POLITICA
9 de noviembre de 2016
Embajada Argentina entre gremialistas,analistas y Valeria Mazza
En la recepción de la embajada estadounidense en Buenos Aires, faltaron los miembros del Gabinete de Macri y solo Ritondo fue desde el vidalismo. Mamet, risueño con su futuro y su español.
El coqueto marco del Palacio Bosch -sede de la embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires- tiene más que ver con el estilo del macrismo que del duro sindicalismo. Pero contra esta visión, se vio más gremialismo que funcionarios de Mauricio Macri en el evento con el que la delegación diplomática que hoy encabeza Noah Mamet matizó la espera por el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses.
Héctor Daer, uno de los titulares de la CGT remozada, conversaba con el estatal Andrés "Centurión" Rodríguez mientras observaba la llegada del juez de la Corte Suprema de Justicia, Juan Carlos Maqueda. A pocos metros, el sindicalista aeronáutico Ricardo Cirielli esperaba que el consultor Rosendo Fraga terminara su charla en inglés con el embajador Mamet, para saludar al representante norteamericano.
Diego Gorgal, especialista en seguridad cercano al Frente Renovador, preguntaba cómo sería el "verano político", en vistas de las elecciones argentinas del año que viene. Jorge Telerman, hoy funcionario de Horacio Rodríguez Larreta, degustaba un Malbec salteno y evadía cualquier definición política.
Entre los pocos funcionarios bonaerenses y portenos estaban los responsables de Seguridad de esos distritos: en broma, Cristian Ritondo "facturaba" a Martín Ocampo que no le había devuelto los llamados en todo el día.
El único diputado nacional del PRO presente fue Eduardo Amadeo, algo destacable en un momento en que las criticas llueven sobre la gran cantidad de legisladores nacionales de todos los signos políticos que han viajado como "veedores" a los Estados Unidos.
El ministro de Transporte nacional, Guillermo Dietrich, evitaba definiciones políticas y se dedicaba a temas menos áridos: a metros de la apetecible bandeja de hambruguesas con panceta y cebolla caramelizada, departía amablemente con la modelo Valeria Mazza y su esposo, Alejandro Gravier.
El embajador Mamet mostró sus dotes de anfitrión, acercándose a conversar con los medios de prensa, más allá de no poder dar informacióm concreta sobre el resultado electoral. De buen humor, celebró que la relación entre Estados Unidos y su país "esté intitucionalizada y ambos gobiernos seguiremos trabajando juntos, más allá de quién gane la elección".
Y se rió cuando le preguntaron sobre su futuro, en caso de que gane Donald Trump; "Me encanta este país", cerró Mamet en su escaso español.
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