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13 de noviembre de 2016

Tomate para industria: disminuye 43% la superficie cultivada

Mendoza.-La magra cosecha de la última temporada descapitalizó a los productores, que no pudieron hacer frente a la siembra este año. Por los atractivos precios, aseguran que los

Los daños provocados por el clima durante la última campaña y la posibilidad de ingresar pasta desde otros países, desalentó este año el cultivo de tomate para industrializar en la provincia de Mendoza.

Aunque todavía quedan parcelas por instalar, hay estimaciones coincidentes de una merma cercana al 43%, con la particularidad que la retracción se habría registrado en todas las zonas productoras del territorio provincial. 

Cosme Argerich, técnico investigador del INTA, señaló que “si bien no tenemos datos precisos todavía, de acuerdo a un relevamiento preliminar que estuvimos haciendo, estimamos que de 3.500 hectáreas que había el año pasado, la superficie cultivada, esta temporada, probablemente va a bajar a 2.000 hectáreas”. 

Argerich, que -por otra parte- es supervisor técnico de la Asociación Tomate 2000, indicó que la retracción del área implantada en Mendoza se debe a que, por el impacto que tuvo el clima en la campaña anterior, “los productores y las industrias han quedado descapitalizados y eso es la principal causa que ha desalentado el cultivo en toda la provincia”.

Por su parte, el presidente de la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim), Raúl Giordano, señaló que “este año, en Mendoza, hay  1.700 hectáreas por la Asociación Tomate 2000 y otras 1.000 hectáreas, o algo menos, por fuera de la Asociación”.

Según su estimación, “hay entre 1.000 y 1.500 hectáreas menos” que el año pasado, en Mendoza.

“En parte, porque dos fábricas no están trabajando y, además, los problemas climáticos del año pasado han dejado descapitalizados y acobardados a muchos chacareros, que han visto en otra horticultura, como es el caso del ajo, una variante para poder ganar dinero”.

El caso de Luis Manzano, por ejemplo, permite corroborar el impacto anímico que ha tenido el efecto negativo del clima sobre los cultivos en la temporada anterior. Manzano, experimentado productor de Fray Luis Beltrán, en Maipú, ratificó que “nosotros nos salimos del tomate”.

Señaló que “producíamos siempre alrededor de 20 hectáreas, y cuando estuvimos en la Asociación Tomate 2000 llegamos a hacer unas 40, pero esta temporada no hacemos tomate de industria por los problemas que tuvimos con las lluvias el año pasado”. Comentó que en esas tierras, este año, cultivaron zapallo. 

Se va a importar más

Cosme Argerich apuntó que a partir de la pérdida de producción del año pasado, “las industrias no pueden afrontar todos los gastos productivos de la nueva temporada, porque han facturado menos”.

Agregó que “por otra parte, tienen la opción de importar pasta (para hacer puré, que es lo que más se industrializa) a un costo similar al de la elaboración con materia prima producida localmente”, sin el riesgo que -por los problemas climáticos- implica fomentar la producción de materia prima en la provincia.

Sobre este punto, la primera señal fuerte que se hizo visible este año, en el sector industrial, fue la decisión de Baggio (con establecimiento industrial en el Este de Mendoza), de no realizar programas de producción en el marco de la Asociación Tomate 2000, por lo que los chacareros que venían trabajando con la firma decidieron no cultivar o, en el mejor de los casos, fueron absorbidos por otras fábricas.

La decisión de esta empresa de “sacar los pies del plato” del programa de integración del sector, cayó muy mal en ámbito de la producción primaria y de la industria.

Varios presumen que la planta que inauguró el año pasado en San Martín podría haber sido financiada con recursos provistos por organismos del Estado, y ahora habría decidido elaborar puré con materia prima importada, sin poner un peso para la producción local. 

Cabe aclarar, de todos modos, que Argentina siempre importó pasta porque nunca llegó a auto abastecerse, sólo que algunos años (como podía ser éste quizás) el déficit es mayor.

Según estimaciones de Argerich, “no es de prever que vayamos a tener variaciones en el resto de las zonas productoras del país”. Cree que “en San Juan se van a mantener las aproximadamente 1.600 hectáreas que se hicieron el año pasado, y tampoco se esperan cambios relevantes en Río Negro ni La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero y Salta”.

Con ello, “el país va a tener alrededor de 6.500 hectáreas con una producción -si el año es normal- de unas 450 mil toneladas, unas 200 mil toneladas menos de lo que se necesita”.

Desde la Cafim, Raúl Giordano confirmó que “Baggio ha optado por no apoyar a los productores y no hacer sembradíos”. Y agregó:  “gran parte de los productores fueron tomados por el resto de las industrias”.

Otros, van por más

Antonio Escudero, también de Maipú, puso “unas 15 hectáreas más que el año pasado”. Son, en total, “unas 50 hectáreas de tomate para industria (7 y media de ellas con riego por goteo)”. 

Escudero explicó que “yo venía produciendo en acuerdo con dos industrias, entre 18 y 20 hectáreas para cada una”. Ahora, a partir de la decisión de uno de los establecimientos elaboradores de salir del sistema de integración “la otra fábrica, que está en el Sur, aceptó tomar también la otra parte y me propuso sumar otras 10 hectáreas”. 

La única condición que puso fue que hiciera un cultivo escalonado para extender en el tiempo de cosecha, de manera que “mientras el año pasado coseché 300 mil kilos por día durante dos semanas, esta temporada voy a tener que cosechar 150 mil kilos por día, durante 4 semanas”. Resumió que “hemos establecido una  buena relación comercial”.

El productor maipucino cree que la industria ha tenido complicaciones para armar sus programas porque “hubo mucha gente del Valle de Uco que no quiso plantar, porque el año pasado, entre el granizo y el agua, no les quedó nada”.

Restringir el ingreso

En otro orden, el industrial Raúl Giordano reveló que “por otra parte, hemos tenido conversaciones a nivel provincial y nacional por el tema de la importación, para lo cual estamos en conversaciones con el Ministerio de Agroindustria para incluir, en principio al tomate pelado, en una lista de excepción para que pague un arancel extra”.

En cuanto a la pasta de tomate, “la realidad es que Argentina no se autoabastece y tiene que comprar en el exterior”. Señaló que “estamos evaluando la posibilidad de sugerir que se abra la importación en algunas épocas del año”.

Reconoció que “la pasta de tomate importada hoy tiene un precio atractivo, pero la situación irá acomodándose”.

De todos modos, advirtió que, como la producción nacional no alcanza para abastecer al mercado interno, "por los próximos años vamos a tener que importar pasta”. 

 

Buscan mejoras tecnológicas

Cosme Argerich subrayó que “el sector, en conjunto -incluido el Gobierno- debe analizar estrategias distintas a las que conocemos (y a las que se desarrollan en el resto del mundo) para cultivar el tomate especialmente en Mendoza, a fin de mejorar la competitividad”.

Eso incluye “generalizar mejoras tecnológicas en el segmento de producción primaria, utilizar otras variedades con mayor tolerancia a humedad en cosecha, evaluar la influencia de plantas injertadas con pies resistentes a plagas y a la humedad de suelo y ensayar los resultados a mediano plazo de otras herramientas, como cultivo en cama profunda para facilitar el drenaje del eventual exceso de agua por lluvias, y cobertura con tela antigranizo que permita la mecanización integral del cultivo”.

Además, disponer “créditos a tasas y plazos de pago en condiciones acordes a las particularidades de la actividad en la provincia, y medidas de promoción que atenúe la incidencia de los fletes para la exportación”.



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