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29 de mayo de 2016

Real Madrid repitió la historia ocurrida dos años atrás en Lisboa

Volvió a ganarle hoy al Atlético de Madrid del Diego Simeone en la final, esta vez por 5-3 en la tanda de penales tras empatar 1-1 en 120 minutos de juego, y festejó la conquista de su undécima Liga de Campeones de Europa, lo que representa la mejor cosecha desde la creación del máximo torneo continental de clubes.

Como hace dos años, el poderoso de Madrid derrotó a su clásico rival y levantó una nueva “orejona”. Esta vez, el elenco de Zidane se impuso en los penales, tras igualar 1-1 en los 120 minutos. Para el equipo de Simeone es la tercera derrota en la final del certamen.

No hay caso. Con matices y un desenlace distinto, la historia volvió a repetirse. Y, como hace dos años en Lisboa, la gloria volvió a quedar para el más poderoso de Madrid. Esta vez en Italia y por penales, el  Real superó al Atlético en la final en Milán y sumó una nueva Champions League.  El conjunto encabezado por Zinedine  Zidane se impuso 5-3 en los penales, tras el remate de Juanfran al palo y el último tiro convertido por Cristiano Ronaldo, que paradójicamente había hecho poco y nada a lo largo del encuentro. En los 90 minutos reglamentarios y el alargue habían igualado 1-1, con goles de Sergio Ramos y Carrasco.

Para el Merengue es su undécima “orejona”, mientras que para el Colchonero significó la tercera derrota en finales del certamen más importante de Europa.

Volvían a verse las caras luego de la definición del 2014 en Portugal, donde el Real Madrid se impuso por 4-1 en el complementario, tras haber empatado en el último minuto del tiempo reglamentario.  Aunque a esta final el equipo de Diego “Cholo” Simeone llegaba con más peso, ya que venía de eliminar a dos candidatos como Barcelona y Bayern Munich en cuartos y semis, respectivamente.  Sin embargo, un primer tiempo sin la intensidad que supo mostrar en otros pasajes de la misma competencia lo dejaron cuesta arriba frente a un adversario curtido en instancias decisivas.

El Merengue mostró gran personalidad para imponer condiciones en la etapa inicial, forzó el desarrollo del juego en el campo rival y sacó ventaja en el marcador a través de una pelota detenida que Sergio Ramos capitalizó en ligera posición adelantada. Casualmente, el defensor español había sido el autor del agónico empate en Lisboa 2014.

Con un Ronaldo estuvo poco determinante en el juego, la Casa Blanca se apoyó en el liderazgo de su capitán, el equilibrio del brasileño Casemiro, la pegada de Kroos, el pase del croata Luka Modric y el galope de Gale para encaminarse hacia un nuevo reinado europeo.  Casemiro resultó una figura clave para la estructura defensiva del Real por su admirable capacidad para hacer los relevos en la mitad de la cancha y marcar la línea de presión sobre un rival que estuvo lejos del arco del costarricense Keylor Navas en los primeros 45 minutos.


Pero en la segunda mitad, con el ingreso de Yannick Carrasco por el argentino Augusto Fernández, Atlético tuvo mayor profundidad, algo que se pudo comprobar en apenas dos minutos cuando el inglés Mark Clattenburg sancionó penal por falta del portugués Pepe a Fernando "Niño" Torres. Sin embargo, el francés Antoine Griezmann, máximo goleador "colchonero” en el torneo, estrelló su remate en el travesaño para confirmar que la jornada no sería sencilla para su equipo. 

 

 

Atlético persistió en su intención de conseguir el empate y volvió a fallar en el área rival hasta que Real retomó el control táctico del partido a la espera de una chance para liquidarlo. Cristiano y Bale, un minuto antes del empate, dilapidaron la ocasión del 2-0 y enseguida Atlético, con el espíritu batallador que le imprime Simeone, respondió con un excelente centro de volea de Juanfran, que Carrasco conectó en la boca del arco para marcar el inicio de una nueva final.

Con Real Madrid cansado y ya sin cambios, Atlético quedó mejor perfilado para el resto del juego, pero el miedo a sufrir un gol en el arco propio condicionaron las ambiciones de buscar la victoria y los penales, minuto tras minuto, se establecieron como una inexorable vía para decidir el dueño de la copa.

En esa dramática definición, los jugadores del Real mostraron aplomo ante un estático Oblak y al Atlético le bastó un sólo desacierto, el de Juanfran, para quedar otra vez en la puerta de la gloria.

Así, el Merengue sumó una nueva “orejona” y sigue su camino para ampliar sus palmares internacionales, ya que ahora tendrá que afrontar el Mundial de Clubes y la Supercopa Europea ante el Sevilla.

 



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