En medio del escándalo por las investigaciones de posibles maniobras de lavado de dinero realizadas a través de su hoteles, la familia Kirchner reaccionó de un modo similar al que lo hacía cuando lideraba el Poder Ejecutivo y la coyuntura les era desfavorable: redoblaron la apuesta. Hace una semana, empezaron a de demoler la hostería menos conocida de su cadena de negocios turísticos, llamada La Aldea, ubicada en El Chaltén, Santa Cruz. El plan no tiene como objetivo abandonar o cambiar por completo a uno de sus comercios que está bajo sospecha de la Justicia. Todo lo contrario. La familia K construirá en ese mismo lugar un nuevo hotel, con más capacidad que el que tenía La Aldea. Le cambiarán la estética, le sumarán más comodidades y agrandarán sus habitaciones. Buscan potenciar todavía más su influencia en el rubro hotelero en la Patagonia austral, un mercado que los apasionó cuando alcanzaron la Presidencia de la Nación, y no antes.

La noticia fue difundida anoche por el noticiero Telenoche, de canal 13.

Los documentos oficiales de remodelación de La Aldea de El Chaltén muestran que el proyecto es una inversión de los Kirchner, que vehiculizaron a través de su empresa Los Sauces S.A.

El arquitecto que lleva adelante el nuevo proyecto es Pablo Grippo, el mismo que construyó o refaccionó sus otros hospedajes.

La ampliación de este hotel de los Kirchner coincide además con la disputa que la familia mantiene ahora en público con quien es aun, a pesar de todo, su socio comercial en otras inversiones, Lázaro Báez.

Los registros indican que en el 2013 el hijo del próspero constructor, llamado Martín Báez, era el accionista mayoritario de la sociedad La Aldea de El Chaltén SA., una firma creada por allegados a su padre años atrás.

En teoría, eso significaba que la propia Cristina Kirchner era socia de los Báez en este negocio.

Pero desde el entorno del ahora enojado empresario K aseguran que “no tienen nada que ver con este nuevo hotel de los Kirchner”.

Entre el 2012 y el 2013, la AFIP le quitó el CUIT a la sociedad La Aldea de El Chaltén porque adeudaba impuestos, declaraciones juradas y tampoco había registrado empleados.

La administración comercial de la hostería pasó a manos de la empresa Idea Sociedad Anónima S.A, que también maneja los otros hoteles K..

¿Quién sociedad facturó entonces las ganancias de La Aldea antes de esos años?

La Justicia investiga estos manejos financieros de la cadena hotelera kirchnerista.

La ampliación de la hostería La Aldea de El Chaltén coincidió con los días en los que se dieron masificaron las imágenes del conteo de multimillones de dólares, euros y pesos que parte de la familia Báez realizó dentro de la financiera SGI, un indicio de que las empresas de su holding podrían haber lavado dinero por posibles sobreprecios y facturación trucha en los contratos de obra pública que ganaron sus compañías en los últimos doce años.

En esos videos se ve a Martín Báez moviéndose como si fuera el “jefe” de esos operativo.

Las financias de La Aldea del el Chaltén son investigadas tanto en la causa de “La Ruta del Dinero K”, instruida por el juez Sebastián Casanello pero impulsada por el fiscal Guillermo Marijuán.

Y también sus números está bajo análisis en el caso Hotesur, igualmente accionado con mayor énfasis por el fiscal Carlos Stornelli que por el juez Daniel Rafecas. anterior juez del expediente fue Claudio Bonadio, fue apartado de la investigación cuando allanó los hoteles K bajo sospecha, y otras empresas.

En un punto, las causas de “La Ruta del Dinero K” y el caso Hotesur estudian maniobras similares. Las autoridades quieren saber si Lázaro Báez administró durante años a los hoteles de los Kirchner, alquilándoselos a precios exorbitantes para el mercado.

Mientras al mismo tiempo sumaba otras operaciones sospechosas, como la contratación de habitaciones que finalmente nadie usaba, una maniobra tan utilizada por quienes intentan blanquear dinero ilegal que se considera vetusta desde hace tres décadas por los especialistas y teóricos en esas dinámicas del crimen organizado.

Con esas operaciones, Báez le garantizaba a los Kirchner ganancias millonarias.

La posibles dimensiones que podría tener la nueva construcción de La Aldea de El Chaltén, un beneficio arquitectónico que los Kirchner podrían haber conseguido por su influencia política, generó  malestar entre funcionarios políticos locales. Y también en otros empresarios hoteleros de un destino turístico fabuloso: está ubicado entre los cerros Torre y Fitz Roy

Por ahora, esas voces protestan fuera de micrófono. El silencio generado por el miedo al poder siempre puede quebrarse. 

Fuente:Agencias Buenos Aires