Holanda se quedó por primera vez en su participación en mundiales con el tercer lugar al derrotar a un deslucido y disminuido Brasil. No hubo reivindicación para los brasileros. No hubo posibilidad de "lavar" la imágen que dejaron ante Alemania. Sólo más decepción, más vergüenza, más dolor y tristeza. Tristeza que para Brasil "nao ten fim"...

Una sombra de Brasil salió a la cancha. Estático, errático, predecible, nervioso, el scracht no alcanzó a insinuar y ya perdía uno a cero. Enfrente tenía a un Holanda que disfrutaba el partido, Brasil lo sufría. Los de Van Gaal esperaban agrupados y salían rotando posiciones. Los de Scolari hacían casi todo mal.

Es cierto, Thiago Silva comenzó a tomarlo a Robben fuera del área aunque el holandés haya caído adentro. Es cierto, De Guzmán estaba adelantado cuando arrancó la jugada que terminó en el error de David Luiz y el gol de Blind, pero, como nunca, eso es anecdótico, porque Brasil no tuvo nunca el control del encuentro y los goles podrían haber llegado de cualquier manera. Sólo fueron arrestos individuales de Oscar, no hubo juego de conjunto. Todo lo contrario que su rival que se fue al descanso haciéndole precio.

Pareció que acomodaba un poco mejor las cosas en el segundo tiempo, pero fue apenas un engaño visual porque los amarelhos tenían un poco más la pelota. Holanda siguió controlando el cotejo y para confirmar esto llegó el tercero, que si no vino antes fue porque no se lo propuso con seriedad, porque jugó el segundo tiempo casi sobrando un poco el partido. Como si fuese un amistoso con nada en juego.

Un párrafo aparte para el árbitro Djamel Haimoudi, de Argelia, cometió tantos errores que no se entiende con qué criterio se lo seleccionó para un encuentro de tal envergadura.