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9 de noviembre de 2016

Obama, entre el amor y la nostalgia de lo que pudo ser

Nueva York Impuso una agenda social que dio pocos frutos y por la que fue acusado de intervencionismo “socialista”.El Presidente se despide del poder con una popularidad rècord.

 ¿Cómo se mide el legado de un presidente? Si fuera por la ponderación de sus conciudadanos, Barack Obama volverá en enero a la vida privada, con solo 55 años pero lleno de canas, como uno de los mandatarios más exitosos de los Estados Unidos contemporáneos. Se lleva una imagen positiva del 55%, apenas por debajo de la que registraba el crepuscular Bill Clinton de 2000 (57%) y superior al 51% que acompañó el final del último héroe republicano, Ronald Reagan, en 1988.

Pero esos índices, de la última compulsa de ORC para la CNN, no dicen todo sobre un período de ocho años inevitablemente pleno de matices. Cada ítem que se analice tiene luces y sombras. Nada fue enteramente auspicioso ni totalmente negativo. Básicamente, Obama hizo lo que le fue posible en un país cruzado por intereses portentosos. Un país gobernado por presidentes menos imperiales de lo que se suele creer.

Otra forma de medir el lugar de Obama en la historia es recordar la enorme esperanza que motivó en Estados Unidos y en el mundo entero, prodigio que le valió en 2009, cuando apenas había alcanzado a esbozar su visión internacional, un premio Nobel de la Paz que él mismo sigue sin poder explicarse.

"Su elección demostró que un afroestadounidense podía ser elegido presidente y convertirse en un modelo para un sector subrepresentado de la población", le dijo a Ámbito Financiero Robert Y. Shapiro, politólogo y profesor en Columbia University. "Pero no mejoró las relaciones interraciales en los EE.UU.", reconoció.

Un hecho revolucionario no siempre engendra una revolución. Y la distancia gigantesca entre las expectativas que suscitó con su oratoria brillante y los logros, más o menos modestos, que efectivamente obtuvo dejan el regusto amargo de lo que pudo ser y no fue.

La cuestión racial es clave para evaluar la era Obama. Según datos del centro Pew, los blancos ganan en promedio trece veces más que los negros y la brecha no hizo más que crecer en, al menos, los últimos seis años. En las calles, en tanto, las policías estaduales y locales tratan a los negros con extrema brutalidad. Los casos de gatillo fácil dejaron unos 200 muertos en lo que va del año. Claro, poner freno a esos excesos deplorables no es fácil para el presidente de un país en el que el federalismo es un asunto serio, pero ha resultado extraño ver a Obama criticar una y otra vez lo ocurrido en los casos más repulsivos como si se tratara de un espectador impotente. Tanto como se lo vio ante cada matanza atribuible a la extraña fascinación que muchos tienen aquí por las armas de fuego. ¿Pero cómo ir en soledad en contra de la Segunda Enmienda y el dinero que manejan sus lobbies?

Más allá de la cuestión racial, Obama puede jactarse de haber intentado hacer un país más justo. Y lo logró on una mayor apertura a los derechos de los homosexuales, que hoy pueden casarse y servir a las Fuerzas Armadas sin esconderse.

El "Obamacare", cuyo nombre oficial es "Affordable Care Act", fue según economistas como Paul Krugman una medida crucial de redistribución del ingreso. Sin embargo, la cobertura dada a 10 millones de personas que nada tenían y la buena intención de obligar a las prestadoras a no discriminar a sus asegurados por preexistencias combinan mal con un sistema que sigue siendo eminentemente privado. Cada vez menos prepagas aceptan el "Obamacare" y, a falta de competencia, se espera que las primas suban el año que viene un promedio de 25%, hasta un 60% en algunos estados. Pero lo que debería ser mejorado, sigue siendo tachado como intervencionismo "socialista" por el conservadurismo más recalcitrante y los republicanos amenazan continuamente con deshacerse del agua sucia junto con el bebé.

Otra buena intención de Obama fue el anuncio de que daría un camino a la legalización a once millones de inmigrantes indocumentados, pero, después de haber deportado a 2,5 millones de personas, más que ninguno de sus predecesores, cambió el rumbo y limitó las expulsiones por decreto, dado el obstruccionismo del Congreso. Incluso eso fue insuficiente, ya que la Corte Suprema invalidó esas órdenes ejecutivas tras una votación que terminó 4 a 4. ¿Sólo ocho votos? La Corte tiene una vacante desde la muerte de Antonin Scalia en febrero, pero los republicanos se niegan a tratar ningún pliego que envíe el Gobierno saliente. "Déjà vu" de la Argentina de 2015.

La economía también presenta claroscuros. Obama sacó a EE.UU. de la peor crisis desde la de los años 30, que en su peor momento llevó al 15% de la población a necesitar ayuda alimentaria. Rescató a bancos y empresas clave, recuperando luego en buena medida el dinero de los contribuyentes. Redujo el desempleo al 5% y la economía crece. Conjuró, en definitiva, el desastre que le dejó George W. Bush. ¿Pero cuánto puede crecer este país en un mundo frío? No más del 1,5% este año y el próximo.

El auge de la explotación del petróleo no convencional, como el que la Argentina tiene esperando en el subsuelo de Vaca Muerta, convirtió a EE.UU. en un país autosuficiente y en el principal productor mundial. Esto significó un cambio geopolítico dramático. Asimismo, su Gobierno también dio pasos importantes en el combate al cambio climático, sobre todo con la ratificación del Acuerdo de París.

"Es demasiado pronto para determinar cuál será su lugar en la historia", explicó Shapiro. "Una respuesta justa sólo se podrá dar en el largo plazo. Aunque esto resulte decepcionante para quienes tenían las más altas esperanzas de que su presidencia fuera vista como un período inequívocamente brillante de la historia de EE.UU." remató.

Agencias



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