Según la primera versión del modelo, el paquete debía crecer progresivamente hasta alcanzar $ 35.000 millones en 2019, o sea, al final del mandato de Mauricio Macri. La cifra definitiva saldrá ahora de un proceso de compatibilización con otras variables económicas; entre ellas, la magnitud de los recursos disponibles del Gobierno nacional porque será el Gobierno nacional el que pondrá la plata.

Entre los legisladores oficialistas, algunos opinan que el nuevo fondo podría ser creado sin necesidad de una ley. No es la opinión de Vidal, según ella misma aclaró en un encuentro con el bloque de Diputados al que asistió acompañada por su ministro de Economía, Hernán Lacunza, y provistos de un plan de inversiones.

Pero cualquiera sea la vía legal definitiva, la rueda ya empezó a moverse: a unos cuantos intendentes bonaerenses se les ha pedido que identifiquen las obras más urgentes. El gobierno de Vidal se reservará las mayores y ejecutará todas con plata que siempre será puesta por la Nación.

Habrá pues un mix de obras y capital político, justo cuando el capital contante y sonante escasea.

El contexto ayuda a entender el juego completo. Como la principal fuente de ingresos de los municipios es lo que les viene de la coparticipación provincial, si la Provincia pierde en el reparto de los recursos los intendentes también pierden. Y hace rato que Buenos Aires pierde en grande.

Aporta cerca del 40% a la recaudación impositiva nacional y a cambio recibe el 19%. Menos que cualquier otra según la coparticipación por habitante, pese a que alberga a 15 millones de personas y carga con el Conurbano bonaerense.

Através de  María Eugenia Vidal, al electorado bonaerense y a las cruciales parlamentarias de octubre de 2017, aunque la gobernadora no figure en ninguna lista.

Vidal será la carta fuerte de Macri. Y manejar un paquete de recursos orientado a atender necesidades esenciales de los bonaerenses largamente postergadas, será la carta fuerte de la gobernadora.

Habrá que ver a cuánto se estira la plata, pero el objetivo de cosechar en un lugar donde la cosecha es abundante luce cantado. Con más de un tercio del electorado nacional, la Provincia representa una gran oportunidad para sumar diputados y senadores que les faltan a Cambiemos y mejorar la relación de fuerzas en el Congreso Nacional.

Hay una apuesta evidente a la capacidad de gestión de Vidal y un supuesto también evidente: que disponer de una caja considerable apuntalará la gestión. A ese combo le pone fichas el Presidente. A ese y a otro.

En los planes de Macri, el nuevo fondo bonaerense afirmará el funcionamiento en tándem de Vidal con Horacio Rodríguez Larreta, que es igual a pensar el área metropolitana como un todo y como hace rato recomiendan los especialistas.

Claro que junto a un objetivo que es necesariamente estructural e inevitablemente de mediano plazo convive otro menos estructural y más próximo: de nuevo afloran las parlamentarias del año que viene.

Nada garantiza desde luego la victoria del plan de Macri. Y así es, entre otras cosas, porque antes de ser probado en la cancha el Gobierno debe remontar una situación social inquietante; justamente allí donde se concentra más de un tercio del electorado.

Decir que “estamos en el peor momento” se ha vuelto una frase recurrente, dentro y fuera del oficialismo. El punto es el remate que le puso el jefe de Gabinete, Marcos Peña: “Estamos trabajando para que esto no se profundice”.

Por lo que toca rigurosamente a Buenos Aires, el “trabajando para que esto no se profundice” se tradujo en el aumento del 72% en las asignaciones familiares que acaba de anunciar Vidal. Unos 5.000 millones de pesos que le llegarán desde el Gobierno nacional.

Antes, desde comienzos de año, ya habrían existido entre 12 y 15.000 millones. Y como Lacunza ha calculado un agujero fiscal de 40.000 millones, la cuerda seguirá estirándose.

Casi todo es para sostener el movimiento de la administración provincial, lo cual equivale a decir muy poco para infraestructura básica. De eso se ocupará el nuevo Fondo del Conurbano y cuanto más pronto mejor, porque las carencias mandan y el tiempo político apura.

Fuente: Alcadio Oña