A los hijos de la Iglesia en Salta
Queridos amigos:
            El sábado 7 y el domingo 8 de junio se realiza la colecta anual de Cáritas. También nuestra Iglesia particular experimenta fuertemente el llamado a vivir la comunión y a estar al lado del hermano que sufre, tocar su dolor y reconocerlo.

            La Iglesia en La Argentina mira con preocupación la cuestión de la pobreza en nuestra patria. Los pobres no son el  número de una estadística. Los pobres son nuestros hermanos, son rostros que nos interpelan. Son los rostros de los niños que se acercan a los comedores escolares, de los niños que piden en nuestras plazas y en nuestras calles, de los jóvenes que beben o se drogan en las esquinas de nuestros barrios o en los basurales de nuestras periferias. Sus miradas nos desafían. Nos desafían la miradas de las madres que trabajan con grandes sacrificios para sostener a sus hijos, de las familias que no llegan a fin de mes con sus recursos, de los hombres que no consiguen trabajo, de los que van perdiendo razones para vivir.

            Muchas veces la preocupación por nuestras necesidades personales legítimas nos hace olvidar de los hermanos. Necesitamos lavar nuestros ojos y volver a mirar el rostro del hermano. La colecta anual de Cáritas es una oportunidad, una gracia, un paso del Señor que llama: Tuve hambre... tuve sed... estuve enfermo.

            Que la colecta sea un acto de amor comprometido. Francisco nos recuerda que el Espíritu moviliza nuestra atención para ponerla en el otro considerándolo como uno con nosotros.  Por eso les pido que traduzcamos nuestro compromiso de fe en un acto de amor al hermano. Desde allí, participemos en la colecta. Que lo que compartamos nazca del corazón.

            Queridos hermanos y amigos: No tengamos miedo de ser generosos. La fe crece por el amor. Apuntemos alto.

                           Mario Cargnello
                         Su digno arzobispo