LOCALES
5 de marzo de 2016
La estatua del Cuchi perdiò sentido al Cerrar El Farito
El tradicional y emblemático lugar de encuentro de salteños y turistas no puede quedar cerrado. Una vereda que no será de ahora en más, parte del paisaje de la plaza 9 de julio.
Edmundo Herrera, el primer empanadero de la zona de la plaza 9 de Julio, cerrò las puertas de su negocio. Es por eso que invitó a todos los viejos clientes a darle la despedida al mítico lugar donde solían pasar horas y reír a carcajadas no solo el Cuchi Leguizamón, sino también el Bardudo Castilla, los Dávalos y las grandes personalidades de la cultura, la política y el periodismo salteño.
Su dueño explicó que, por una cuestión de “sucesión”, los dueños del inmueble donde alquila no pueden ofrecerle un contrato y, en consecuencia, el local no pasa la habilitación de la Municipalidad de Salta.
“Yo abrí en agosto de 1967. Es decir que me faltaban unos meses para cumplir los 50 años trabajando”, dijo el hombre, que supo criar a los trillizos que tuvo con su mujer María Cristina Marocco vendiendo empanadas.
“Estoy cercado”, aseguró. No sabe hacer otra cosa y la voz se le quiere quebrar cuando dice que el único reconocimiento que tuvo se lo dio Miguel Isa cuando, siendo intendente, le puso la estatua del Cuchi en la puerta del
local, ubicado sobre la calle Caseros
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