En la primera movilización masiva contra el gobierno del presidente interino Michel Temer, decenas de miles de brasileños salieron ayer a las calles de las principales ciudades del país para exigir el regreso de la suspendida jefa de Estado Dilma Rousseff, que enfrenta un juicio político en el Senado por manipulación de las cuentas públicas.

"¡Fuera, Temer! ¡No al golpe! ¡Volvé, Dilma!", coreaban los manifestantes que marcharon por las principales ciudades del país, convocados por el Partido de los Trabajadores (PT), de Rousseff; los sindicatos, y movimientos sociales.

El mayor de los actos ocurrió anoche en la Avenida Paulista de San Pablo, donde según los organizadores hubo unas 100.000 personas, y se aguardaba la participación del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva. La propia Dilma había confirmado su presencia pero al principio del día desistió de asistir al encuentro, marcado por un discurso bastante radical al que Rousseff no quiere quedar asociada, aunque ella misma ha calificado el proceso de impeachment en su contra como un "golpe parlamentario".

En Río de Janeiro, la convocatoria reunió a unas 20.000 personas en la zona de Cinelandia, y como en otros lugares del país, se vieron banderas rojas del PT, de la Central Única de Trabajadores (CUT), del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y del Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST), así como todo tipo de carteles en contra de Temer y de su Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), ex aliado principal del PT en la coalición gobernante durante las administraciones de Rousseff y Lula. En Brasilia, unos 3000 manifestantes participaron de la marcha frente al Museo Nacional.

"Este gobierno viene en una línea de retirada de los derechos conquistados durante los gobiernos de Lula y Dilma. Y quedó comprobado que este gobierno quiere detener la operación Lava Jato", señaló el presidente del PT en el Distrito Federal, Roberto Policarpo, en referencia a las polémicas grabaciones que involucraron recientemente a varios integrantes del gabinete de Temer, en las que se los escuchaba criticar las investigaciones sobre la red de corrupción en Petrobras.

Los audios llevaron a la salida de dos ministros de Temer, quien asumió el poder el 12 de mayo. Se espera que la votación final sobre el impeachment ocurra en agosto, justo cuando el país celebrará los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro.

Debido a las fuertes turbulencias políticas que han afectado constantemente al gobierno de Temer, cada vez más analistas advierten que Rousseff podría sobrevivir esa votación, en la que se requerirá el apoyo de dos tercios de los 81 senadores, o sea 54, para que la presidenta sea destituida de forma efectiva. En mayo, 55 senadores respaldaron la suspensión de Dilma.

En una entrevista transmitida anteanoche por TV Brasil, Dilma alimentó la idea de su regreso y, por primera vez, señaló que si vuelve al poder llamaría a un plebiscito para que los brasileños decidan si quieren nuevas elecciones.

"Se rompió un pacto existente desde la Constitución de 1988. Hay que remontar ese pacto. La población tendrá que ser consultada. Es fundamental que el golpe tenga un fin. La consulta popular es el único medio para lavar y enjuagar la suciedad del gobierno de Temer", señaló.

Denuncia contra Cunha

El suspendido presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, tenía una cuenta bancaria en Uruguay a través de la que cobró sobornos millonarios, afirmó un delator en la investigación judicial sobre el escándalo de corrupción en Petrobras.

El juez Sergio Moro recibió la confesión de un ex miembro de la red de corrupción en la que se dieron detalles sobre la conexión uruguaya, informó ayer la prensa local.