La reunión, la primera en la historia entre un Papa y un patriarca ortodoxo ruso, será un paso significativo para tratar de cicatrizar las heridas por las profundas diferencias de más de 1.000 años entre la rama occidental y oriental del cristianismo, que se dividió en el Gran Cisma de 1054.

Algunos papas de la era moderna se reunieron en el pasado con patriarcas ecuménicos de la Iglesia ortodoxa a nivel global, una rama que tiene su sede en Estambul.

Sin embargo, esos patriarcas juegan un papel que es en gran medida simbólico. La Iglesia ortodoxa rusa es la más influyente, ya que cuenta con cerca de 165 millones de los 250 millones de cristianos ortodoxos del mundo.

El Vaticano dijo que los líderes religiosos se reunirán en el aeropuerto de La Habana y que se espera que el encuentro dure por lo menos dos horas. La cita fue agendada con la ayuda del presidente cubano, Raúl Castro, que recibió a Francisco en la isla en septiembre del año pasado.

El Vaticano había ayudado de manera significativa, a través de conversaciones secretas que duraron meses, al acercamiento entre Cuba y Estados Unidos tras más de cinco décadas de enemistad ideológica.

"Esta reunión de los primados de la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa rusa, después de una larga preparación, será la primera en la historia y marcará una etapa importante en las relaciones entre ambas iglesias", según un comunicado conjunto.

Ambas partes esperan que la reunión pueda ser "un signo de esperanza para todos los hombres de buena voluntad", agregó el comunicado.

Esta reunión es algo que no lograron los antecesores de Francisco, Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes fallaron en su intento de encontrarse con Kirill y los patriarcas anteriores.

El alto clérigo ortodoxo Hilarion dijo que las diferencias entre ambas iglesias se mantienen, en especial sobre la situación de la iglesia católica oriental de Ucrania.

Sin embargo, destacó que esas diferencias quedaron de lado para que Kirill y Francisco puedan hablar sobre la persecución de los cristianos, un asunto clave en su agenda en La Habana.

La Iglesia rusa ha acusado al Catolicismo de tratar de convertir a fieles ortodoxos tras la desintegración de la Unión Soviética a principios de la década de 1990, algo que el Vaticano rechaza.

Durante su viaje a Moscú en mayo de 2015, el presidente Castro invitó al patriarca Kirill a visitar la isla. El líder de la Iglesia ortodoxa rusa estuvo en La Habana en 2004 y 2008.

"Este encuentro tiene un profundo peso, un gran significado, para la vida de los cristianos y de la Iglesia en general", dijo el Monseñor Dionisio García, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.

"Sabemos que durante mucho tiempo hemos estado separados, con grandes diferencias, pero tenemos que buscar la unidad de todos los cristianos, una de las tareas prioritarias que está llevando a cabo el Papa Francisco por el mundo", agregó por teléfono a Reuters desde la oriental provincia de Santiago de Cuba.