AGROPECUARIA
28 de abril de 2017
Angustia en Charlone por el cierre de la planta de SanCor
Salió el último camión con un remanente de quesos azules. En el pueblo de 1.200 habitantes la mayoría dependía de la compañía.
Desde hace 37 años, Jorge Morales (57) es uno de los 51 trabajadores de la planta de quesos que tiene SanCor, en la localidad de Charlone, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires. Ayer, junto al resto de sus compañeros, Morales vio salir -desde las cámaras de la planta, que es el motor de ese pueblo de 1.300 habitantes- el último camión transportando el remanente del queso azul, la única variante de la producción que tenía la compañía.
“Hoy la sensación es de mucha angustia porque sabemos que prácticamente todo el pueblo depende de la vida de la fábrica”, dice. "Todos tenemos una familia para mantener, además, siempre tratamos de dar lo mejor a la empresa, de evitar conflictos. Por eso, esto es angustiante".
Sin embargo, la realidad se les impone con crudeza: desde enero cobran parte del suelo y hoy, están con una suspensión para los próximos 30 días, con la percepción del 75% de sus haberes. Después no saben que va a pasar. Pero tampoco tienen un plan de contingencia: apuestan todo al salvataje de la compañía o al desembarco de un nuevo dueño que les permita seguir manteniendo sus fuentes de trabajo que inyectan al pueblo más de $ 2 millones mensuales en salarios. "Si no es SanCor, habrá candidatos para comprarla. Está todo instalado", insiste Morales. Y cuenta que la zona provee unos 83.000 litros diarios de leche, de los cuales entre 30 y 40 mil se destinan a los quesos azules.
El partido de General Villegas, del que depende este pueblo es la segunda cuenca lechera (después de Trenque Lauquen) de la provincia de Buenos Aires. Y la planta de Charlone fue la primera industria en ubicarse en la provincia hace 60 años.
En su apogeo, la planta llegó a tener más de 200 empleados. Era otra época, claro, cuando se llegaron a elaborar 180 mil litros de leche, la materia prima que insumían otros tipos de quesos que también se producían como el cuartirolo, el camembert, el blueberg, el minifimbo y el miniazul.
También desde la tristeza que produce el vaciamiento de la planta, más el trago amargo de las inundaciones, Jorge Morgavi, de Tamberos Unidos de Charlone, enumera "todo lo que va a perder del pueblo si la planta cierra". No sólo la capacidad de consumo de su gente, los puestos de los camioneros, la cooperativa eléctrica, entre otros eslabones. "Yo tengo 45 años y no quiero que sea un pueblo fantasma", dice sin entregarse a la resignación. "La planta es parte de nuestras vidas".
Fuente:Natalia Muscatelli
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