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