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2 de febrero de 2017

Los tambos en peligro

El agua y el mal clima complican a una actividad clave para las economías regionales de màs de 1.000. Se prevé que dejarán de producirse 2.000 millones de litros

En el inicio de su gestión, Mauricio Macri había hecho un llamado para que la Argentina se convierta en el "supermercado del mundo", de la mano de un boom exportador de alimentos.

Sin embargo, el Presidente no preveía el escenario de desastre que está afectando al campo y que no sólo está castigando a cultivos como la soja.

Los sucesivos temporales de las últimas semanas golpearon con especial dureza a la actividad lechera, que ya venía de cerrar un 2016 con una caída en los niveles de producción de más del 10% respecto al período previo.

El problema de las inundaciones, que se está dando en zonas clave de Santa Fe y Córdoba, complica aun más las perspectivas para esta rama de actividad.

La gravedad es de tal magnitud que en el sector hay consenso de que existen unos 1.000 tambos -distribuidos en ambas provincias- que enfrentan un alto riesgo de tener que cerrar sus puertas.

A este número se suman otros cientos de establecimientos que actualmente operan con serias dificultades en otras áreas anegadas, como es el caso de la región noroeste de la provincia de Buenos Aires.

Estas complicaciones, de hecho, ya están pasando factura. Entidades como la Asociación de Productores de Leche (APL) estiman que en 2017 se dejarán de producir unos 2.000 millones de litros, lo que representa un 20% de lo que suele obtenerse cada año en la Argentina.

El dato preocupante es que esta cifra, según indicaron desde APL a iProfesional, equivale a todo el saldo exportable anual. Esta reducción del stock de leche preanuncia una nueva tensión en el plano doméstico, que se traducirá en mayores precios.

Esta proyección se realizó a partir de los problemas actuales y concretos que enfrenta la industria. Pero también se basa en las dificultades que toda esta rama de actividad deberá enfrentar como consecuencia de las inundaciones, como la menor reserva de maíz o la futura falta de pasturas.

En 2016, según el Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA), el mercado argentino produjo unos 10.182 millones de litros.

Esto implicó unos 1.131 millones menos que durante el ejercicio 2015.

Si se confirma que la producción caerá otros 2.000 millones de litros, entonces el país se enfrentará con uno de los peores registros en décadas y que no harán más que agravar la situación de un sector que viene en franco declive:

Basta saber que de los 30.000 tambos que operaban en el país en la década de los `80, en la actualidad permanecen operativos alrededor de 11.000.

Con un total de 3.500 establecimientos, Santa Fe es la zona más afectada, con 870 tambos en problemas por las inundaciones.

Luis Contigiani, ministro de Producción provincial, aseguró que los anegamientos están generando una pérdida diaria de más de 1,5 millón de litros de leche.

En Santa Fe, las autoridades estiman que las pérdidas totales, entre la actividad láctea y la agrícola en general, superarán los u$s1.000 millones.

Cabe destacar que, además de la producción lechera, en la provincia quedaron inutilizadas cerca de 630.000 hectáreas que estaban cultivadas con soja, además de unas 230.000 de maíz y aproximadamente 80.000 de trigo.

Esto fue lo que llevó a que el gobernador decretara la emergencia económica por un plazo de 180 días.

Córdoba, en tanto, es responsable de generar el 30% de la producción láctea a nivel nacional.

En esa provincia hay 135 tambos con serios inconvenientes para operar o que directamente quedaron inactivos.

En ese sentido, Marcela Leiva, técnica del INTA, sostuvo que en zonas como Morteros los pocos establecimientos que aún trabajan lo hacen apenas al 20% de su capacidad.

La cuenca lechera de Córdoba viene de perder $900 millones, producto de las inundaciones que tuvieron lugar a mediados del año pasado.

El problema en esa provincia también es de "espacio": expertos advierten que no hay muchos lotes disponibles hacia los cuales mover los animales.

Sin buenas tierras en las cuales alimentarse, el volumen de leche producido por cada vaca en promedio, indefectiblemente tenderá a bajar.

También está el peligro de la mortandad de animales: en Córdoba, el avance de las aguas hace peligrar la supervivencia de más de 20.000 cabezas de ganado.

En el caso de Buenos Aires, "la zona afectada es una franja que comprende a distritos como General Villegas, General Pinto y Florentino Ameghino", comentó a iProfesional Daniel Villulla, gerente de Caprolecoba, la cámara que nuclea a los elaboradores de la cuenca oeste de esa provincia.

Pronostican subas de precios
Analistas consultados por este medio advierten que no hay indicios de que el clima mejore en el corto plazo.

Así las cosas, dan como un hecho que los niveles de stock quedarán muy justos.

Si bien por el momento descartan problemas de abastecimiento en el mercado interno, sí reconocen que como consecuencia de la baja en la producción y el incremento del valor de la materia prima, los grandes jugadores de la industria láctea como La Serenísima y SanCor aplicarán incrementos en los precios de venta al público.

El consenso generalizado es que estas subas se verán reflejadas en las góndolas de los supermercados a partir del invierno.

"Aunque la producción de leche cayó, no habrá faltantes. Lo que sí no tendremos serán los excedentes de otros años. En los meses fríos se notará esta contracción y esto derivará en aumentos en los comercios", aseguró a iProfesional Hugo Biolcati, ex presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA).

Biolcati agregó que, aunque el agua se retire, "hablar de una recuperación requerirá de muchos meses".

"Los tambos, en general, no pudieron hacer ninguna reserva de granos en las zonas afectadas, que concentran más de la mitad de la producción. Y esto repercutirá de forma negativa tanto en el período de lactancia como en el de preñez de las vacas. Esto anticipa un escenario de aumento de la materia prima y las industrias actuarán en consecuencia, ajustando precios", recalcó.

En la actualidad, los tambores perciben un promedio de $4,5 por litro.

Para Biolcati, por efecto del agua, la proyección es que los productores presionarán para llevar ese nivel a unos $5,80, es decir, un alza del 28%.

"El tambero que no cierre sus puertas, en los próximos meses se enfrentará con el hecho de que no podrá seguir operando por debajo de ese valor", acotó.

La situación de SanCor y La Serenísima


Manuel Ocampo, referente de APL, sostuvo a iProfesional que la menor producción de este año se hará sentir al menos hasta 2018 y que las complicaciones para contar con insumo en tiempo y forma impactarán entre las líderes del segmento lácteo.
"Si bien estamos esperando los resultados de su último balance, SanCor claramente estará entre las empresas más afectadas por los inconvenientes generados por la inundación. De hecho, la principal fuente de aprovisionamiento de la compañía corresponde a la provincia de Santa Fe, dijo.

Según Ocampo, SanCor nunca terminó de recuperarse frente a las pérdidas originadas por la falta de pago de sus últimas exportaciones de leche en polvo a la Venezuela que gobierna Nicolás Maduro. De modo que el encarecimiento de la materia prima volvería a sacudir los delicados números del grupo de cooperativas que conforman la firma.

"Esta empresa sufre un enorme problema estructural y enfrenta serias complicaciones financieras", expresó.

Ocampo detalló que La Serenísima cuenta con la ventaja de basar su producción de lácteos en buena parte de los tambos que hoy funcionan en el oeste de la provincia de Buenos Aires. Si bien esa zona también se encuentra afectada por los anegamientos, el impacto de las inundaciones es menor que en el caso de Santa Fe.

Además, "logró algo más de oxígeno por el hecho de haber sido la compañía que pagó más barato el litro de leche a los tamberos. Eso le permitió mejorar un poco números", dijo Ocampo.

La firma viene de recibir un espaldarazo económico de Arcor y Danone, que a fines de diciembre pasaron a controlar el 33,5% -ya poseían el 20%- de las acciones de la láctea, previo desembolso de u$s35 millones.

Si bien inició 2016 con pérdidas, La Serenísima revirtió su rojo en septiembre pasado y concluyó el año con ventas por encima de los $1.300 millones.

Sin embargo, todos los síntomas de mejoría que meses atrás se observaban en esta industria, ahora quedaron en veremos.

Así, esta rama de actividad que juega un papel clave en el entramado de las economías regionales -por su efecto derrame en otros sectores, como logística, metalmecánica, automotriz y servicios-, deberá prepararse para un difícil 2017.

Lo pagarán las empresas por los mayores costos y menores niveles de producción. Pero también los consumidores, de la mano de crecientes precios.

Agencias



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