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MUNDO

23 de mayo de 2016

Rusia planea una central nuclear a prueba de tsunamis

Será instalada en el Ártico ruso, cerca de la ciudad más nórdica del mundo. Entrará en funcionamiento en 2020.

La primera central nuclear flotante del mundo, construida a prueba de tsunamis y terremotos como los que causaron el desastre de Fukushima (2011), será instalada en la región ártica rusa de Chukotka, donde comenzará a generar electricidad en 2020. 

“En estos momentos la plataforma con los dos reactores a bordo está pasando las pruebas navales en los astilleros. Terminarán a finales de este año o en 2017”, dijo Gueorgui Tijomírov, catedrático del Instituto de Ingeniería y Física de Moscú (MIFI). 

Luego, la planta será trasladada de San Petersburgo a la ciudad más septentrional de Rusia, Pevek (Chukotka), que se encuentra en una bahía protegida y donde reemplazará a la central eléctrica. 

“La construcción de la infraestructura portuaria necesaria para el atraque de la planta comenzó a finales de 2015. Antes de apuntalar la plataforma, hay que tender las líneas de generación y transmisión de energía a la red general”, explicó. 

El profesor pronosticó que “para 2020 la central flotante generará su primer kilovatio”, un plazo que calificó de “realista”, independientemente de las oscilaciones económicas. 

La barcaza en la que están instalados los dos reactores nucleares tiene 144 metros de eslora, 30 de manga y 6 de calado. “Es como un crucero. El personal vivirá en la plataforma con si fuera un hotel de cuatro estrellas, con todas las comodidades, ya que deben vivir en esos compartimentos durante todo el año”, indicó. 

Los reactores KLT-40C tendrán 40 megavatios de potencia cada uno. Podrán funcionar simultáneamente y dispondrán de combustible suficiente para operar de manera autónoma durante tres años. 

La planta utilizará uranio poco enriquecido, y el combustible usado permanecerá almacenado en la central.

Tijomírov considera que estos reactores son “absolutamente seguros y fiables”, como han demostrado sus años de funcionamiento a bordo de, “como mínimo, tres rompehielos atómicos. Son bloques compactos y autónomos. No son reactores estilo Chernóbil, claro está. Y la variante del desastre de Fukushima también se descarta”. 

El experto nuclear explicó que, en caso de alerta de “tsunami o terremoto”, algo “improbable” en el Ártico, “la planta será elevada sobre el nivel del mar con ayuda de varios pilares de gran solidez a los que está apuntalada. 

Tras el desastre en la central japonesa de Fukushima, las autoridades rusas prometieron que no desplegarían las centrales flotantes en las zonas de mayor actividad sísmica, motivo por el que se descartó la península volcánica de Kamchatka, en la costa del Pacífico. 

En cambio, Greenpeace considera que estas plantas son “una bomba de tiempo” al almacenar grandes cantidades de uranio, además de “un regalo para los terroristas”. Afirman también los ambientalistas que son muy costosas, ya que se necesitará una flota de guerra para garantizar su seguridad. 

En respuesta a esas críticas, Tijomírov descartó una posible amenaza terrorista, ya que todas las centrales nucleares cuentan actualmente con extraordinarias medidas de seguridad para impedir el acceso a los materiales fisibles. 

“Por el momento, no ha habido ataques contra instalaciones nucleares. Chukotka es además un lugar muy seguro, ya que está muy alejado”, recordó. 
Del éxito de este primer proyecto depende que el gobierno ruso apruebe su construcción “en serie”, aunque la agencia nuclear rusa, Rosatom, ya tiene en cartera la construcción de entre 5 y 7 plantas móviles “para explotar los recursos del Ártico ruso”. 

Tijomírov cree que esas plantas podrían ser “un buen producto comercial”, pero considera “prematuro” hablar de su exportación, aunque países como Chile, Brasil o Indonesia ya han mostrado interés en el proyecto, mientras China ha optado por lanzar su propia versión. 

 

En el MIT diseñan una alternativa en escala

En el terreno de la investigación, en MIT (Massachusetts Institute of Technology) de EEUU está desarrollando un concepto de central nuclear flotante pequeña (OFNP, siglas de Offshore Floating Nuclear Power Plant) que se ubicaría a unos 12 km o más en altamar. 

Este tipo de central combina dos tecnologías: la del reactor nuclear y la de la plataforma petrolífera. 

Se situaría en aguas profundas alejadas de las poblaciones costeras y sólo estaría conectada a tierra mediante una línea de transmisión de energía bajo agua. Al ubicar la plataforma en una zona con una profundidad de al menos 100 m, el agua del mar absorbe los movimientos del suelo marino y protege a la central de terremotos y tsunamis. El mar también puede ser una fuente infinita de agua de refrigeración en caso de emergencia.  

El  diseño consiste en una plataforma cilíndrica de 45 metros de diámetro para una producción de 300 MW de electricidad. Al igual que las plataformas petrolíferas, estas instalaciones incluyen alojamiento para el personal y helipuertos para el transporte.

Fuente: World Nuclear News



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