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DEPORTES

18 de febrero de 2017

Berlocq volvió a tener una noche de ensueños

Berlocq venció a Monteiro por 3-6, 6-2 y 6-3.

El Argentina Open le volvió a dar una noche de emociones fuertes a Carlos Berlocq. Le sienta muy bien jugar en el país. A veces le tocan partidos relativamente fáciles y otras tiene que batallar durante horas, sin importar que sea la Copa Davis o el torneo local, ese que lo tiene otra vez en instancias decisivas, aunque ahora le toque el más difícil de todos, como le pasó hace dos años.

A sus 34 años, es protagonista de un 2017 donde su cara es la más visible del tenis argentino. Fue el mejor en el Abierto de Australia, brilló ante Italia y ahora es el último tenista nacional en el ATP de Buenos Aires, luego de una gran batalla ante el brasileño Thiago Monteiro en la que se impuso 3-6, 6-2 y 6-3.

Un día después de su gran producción ante el español David Ferrer, "Charly" jugó un partido radicalmente opuesto. Entre fastidioso y acelerado, le abrió un abanico de oportunidades al zurdo nacido en Fortaleza.

Desconocido para muchos, Monteiro ya había dado la nota en octavos al eliminar en forma contundente al español Tommy Robredo, y se presentó sin resquemores para arruinar la velada del tenista de Chascomús.

Berlocq salió desaforado a ganar desde el primer pique y dio el mensaje de estar más desesperado por el triunfo que concentrado en el juego. Parecía que estaba pensando más en la final que en los cuartos.

Para complicar incluso más la tarea del número 77 del planeta, Monteiro ejecutó un plan de juego perfecto: tuvo mucha intensidad, se desplazó muy rápido y aceleró la cabeza de la raqueta de forma tal que todos sus golpes, de transición o para definir, causaban daño.

Le costó mucho a Berlocq revertir esa situación, porque precisamente lo que le faltaba era paciencia. Pero de a poco empezó tener las líneas en una mira más calibrada, y eso le bajó la intensidad al juego de su rival. De pronto se encontró con un quiebre y luego otro más, algo que en el primer set parecía una ilusión.

Y si algo le faltaba a la noche era un Court Central Guillermo Vilas colmado con casi cinco mil personas que, de a ratos, tomó ribetes de Copa Davis. Es que "Charly" es uno de los jugadores que más enciende a la hinchada local, por eso los puntos ganados en momentos claves o con alto vuelo, el estadio explotaba.

Con sacrificio por momentos, con tenis bien disputado por otros, Berlocq usó su experiencia (y un gran estado físico a sus 34 años) para sacar adelante un match bien difícil, al punto que lo tuvo con peñas incertidumbres en el cierre pero con la gente mimándolo con cantos. Cuando los errores se transformaron en misiles a los flejes, y el fastidio se hizo aliento propio, reapareció el jugador que pasó por encima a Ferrer y se metió en semifinales otra vez, como en 2015, cuando cayó rendido ante Rafael Nadal

El sábado, no antes de las 15.30, tendrá una misión muy complicada, tal como pasó hace dos años, donde lo espera el gran candidato al título, Kei Nishikori. El japonés se mostró más sólido este viernes que en su debut ante Diego Schwartzman, y logró un cómodo triunfo por 6-1 y 6-4 frente a Joao Souza.

Número 5 del mundo y primer preclasificado del ATP porteño, Nishikori arrancó "frío" ante el "Peque", pero contra el portugués dejó una mejor imagen. Más rápido de piernas, contragolpeando a tiempo y sin mayores errores, casi no le concedió opciones a su rival.

La jerarquía del nacido en Matsue hace 27 años fue determinante para someter al luso. Estuvo más cómodo en el polvo de ladrillo del court Guillermo Vilas, que lo recibió después de siete meses sin jugar en dicha superficie. Y hasta le dio la "bienvenida", porque por primera vez en la semana, las tribunas (con unas tres mil personas), le demostraron su afecto.

Por el contrario, Sousa quedó lejos de aquel lunes en Río de Janeiro cuando, por la segunda ronda de los Juegos Olímpicos, puso en aprietos a Juan Martín Del Potro. Fallando con ambos golpes y por momentos acelerando de más para forzar una equivocación del asiático, Sousa no pudo hacer mucho. Hasta se lo escuchó gritar "una para mí, pido", reclamando que la red lo ayudara en el azar.

A primera hora de la jornada, a pleno sol y sin que el cielo empezara a amenazar con complicar la sesión nocturna, los españoles Albert Ramos y Pablo Carreño Busta abrieron la llave de cuartos de final, con victoria del segundo por 6-3, 4-6 y 6-4.

El número 25 del mundo volvió a jugar en un alto nivel y sólo dejó algunas dudas en el segundo parcial. Otra vez fue agresivo desde el fondo y no le tuvo miedo a definir en la red cada vez que la situación lo ameritaba.

Carreño llegó a semifinales del Argentina Open por primera vez en su carrera y, de a poco, sin la exposición de otros apellidos y aprovechando la baja del uruguayo Pablo Cuevas en su debut, el de Gijón se prueba el traje de candidato.

Primero tendrá que vérselas en semis (el sábado a las 14) justamente ante el verdugo de Cuevas, el ucraniano Aleksandr Dolgopolov, otro que se coló entre las grandes luces del certamen y sin ser favorito, ya está entre los cuatro mejores.

El número 66 del ranking eliminó este viernes al austríaco Gerald Melzer por 7-5 y 6-4 en un partido parejo, definido sobre todo por la reacción físico de Dolgopolov y por los aciertos en los momentos claves.

 



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