Mauricio Macri fue recibido este mediodía en Expoagro como si fuera un rockstar. El público, eufórico con la visita del Presidente, arropó la caravana que encabezó el Presidente durante una hora con arengas, abrazos y fotos. La simpatía ideológica entre Macri y el campo, que encontró especial sintonía durante la campaña electoral, fue incentivada por el Gobierno con un paquete de medidas -como la eliminación de las retenciones- durante sus primeros días de gestión que habían sido reclamadas durante años por el sector.

Mientras el Gobierno espera con ansias la liquidación de divisas de las cerealeras, el Presidente volvió a destacar la importancia de la agroindustria como "el motor de la economía argentina", durante el discurso de inauguración de Expoagro que pronunció escoltado por la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y su par santafecino Miguel Lifschitz. Macri se quejó de la herencia kirchnerista y pidió "paciencia" para implementar los cambios que pretende su gestión.

"Sí, se puede. Sí, se puede", cantaba el público que esperó su aterrizaje con entusiasmo bajo el sol del mediodía. La visita fue tan intensa como exprés. Saludó, se sacó fotos y hasta pudo hacer algún chiste en los 50 minutos que estuvo en la feria. "¡Estamos con el presi!", gritó una pareja de jóvenes, mientras los tres sonreían para una selfie. El contrapunto no podía haber sido más explícito después del fuerte enfrentamiento del campo con el kirchnerismo. Macri fue el primer presidente que visitó Expoagro.

El ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, tomó el volante del vehículo oficial: un carrito colmado por una decena de funcionarios de primera línea. El Presidente recorrió 500 metros aupado por el público. "Gracias Mauricio. Esto es vida", le dijo una mujer, que eludió el trote del personal de seguridad. Macri devolvió gentilezas con un apretón de manos y una sonrisa. "¡Firme Macri!", gritó un hombre canoso que había salido a las apuradas de un stand.

A su espalda, lo acompañaban el diputado Emilio Monzó, el ministro Francisco Cabrera, el gobernador Miguel Lifschitz y el sindicalista Gerónimo Venegas. La protagonista en el segundo carrito era la gobernadora María Eugenia Vidal, que despertó en el público casi tanto interés como el Presidente.

La caravana frenó sobre en "La mateada de Uatre", el local de los peones de campo, el sindicato que conduce el "Momo" Venegas. Macri y Vidal fueron recibidos en el escenario por un payador. Venegas se acomodo justo en el medio, entre la gobernadora y el Presidente. "Necesitamos crear trabajo para los argentinos. El campo dejará de ser uno de los combustibles -como dice el "Momo"- para convertirse en el motor de este país", afirmó Macri en su brevísima intervención.

Ya en el discurso formal de inauguración, Macri destacó el rol del campo en la producción nacional: "Argentina necesita que este primer gran motor que es el campo se ponga en marcha a toda velocidad". Y agregó: "Hay muchas cosas por hacer y pido paciencia".

El Presidente oficializó la decisión de su administración de intervenir el mercado lácteo para cuidar el empleo del sector y volvió a quejarse por la herencia kirchnerista. "Sabemos que el mundo vive una crisis alrededor de esta producción. En tiempos de vacas gordas, cuando teníamos valores de U$S 5.000 la tonelada (de leche en polvo) no exportamos para estar listo cuando vengan las épocas malas, pero esto ya pasó", sostuvo. "Vamos a salir a comprar el sobre stock lácteo que hay en la Argentina para garantizar las fuentes de trabajo que genera el tambo argentino", añadió.

Macri cortó la cinta inaugural y emprendió regreso a la Casa Rosada. De vuelta, la caravana arrancó hasta el helipuerto a toda velocidad. Pero todavía quedaban tiempo para los chistes. "Che, Mauricio. Mirá que hay un radical al mando (del carrito). No lo distraigas mucho que lo puede chocar", chicaneó Monzó al ministro Buryaile. Todas sonrisas.

Fuente:Prensa Presidencia