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16 de octubre de 2016

Los dos milagros que hicieron santo al Cura Brochero

El Vaticano le atribuye haber intercedido en la recuperación de dos niños en grave estado. Los médicos consideraron inexplicable la evolución de ambos.

La recuperación sin justificación médica del niño Nicolás Flores Violino, que cuando tenía 11 meses quedó en estado vegetativo y con problemas neurológicos severos tras sufrir un accidente vial en Córdoba, y de la niña Camila Brusotti, quien a los 8 años fue brutalmente golpeada por su madre y su padrastro hasta dejarla inconsciente y en terapia intensiva por dos meses, hicieron posible que el sacerdote cordobés José Gabriel Brochero sea proclamado santo por el papa Francisco en el Vaticano. 

El Cura Brochero fue beatificado el 14 de setiembre de 2013 por Benedicto XVI, luego de que el Vaticano diera por aprobado el primer milagro atribuido al sacerdote cordobés. 

Hoy, Nicolás tiene 16 años, y solo presenta una disminución de la movilidad.

El pasado 22 de enero, el papa Francisco autorizó la promulgación del decreto que reconoce el milagro por la intercesión del querido beato argentino. 

La historia de Nico 

El 28 de setiembre de 2000, en Falda del Cañete, provincia de Córdoba, la familia Flores Violino -padre, madre, hijo, abuelo y abuela- sufrió un accidente automovilístico que los involucró para siempre con la glorificación de Brochero: una camioneta Ford Apache sin luces chocó de frente al Volkswagen Polo en el que viajaban. 

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Nora, la abuela, sobrevivió, pero no así su esposo; Sandra Violino, en tanto, quedó con las piernas fracturadas, y Nicolás, con 11 meses, quedó tendido en la cinta asfáltica con la cabeza muy lastimada y apenas con vida. Su papá, Osvaldo, lo socorrió y en la desesperación pidió la intercesión del venerable José Gabriel del Rosario Brochero. 

Luego de semanas difíciles para la familia, en las que se conjugaba la pérdida del abuelo y la extendida cadena de oración por Nicolás, el doctor Vicente Montenegro, que atendió al niño de menos de un año, les informó que cumplieran las promesas que habían hecho porque lo sucedido con la evolución del niño superaba toda intervención científica. 

Actualmente, Nicolás tiene 16 años, y sólo presenta una disminución de la movilidad, pero sin llegar a la parálisis. El diagnóstico que le habían dado era de completa discapacidad. Pero no fue así, porque el Cura Brochero intercedió. 

El caso Brusotti 

El 30 de octubre de 2013 se convirtió en un momento crucial para la vida de Camila Brusotti; la niña llegó con pocos signos de vida, golpeada, con lesiones graves e inconscientes a la guardia del Centro Integral de la Mujer y del Niño (Cimyn), de la ciudad de San Juan. 

Llegó en brazos de su madre, Alejandra Ríos, quien le confesaba a los médicos que la nena “se había caído del caballo” y por eso su estado crítico. Pero los médicos que asistieron a niña no le creyeron. 

Mientras su hija luchaba por su vida, Ríos seguía con su versión de la caída del caballo y agregó un detalle. Que ella no la vio caerse, sino que su pareja Pedro Oris, la trajo en brazos. 

Más tarde los médicos comprobaron que no hubo abuso sexual, pero que las lesiones que presentaba la niña eran producto de la golpiza propinada por su madre y su padrastro, que fueron detenidos y acusados de “tentativa de homicidio y lesiones graves”. 

Con el tiempo, Camila evolucionó favorablemente y su recuperación milagrosa fue atribuida a la intercesión del Cura Brochero, a quien la familia le rezó. Fuente Agencia Informativa Católica Argentina

 

“Iosephum Gabrielem del Rosario”

 

 

El papa Francisco pediría -según adelantaron fuentes vaticanas a Télam-  que el “cura gaucho” José Gabriel Brochero sea “invocado como santo por todos los cristianos”, al pronunciar durante la misa de canonización en Plaza San Pedro la fórmula que lo inscribe oficialmente como el primer santo nacido y muerto en Argentina. 

“Beatísimo Santo Padre, la Santa Madre Iglesia pide que Su Santidad inscriba a los beatos Salomón Leclerq, José Sánchez del Río, Manuel González García, Lodovico Pavoni, Alfonso María Fusco, José Gabriel del Rosario Brochero y Elisabeth de la Santísima Trinidad en el árbol de los Santos y que como tal sean invocados por todos los cristianos”, es la fórmula que Francisco pronunciaría en latín minutos antes de las 11 locales (hora 6 de la Argentina), según confirmó la agencia Télam en el Vaticano. 

“Iosephum Gabrielem del Rosario Brochero”, sería  el nombre textual que pronunciaría el obispo de Roma durante la ceremonia, antes de que el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos presente brevemente una biografía de cada uno de los nuevos santos.

Se calcula que asistirán unos mil fieles argentinos, entre ellos el presidente Mauricio Macri y su familia.

“Brochero no es un gran santo argentino, sino un gran prócer argentino, porque no olvidó al habitante; estuvo cerca, buscó progreso para el pueblo, trabajó para que llegue el ferrocarril, el correo, armó escuelas y levantó capillas”, expresó el vocero del Arzobispado de Mendoza, Marcelo De Benedectis.

Cabe recordar que para la ocasión, Francisco usará el vino torrontés “Todos”, que fue elaborado en Mendoza con uvas provenientes de todas las provincias vitivinícolas: Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Río Negro y -por supuesto- Mendoza.

Sacerdote modelo al cuidado de sus ovejas

Uno de los mayores conocedores del Cura Brochero es monseñor Santiago Olivera, Obispo de la diócesis argentina de Cruz del Eje, de Córdoba, donde se encuentran los restos mortales del futuro santo.

Además, es co-autor de la causa de canonización que llevó al sacerdote a ser santo.

El prelado explicó que “el testimonio de Brochero suscita que los jóvenes quieran ser como él. “Lo vemos no como algo del pasado, sino como una presencia permanente que nos anima, estimula, y que nos recuerda siempre que es posible unir la vida ministerial y la santidad.

“El Cura Brochero es un sacerdote modelo, un pastor con olor a oveja como diría el Papa Francisco, un hombre que entendió el Concilio Vaticano II 50 años antes de que tuviera lugar”.

Era “una persona de diálogo, de periferia, un hombre que iba al encuentro de los demás, que dialogaba con todos, que entendía que la evangelización estaba unida al progreso y a la dignidad de los hombres”, afirma Olivera.

Uno de sus logros fue que “trabajó para que hubiese ferrocarril, escuelas, acueductos, y también promovió el turismo, pero siempre siendo cura. No era jesuita, pero trabajó mucho por llevar a la gente a los ejercicios espirituales de San Ignacio, por el que tenía una gran devoción”.



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