Cuatro segundos y una décima. Lo que quedaba en el reloj cuando dejó la cancha por última vez. Cuatro segundos y una décima. Lo que en el básquet, normalmente, es una eternidad. Sin embargo, esta vez no restaba nada. Básicamente, porque ya lo había hecho todo. Incluso mucho más de lo que podía imaginar cuando empezó a picar la pelota naranja con tan solo dos calendarios completos. Se retiró fiel a su trayectoria, con un triunfo y una actuación brillante: 101-96 de Los Angeles Lakers sobre Utah Jazz y una planilla de ¡60 puntos! Un final digno de una película de, justamente, Hollywood. Así, con 37 años, cerró 20 temporadas de ensueño que lo situarán para siempre en el Olimpo de Jordan, Bird, Johnson, Chamberlain, Russell... O de Federer, Messi, Bolt y Ali, equiparándolo con los gigantes de otros deportes. Se retiró el número 24. Final de una era, inicio de una leyenda.

Como todos los grandes, dividió las aguas. ¿Fue el mejor de todos o Jordan es incomparable? ¿Fue un genio o un individualista extremo? A la corta o a la larga, todos terminaron rindiéndose a sus pies. Por eso, antes de recibir la última ovación en su casa, el Staples Center, la recibió en cada estadio que pisó durante su temporada final. Bienvenido sea. Sería demasiado necio no reconocer tanta magia. Y para los más fríos, tanta estadística. Es que más allá de gozar y haber hecho gozar con volcadas y tiros de todos los colores, sus números son irrevocables en la NBA: 5 títulos, tercer máximo anotador de la historia, 18 presencias en el Juego de las Estrellas, 11 veces el más elegido en el quinteto ideal, 81 puntos en un juego (contra Toronto en 2006, segundo registro histórico), 2 premios al Jugador Más Valioso de las Finales... Es sólo una caprichosa selección. ¿Y con el representativo de Estados Unidos? Cierto, dos oros olímpicos.

Por supuesto, en 20 años, era imposible que todo fuera un camino de rosas. O mejor dicho, lo fue, pero con algunas espinas. En 2003 fue arrestado, a raíz de una acusación por agresión sexual sobre una empleada de un hotel. Durante más de un año, sufrió los procedimientos judiciales y los titulares amarillistas. Sí, no sólo en Argentina reina el morbo de ver a los ídolos hundidos en el barro. No obstante, finalmente retiraron los cargos. En lo deportivo también tuvo sombras. El 13 de abril de 2013 se rompió el tendón de Aquiles y, a partir de ahí, comenzó una larga lucha contra sí mismo. Su cuerpo le decía que no, pero su corazón gritaba que sí. Por supuesto, los 60 puntos del miércoles dejaron en evidencia su recuperación.

“Si querés hacer historia, tenés que hacer cosas históricas”, dijo Kobe hace algunos años. Vaya si lo logró. Noche tras noche. Temporada tras temporada. Por eso, ningún halago es desmedido. “Es el más grande que haya vestido esta camiseta”, dijo el mismísimo Magic Johnson, considerando que, a pesar de que tuvo a Karim (Abdul-Jabbar), a Wilt (Chamberlain) y a él, la ciudad no tiene nada más que debatir. Bryant es el más grande Laker de todos los tiempos. “Siempre te amaré”, cerró el poema “Querido baloncesto”, cuando contó la decisión sobre su retiro. Y el básquet siempre lo amará a él.