La anécdota a la que se refiere "Los inocentes" muestra a un latifundio donde la peonada y servidumbre es principalmente de origen africano,

ubicada en un innominado y extenso paraje -de lo que después sería la Argentina- en el del siglo XIX, y donde un poderoso terrateniente era "señor tirano", no solo de esclavos sino también de su propia y acaudalada familia.

Después de ser testigo -y hasta víctima- cuando era un niño de los abusos de un padre al que no le temblaba el pulso para azotar hasta la muerte a sus esclavos para "enseñarle" lo que era ser todo un hombre, Rodrigo y su joven esposa vuelven a esa mansión donde la madre enferma tiene los días contados y el fantasma vengador de una esclava muerta los acorrala.

Brunetti, que también es responsable de la idea original de esta historia, tiene 44 años y viene trabajando para el cine hace rato, llegando a ser productor general en filmes tan diferentes como "Corazón de León", de Marcos Carnevale, que ya tuvo tres remakes internacionales, como en el thriller "8 tiros", de Bruno Hernández, pero también en la producción de miniseries para Fox como las colombianas "Cumbia Ninja" y "2091".

Su propuesta es una combinación en dosis exactas de talentos tanto delante como detrás de las cámaras, que hablan de una recreación escenográfica impactante, tanto en lugares como en vestuario, caracterizaciones, iluminación, en este caso de Hugo Colace y la música de Emilio Kauderer, el mismo de "Un lugar en el mundo" y "El secreto de sus ojos".

Parece descabellado pero no lo es tanto asociar la propuesta a una gran producción del cine estadounidense, donde los encuadres y desplazamientos de la cámara podrían ser de un filme de Terrence Malick, la luz de Vittorio Storaro y las actuaciones de lo mejor, en especial las de Lito Cruz, la talentosa colombiana María Nela Sinisterra y Beatriz Spelzini, Sabrina Garciarena y Ludovico de Santo, entre otros.

Para Brunetti, "Los inocentes" no es sólamente su carta de presentación como director, sino una demostración de lo que el talento argentino, en equipo, puede demostrar a la hora de enfrentar una proyecto que perfectamente puede competir con las provenientes de centros de producción con una larga trayectoria y sobrados antecedentes para un cine amigo de las pantallas.

• En la actualidad, con efectos especiales ¿se puede aceptar cualquier desafío?

Mauricio Brunetti: Si, totalmente, y una prueba es que muchas de las cosas que aparecen en mi película son producto de efectos digitales. En mi productora, que se especializa en FX, estamos produciendo una serie en un mundo con tres soles, y el dragón que inventamos para "Cumbia Ninja", según la revista Rolling Stone estadounidense, no tenía nada que envidiarle al de "El Hobbit"

• ¿Cómo nació la idea de "Los inocentes"?

MB: Esta vez se trata de un cuento mío, que trabajamos con Natacha Caravia, una fábula y en buena medida una reivindicación de los pueblos afro que llegaron acá en forma de esclavos y la política de entonces que el terrateniente era dueño de todo lo que habitaba en sus tierras, donde como en toda fábula el muy malo es muy malo, siniestro, y la historia tiene un mensaje aleccionador.

• ¿Para vos, el cine es trabajo en equipo?

MB: Totalmente. En mi película fue clave, y por eso creo que no se debe decir "una película de" porque limita la verdad que una película es en realidad de todos los que la hicieron, desde el electricista que muy temprano puso el primer foco a las 5 de la mañana hasta el encargado del catering que prepara el café.

T: Y en tu debut como director fue clave armar un seleccionado importante...
MB: Concibo el cine como un equipo. Me rodeé de gente muy capaz: Colace, Kauderer, Emilia Fraguglia en dirección de arte, Julio Suárez en el vestuario, el montaje es de la española Elena Ruiz, que ganó dos Goya por "El orfanato" y "Lo imposible", y mi asistente fue Emiliano Torre, que ahora ganó premios en San Sebastián con su ópera prima "El invierno".

• ¿Sentís un amor intenso por el cine?

MB: Amo el cine, nunca veo menos de tres películas por semana y desde que estoy en esto ya no digo de una película que me haya gustado o no, porque en cada una encuentro algo, porque cuando uno está en esto se descubre el verdadero amor que se siente al hacerlo. Puedo decir que una película me guste más o menos, pero no que sea mala. Siempre rescato algo.