Es un placer San Lorenzo que excede a sus fanáticos. Invita a ser observado más allá de los colores. No representa sólo a la eficacia. A los resultados sabe combinarlos con la estética. Es que acumula victorias y se mantiene en carrera en las tres competencias dibujando bellas sonrisas. ¿O acaso no se transformó en el equipo que gana con goles bonitos? Pega gritos dulces en el torneo local, en la Copa Argentina y también en la Sudamericana. Engancha. Seduce. Ahora, anoche, de nuevo lo hizo ante Palestino, como para viajar tranquilo a la revancha del jueves en Santiago.

El menú de ricos goles que ofrece San Lorenzo es más que variado. Puede celebrar después de combinaciones colectivas con triangulaciones y paredes, casi todo cerrado con un centro atrás y una definición a pocos metros del arco. Media docena de ese tipo ya había coronado antes de este cruce con el equipo chileno: uno ante Banfield (Blandi), los dos frente a La Guaira en Venezuela (Mas y Blandi), uno a Rafaela (Blandi) y dos más con Godoy Cruz (Cauteruccio y Blanco). A ese cóctel le agregó un ingrediente más: el segundo tanto ante Palestino fue otra perlita. Caruzzo apuró el tiro libre corto para Belluschi, quien jugó la pared con Cauteruccio y luego metió una pelota limpia para la trepada de Corujo, que tiró el centro para que Blandi convirtiera. Y si se quiere ser generoso con San Lorenzo, en este rubro tampoco desentonaría el primero de anoche, que surgió de una buena triangulación entre Blanco, Angeleri y Caute.

Puede gozar de tiro libre, con un remate a un ángulo o con una caricia por encima de la barrera, como lo demostró Belluschi contra San Martín de San Juan y en la ida ante La Guaira. También se emociona con misiles desde afuera, como el de Blanco a Vélez o el de Belluschi a Rafaela. Por supuesto que hay gestas individuales en la carta de goles azulgranas: el primero y el tercero de Cauteruccio contra Arsenal. Hubo uno de palomita de Blandi a Defensa y Justicia. Hubo otro de chilena de Cauteruccio a Banfield. Hubo un sombrero de Cauteruccio antes de su asistencia a Mas ante Patronato. Hubo una resolución con clase y de primera, tras un centro, de Belluschi frente a Godoy Cruz. Y de contraataque también: el segundo de Caute contra Arsenal.

Al cabo, de los 25 goles que anotó en la racha invicta de 11 partidos desde aquella derrota contra Banfield, supo San Lorenzo regalar 19 gritos lindos.

Si el conjunto azulgrana dispara estas saludables sensaciones es porque hay un equipo con intérpretes que saben complementar a la perfección sus diversas características. Los cerebros son este Belluschi en su máxima expresión y Ortigoza, que cada vez está mejor. El adorado por todos es el ex River, pero si él luce tanto es porque alrededor suyo vuelan con fluidez satélites sólidos: Blanco, Cauteruccio, Mussis, los tres futbolistas que más crecieron en este último tiempo. A este trío bien se le puede sumar a Angeleri, de lateral o de zaguero.

La estrategia de ayer en San Lorenzo fue dejarlo venir a Palestino, un equipo que trata de darle prolijidad a su juego sin sobrarle jerarquía, para ahogarlo y buscar la salida rápida. Eso lo pudo hacer con mayor paciencia porque una vez más abrió rápido el partido. Esta es otra sana costumbre del Ciclón, de los últimos 25 goles que se mencionaban anteriormente, 18 fueron en los primeros tiempos. Esto le permite regular y manejar los tiempos para seguir su marcha firme en las tres competencias.