Después de más de 17 meses en el cargo, durante 12 de los cuales buscó sin suerte convertirse en secretaria General de las Naciones Unidas (ONU,), Susana Malcorra renunció ayer como ministra de Relaciones Exteriores de Mauricio Macri. A su lugar lo ocupará el actual embajador en Francia, Jorge Faurie, uno de los diplomáticos de carrera con mayor trayectoria en el Palacio San Martín.

“Nuestra canciller nos abandona, no al equipo, pero sí como canciller, por temas personales”, dijo el presidente Macri pasado el mediodía, y sorprendió con el anuncio desde la Casa Rosada, acompañado por Malcorra y el jefe de Gabinete, Marcos Peña. “Cuesta encontrar en la historia una canciller como Susana. Gracias por el enorme aporte que ha hecho”, agregó.

El jefe de Estado también sostuvo que “Susana ha sido una pieza fundamental porque todas esas relaciones que ella entabló las puso al servicio de la Argentina”.

Es que desde marzo de 2012 hasta diciembre de 2015, cuando asumió como canciller, Malcorra fue jefa de Gabinete del entonces secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki Moon, a quien intentó suceder. En ese plan, tuvo una intensa gestión diplomática como canciller, que la llevó a numerosos viajes por el mundo, pero perdió en esa carrera frente al portugués Antonio Guterres, quien asumió en octubre pasado.

Peña se encargó de anunciar que el sucesor de Malcorra asumirá el 12 de junio próximo.

Faurie, de 65 años, fue viceministro de Relaciones Exteriores en 2002, cuando el presidente era Eduardo Duhalde y el canciller era Carlos Ruckauf.

Llegó a la embajada de Francia después de ganarse la confianza de la Rosada, cuando propuso la presidencia interina del senador Federico Pinedo para resolver el conflicto de la trasmisión del mando de Cristina Fernández de Kirchner a Macri, el 10 de di­ciembre de 2015. Tiene tres denuncias judiciales en su contra, la principal de ellas por haber omitido en su declaración jurada una sociedad que había constituido con su amigo, el histórico secretario de Carlos Menem, Ramón Hernández.

Los cancilleres “de la casa”, funcionarios de la carrera de relaciones exteriores, son una rareza en Argentina y en muchos países del mundo.

La última canciller de carrera que se registra fue Susana Ruiz Cerutti, por apenas unos meses, en 1989, cuando el excanciller Dante Caputo dejó el gabinete del ya tambaleante gobierno de Raúl Alfonsín. En general, cubrieron períodos cortos.

Por su parte, Malcorra defendió su gestión acorde con el propósito de Macri de reinsertar a la Argentina en el mundo a partir de la salida del default y la mejora de las relaciones con países como ­Estados Unidos, y varios de los más importantes entre los ­europeos.

Dijo, en ese sentido, que “hoy el país está sentado en la mesa de todos los organismos internacionales de decisión”, pero agregó que “queda mucho por hacer”.

Para ello, será nombrada con el rango de ministra consejera del Presidente en temas como la relación de Argentina con la Organización Mundial de Comercio (OMC). Lo hará desde Madrid, lugar donde reside su familia, incluido su esposo, quien atraviesa una delicada situación de salud.

Después del anuncio, en declaraciones a periodistas, Malcorra confirmó que Argentina propuso al embajador en Chile, el mendocino José Bordón, como secretario general de la Unasur. “Pero todavía no hemos logrado el total consenso, en el que estamos trabajando”, dijo. El tema iba a ser tratado la semana pasada en Quito en una reunión de presidentes de la Unasur, pero debió suspender debido a la descompensación que sufrió Macri.

Segundo cambio. La de Susana Malcorra es la segunda salida de un ministro en el gabinete de Mauricio Macri. Antes, Alfonso Prat Gay había sido desplazado del Ministerio de Economía. Es el décimo recambio si se suma a funcionarios que, sin ser ministros, ocupaban cargos importantes, como Martín Lousteau (embajador en Estados Unidos) o Daniel Chaín (exsecretario de Obras Públicas).

Agencias