DEPORTES
8 de marzo de 2017
Mujeres con la cabeza levantada
"Al fútbol -le dijo el sábado pasado Juan Pablo Sorín a mujeres futbolistas de la Villa 31- se juega con la cabeza levantada". Como en la vida.
Nueve veces, en el tiempo, llamó Nicole Brown a la policía para denunciar violencia doméstica. "Me va a matar", dijo. Otro día, OJ Simpson, cuyo padre era gay, la golpeó por "permitir" que un homosexual besara al hijo de ambos.
El 12 de junio de 1994, Simpson mató a Nicole de cuatro cuchilladas en el cuello. Luego le cortó la garganta. El fiscal Bill Hodgman describe el horror cuando muestra a Nicole ahogada en sangre. Es uno de los momentos más dramáticos de "OJ Simpson. Made in America", el formidable documental de ocho horas de ESPN ganador del último Oscar.
Un relato que habla más de Estados Unidos que de Simpson, el negro de origen humilde que se convierte en una celebridad del violento fútbol americano, el cine y la TV, y que se desvive por ser reconocido como un blanco. Las imágenes, sin embargo, muestran que es la comunidad negra la que celebra su absolución, acaso como una revancha ante tanta injusticia histórica. No importa que Simpson, como todos creen desde siempre, haya matado a una mujer.
El deporte, sabemos, tiene más Simpsons. Algunas violencias, sin embargo, sólo pueden ser contadas con el paso del tiempo. "Lo fui a ver por un dolor en la espalda. Puso sus dedos dentro mío.dijo que el dolor desaparecería". Jamie Dantzscher, ganadora de una medalla de bronce en Sydney 2000, acusa 20 años después a Lawrence Nassar, médico del equipo estadounidense de gimnasia desde 1986 a 2015, arrestado semanas atrás. Sus víctimas, decenas de gimnastas, tenían entre 10 y 14 años. Les convidaba caramelos y aperitivos en su propia casa. En un ambiente de entrenadores sargentos, las sonrisas de Nassar, contó Dantscher, eran "una luz en la oscuridad".
El diario Star, de Indianápolis, copió en 2016 al Boston Globe, el de la película Spotlight. En lugar de curas pedófilos investigó durante nueve meses a entrenadores pedófilos. Encontró más de 300 deportistas adolescentes abusadas.
"Tenemos uno más", se lamentaba en 2005 un mail interno de la Federación de Gimnasia de Estados Unidos. Se refería a un nuevo entrenador acusado de abuso. Simplemente lo echaba. El entrenador, como los curas, cambiaba de ciudad y seguía abusando. La causa judicial incluye a 54 entrenadores.
Por no supervisar como debían, la justicia investiga hoy el rol de la propia Federación. Y también a Bela y Marta Karolyi, entrenadores desde 1988 hasta 2016. Sus métodos severos y polémicos ayudaron a ganar decenas de medallas olímpicas y títulos mundiales. Son los mismos entrenadores de Nadia Comaneci. "La pequeña comunista que no sonreía nunca" (así se llama un libro de 2015 que cuenta su historia) también sufrió abusos. Bela Karolyi la reclutó cuando tenía apenas seis años en el patio de su escuela de Onesti. Tras el célebre "10 perfecto" de los Juegos Olímpicos de Montreal 76, Nicolae Ceausescu, hijo del dictador rumano, se encaprichó con ella, la acosó y la maltrató.
Inevitable, son cada vez más las mujeres deportistas que se animan a hablar hoy de violencias pasadas. En decenas de países. Gloria Viseras, abusada de niña por su entrenador en España, describe como pocas la situación. "Eres campeona desde niña, modelo de sacrificio y no quieres que tus padres sepan que eres una 'puta', porque así es como él me llamaba: 'puta'. Si un entrenador como él pedía a una niña que diera el doble salto mortal, la niña saltaba. Si ordenaba abrir las piernas, las abría". A Viseras le llevó 30 años contar todo.
No hubo condena porque el delito, dijo la justicia española, ya había prescripto. Viseras saludó el proyecto presentado el lunes pasado en el Senado de los Estados Unidos: extiende a diez años más la imprescriptibilidad como crimen federal del abuso contra jóvenes deportistas.
Hay otros abusos con menos prensa, porque no pertenecen sólo al deporte. Lo demuestra el reclamo de las jugadoras de la selección de fútbol de los Estados Unidos. "Ganamos tres Mundiales y llevamos más gente a los estadios, pero recibimos menos dinero que los varones", se queja Megan Rapinoe. Es la primera deportista blanca que también se arrodilló cuando sonó el himno nacional. Protesta "porque en 33 de 50 estados del país todavía se puede discriminar legalmente a los gays". La Federación ya le avisó que será sancionada si sigue arrodillándose. De rodillas, justamente, parecen hoy en la Argentina las cosedoras de pelotas de la ciudad cordobesa de Bell Ville.
Las pelotas más baratas que llegan desde China, avisan los fabricantes, amenazan dejarlas sin trabajo también a ellas. Forman un lado menos visible de la crisis ya no sólo del fútbol, sino también de estos tiempos más difíciles, que incluyen a millones de mujeres que hoy salen a la calle en distintas partes del mundo. "Al fútbol -le dijo el sábado pasado Juan Pablo Sorín a mujeres futbolistas de la Villa 31- se juega con la cabeza levantada". Como en la vida.
Fuente: Ezequiel Fernández Moores
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