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14 de abril de 2017

River goleó por 4 a 2 a Melgar

El equipo de Marcelo Gallardo se impuso con dos goles de Driussi, uno de Nacho Fernández y otro de Martínez Quarta; el rosarino Emanuel Herrera, los dos tantos de los peruanos.

River es un equipo con dos caras que todavía no logran ensamblarse en una sola. Son dos versiones, dos realidades que por ahora logran convivir en medio de una sucesión de resultados que acompañan. Porque anoche, en el Monumental, sumó su sexta victoria consecutiva ante Melgar por 4-2 y quedó como líder del Grupo 3 de la Copa Libertadores con seis puntos. Pero mientras disfruta del trayecto de un inicio del año positivo y a veces hace recordar a aquel equipo que ganó la Copa Sudamericana en 2014, también tiene sus momentos de sufrimiento: defensivamente, las garantías no siempre están dadas, y las falencias se tapan con las virtudes de mitad de cancha para adelante.

Durante los noventa minutos, el Millonario apostó al estilo que logró imponer desde aquella victoria en Colombia por 3-1 frente al DIM. En ataque, es una combinación de factores que logran un resultado: rotación correcta de la pelota, movimientos libres en el mediocampo para asociarse e intentar tocar de primera y tirar paredes, proyección de los laterales para sorprender siendo un equipo ancho y precisión para definir. Por eso, tras los cuatro ante Melgar, logró sumar 16 goles en los últimos seis juegos, donde convirtió siempre dos tantos o más. Eso sí, le marcaron seis y solo mantuvo la valla invicta ante Quilmes.

Ignacio Fernández se transformó en el cerebro y el intérprete que mejor entiende lo que pretende el entrenador Marcelo Gallardo. Ayer volvió a ser la figura, pidiendo siempre el balón y eligiendo correctamente cómo moverlo durante todo el partido. Sus conexiones con Driussi y Pity Martínez desconcertaron siempre a la defensa rival. Además, marcó un gol de taco para el empate 1-1 y asistió en dos: de cabeza a Lucas Martínez Quarta en el 3-2 y con un gran pase a Driussi en el 4-2.

 

River también puede seguir disfrutando del presente de sus delanteros. Sebastián Driussi, autor de dos tantos, ya suma tres en la Libertadores y acumula cuatro en el semestre; Lucas Alario, ayer en el rol de asistidor para su compañero, tiene también cuatro, tres en el torneo local y uno en la Copa; y Rodrigo Mora volvió a ingresar correctamente para generar peligro.

Además, después de buscar y buscar, el DT consiguió al acompañante de Jonatan Maidana, quien ayer no tuvo un buen partido. Y lo encontró en las inferiores: Lucas Martínez Quarta, quien marcó un golazo de chilena para el 3-2 y asistió a Nacho en el 1-1, está cada vez más consolidado en la dupla central.

Pero, a su vez, en la cabeza del Muñeco también deben estar rondando las complicaciones que le generó Melgar, especialmente en los primeros 25 minutos de frenesí que se vivieron en el Monumental, cuando se marcaron cinco de los seis goles de la noche. Es que en esos instantes, la imagen del partido pasado ante Quilmes se repitió: los errores defensivos le entregaron muchas ventajas a los delanteros rivales. Pero esta vez la historia fue diferente.

Aquella tarde, Federico Andrada falló. Anoche, Emanuel Herrera avisó al minuto y medio, y luego, a los tres, no perdonó y convirtió en una jugada que expuso a los centrales y a los laterales. Luego, a los 25, volvió a marcar tras otra vez, tras una lenta reacción de la defensa millonaria. Así, las imprecisiones en ambas líneas de fondo, ya que el equipo peruano también se mostró muy dubitativo, permitieron crear un partidazo.

Es que ni Milton Casco ni Jorge Moreira brindaron garantías y sus espaldas fueron pasillos sin marca para los jugadores de Melgar, que aprovecharon sus huecos para atacar y lastimar. Además, Maidana mostró una falta de cálculo poco habitual en él y sufrió tanto arriba como abajo a la hora de marcar durante la primera etapa, acomodándose recién en el segundo tiempo, al igual que los laterales.

Luego de ocho partidos en el semestre, la preocupación sigue siendo la misma: el estilo de juego, con mucha soltura para atacar, hace quedar expuesto a un equipo que todavía no se ensambló defensivamente como sí lo hizo en ofensiva. Por ahora, ante un presente prometedor y con mucho viento a favor, encuentra una base sólida y soluciones dentro del terreno de juego que le permiten seguir soñando con tranquilidad.



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