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POLITICA

10 de mayo de 2016

Los sindicatos mantienen la presión por la ley

Macri y Triaca digitaron la reunión con los sindicalistas; no estuvo Hugo Moyano, las tres CGT rechazaron el acuerdo con los empresarios y Macri se enojó.

Luego del convenio al que el Gobierno llegó con las empresas, Macri se reunió con los sindicalistas para informarles de la situación, acompañado por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro de Trabajo, Jorge Triaca.

El Jefe de Estado afirmó que la discusión “no es conservar los empleos, sino crear millones de puestos de trabajo para todos los argentinos”.

Asistieron a esa reunión con el primer mandatario, José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Carlos West Ocampo (sanidad), Luis Barrionuevo (gastronómicos comercio), Gerardo Martínez (UOCRA), Roberto Fernández (UTA), Antonio Caló (UOM), Juan Carlos Schmid (dragado y balizamiento), y Omar Maturano (La Fraternidad), entre otros.

El Jefe de Estado afirmó que la discusión “no es conservar los empleos, sino crear millones de puestos de trabajo para todos los argentinos”.

“Nuestro objetivo es defender el trabajo argentino. Saben que es una obsesión de este gobierno y para mí generar empleo, porque  todos entendemos que el camino hacia la pobreza cero se basa en logar más y mejor trabajo y educación”, puntualizó. “Nuestra gente tiene talento, creatividad, empuje y si trabajamos juntos generaremos millones de puestos de trabajo”, añadió.

Macri señaló que el diálogo con el sector gremial que mantuvo luego del encuentro con los empresarios giró sobre “ocuparnos de todos los argentinos y es muy importante que debatamos en serio como y desde donde generar trabajo”. Dijo que esa meta debe buscarse “a partir de crear confianza, con reglas de juego claras y previsibles que traigan inversión porque la inversión trae trabajo”.

En ese sentido subrayó que la creación de puestos laborales “no viene de la mano de las imposiciones, de las trabas o las arbitrariedades”. “Tenemos que recordar el punto de partida, que no es fácil, con una inflación acumulada del 700 por ciento, con un Estado sin planeamiento, poniendo trabas, impedimentos, que ha generado estancamiento”, remarcó.

Recordó que “hace cinco años que no se genera trabajo de calidad”, que “tenemos 3 millones de argentinos que están en situación precaria y que “un tercio de los adultos no sólo no tiene trabajo, sino que ya no lo buscan”. “No son números; hay familias detrás, hay angustia, preocupación y por eso les digo que no nos olvidamos de ellos”, añadió el Presidente.

 

Sobre el cierre de su exposición, Macri les pidió a los sindicalistas su respaldo al acuerdo que hacía unas horas había pactado con 200 empresarios. Una suerte de tregua por 90 días. Pero no hubo caso. Con posturas disímiles, los 11 sindicalistas pudieron al menos coincidir en algo: rechazaron firmar su adhesión y decidieron no asistir al acto en el Salón Blanco. En la primera fila quedaron sillas vacías. Tampoco hubo una foto que sirviera para escenificar una especie de acuerdo económico y social con los tres sectores.

 

"Presidente, ¿sabe por qué no vamos? Desconfiamos de los empresarios y los formadores de precios", argumentó el ferroviario Omar Maturano. La tensión guió la reunión desde el inicio. José Luis Lingeri planteó el malestar por haber sido convocados de urgencia. "Un acuerdo de estas características necesita de tiempo y consenso", dijo el dirigente estatal de Aysa. Otro gremialista calificó la convocatoria de desprolija.

 

Hugo Moyano no asistió a la Casa Rosada, tras su enfrentamiento retórico con el Presidente. Se excusó por estar enfermo. "Está en cama", lo cubrió Juan Carlos Schmid, quien asistió junto con el petrolero Guillermo Pereyra en representación de la CGT moyanista. "Es positiva la reacción del Gobierno. Es una reacción después de la presión del Congreso y de la movilización sindical del 29", explicó Schmid.

Un dirigente de la CGT que encabeza Antonio Caló dijo que la reacción presidencial "fue tardía", pero valoró que el Gobierno reconozca la problemática del empleo. "Esperemos que el compromiso para no despedir rija también para la administración pública", agregó otro sindicalista, algo incrédulo.

Triaca los endulzó con que el salario mínimo vital y móvil, que es hoy de $ 6060, subiría al menos un 30%. También hubo un compromiso de palabra de elevar el subsidio al desempleo, congelado en $ 400 desde 2006. Ahora, se iría a $ 3000. Hubo alguna objeción con este punto. Algunos gremios cuestionaron al Gobierno por priorizar el seguro de desempleo antes que destinar más fondos a los subsidios de recuperación productiva (Repro), que, a pesar de las contingencias de las empresas, significan una apuesta a conservar el vínculo laboral y mantener al trabajador dentro del mercado.

Al Consejo del Salario se sumaría el debate por el impuesto a las ganancias. Se creará una comisión para debatir futuros cambios en las escalas.

Como ya sucedió otras veces, Macri priorizó su vínculo con la CGT por sobre las dos CTA, que fueron ayer excluidas. Pablo Micheli y Hugo Yasky, sus referentes, criticaron la convocatoria y dijeron que se trataba de una "maniobra dilatoria" para impedir que se sancione la ley antidespidos.

 



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