Gustavo Torres tiene 47 años, hace tres que estudia herrería en la Escuela de Artes y Oficios, y ya tiene su taller propio. Con mucho entusiasmo recuerda cuando por primera vez escuchó en la radio la propaganda que lo llevó hasta Independencia 910 para inscribirse y poder aprender este oficio.

“Yo era ferroviario y había quedado desocupado. Un día escuché en la radio que en la Escuela de Artes y Oficios se iban a dictar diferentes cursos. Fue entonces que vi la oportunidad y mi inscribí. Yo quería aprender ese oficio porque siempre lo vi como un arte. Ahora es mi trabajo y mi forma de vida”, dice Gustavo.

Entre otras cosas también se acuerda de los nervios que tenía cuando recién había comenzado las clases, ya que no poseía ningún conocimiento de herrería. “No sabía soldar, y desconocía el manejo de las técnicas del oficio, pero el profesor Hipólito Mamani, al cual le estoy muy agradecido, me enseñó con paciencia y tranquilidad este hermoso trabajo”, señala.

“Con la pasión y el compromiso de quien ama lo que hace, el profesor nos transmitió toda su sabiduría y todo lo que sabe sin ningún tipo de mezquindad. Creo que eso también influyó en lo que hago ahora”, manifiesta Gustavo, quien no solamente tiene un taller donde comercializa sus productos, sino que también dicta clases a los jóvenes de su barriada.

“Además de montar el taller en el garaje de la casa de mis padres en barrio Castañares, decidí compartir lo que sé con los chicos de mi barrio. No solo para brindarles una salida laboral como fue para mí en un principio, sino también para alejarlos de la problemática de las adicciones, algo que me preocupa mucho”, señala.

Por último, Gustavo contó que en el taller los chicos aprovechan para aprender a confeccionar piezas y comercializar los productos. Entre los objetos que se ven se pueden apreciar rejas, parrillas, colgantes para las plantas y otros elementos que les permiten poder volver a invertir en la compra de materiales y hacen que el círculo productivo siga funcionando.