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TURISMO

10 de mayo de 2017

Dos circuitos para conocer tu provincia

Un paseo religioso y otro histórico permiten adentrarse en el patrimonio de la capital salteña. Iglesias, conventos y museos se combinan en una propuesta ideal para los amantes del pasado.

La capital salteña ofrece al viajero lugares que reafirman a cada paso su encanto; ese que conquistó a los nativos aimaras. Ellos fueron quienes bautizaron a estas tierras como Sagta, es decir: “la más bella”.

Para conocer los tesoros patrimoniales de esta ciudad norteña, lo mejor es emprender caminatas temáticas en circuitos por el casco céntrico.


Testimonios de fe
La plaza mayor 9 de Julio está siempre dispuesta a recibir: sus árboles la convierten en el lugar preciso para la contemplación y el descanso y a menudo es posible ver el desfile del Regimiento Infernales de Güemes.


Cruzando esta plaza comienza nuestra marcha hacia la Catedral. Es aconsejable visitarla fuera de los oficios religiosos, cuando el silencio deja al descubierto sus maravillas, iluminadas a través de los vitrales. Se destaca el altar principal, profusamente ornamentado en oro, y la Virgen del Milagro acompaña a las tallas sacras del siglo XVI. Allí descansan las Glorias del Norte, es decir, los restos de los generales Güemes, Arenales y Alvarado, entre otros salteños. 


Enfilando por calle Caseros nos enfrentamos con una construcción que impacta, en particular por el tallado de las maderas de sus portones. Se trata del Convento de San Bernardo, la reliquia católica más antigua de la ciudad, cuyo origen data de la época fundacional.


En esa misma calle relucen los potentes colores terracota, oro y marfil del Complejo Cultural de San Francisco, con un campanario de 54 metros que se ubica entre los más altos de Hispanoamérica. Aquí hay mucho para conocer, entre iluminadas galerías y patios. Por eso, se recomienda una visita guiada.
Así mismo, el museo de la orden franciscana brinda sorpresas como su colección de jarras romanas, lámparas etruscas del año 79 a.C. y objetos de platería barroca e imaginería colonial, celosamente custodiados en las vitrinas.


Las huellas de la historia
Dejamos atrás los sitios religiosos y pasamos a los que fueron testigos de grandes acontecimientos revolucionarios y que hoy custodian el acervo histórico salteño. 


Como en casi todas nuestras ciudades, el Cabildo balconea a la plaza central. Tiene dos curiosidades a nivel arquitectónico: los 14 arcos de la planta baja no se corresponden con los 15 de la parte superior, y la torre está totalmente fuera del eje central. Destaca la simpleza de sus patios y recovas, que llevan hacia dos museos de antigüedades y un lote de carruajes de siglos pasados.


Por las galerías externas del Cabildo se establecieron negocios de manufacturas tradicionales, que elaboran piezas de orfebrería de gran calidad con piedras típicas como rodocrosita y lapislázuli.


Casi vecino al Cabildo, otro emblema arquitectónico para contemplar es el Centro Cultural América, edificado en 1913, que fue sede de un importante club social y la gobernación hasta 1987. Se trata de un palacete de estilo academicista francés en combinación con arcos neo renacentistas. Imperdibles los vitrales internos traídos de Milán, que relucen entre pisos venecianos.


La novedad del paseo la aporta el recientemente inaugurado Museo del Héroe Nacional y de la Gesta Güemesiana (en España 730), casa natal de Martín Miguel de Güemes. Para generar este espacio se reciclaron diez salas, y se las equipó con programas multimedia que conjugan lo audiovisual con escenas museográficas. Representan distintas etapas de la vida del prócer y su epopeya revolucionaria en pos de la independencia.  



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