POLITICA
18 de junio de 2017
Con 33 frentes distintos van a las PASO los justicialistas
La derrota electoral de 2015 y la ausencia de un líder nacional generó la mayor dispersión en la historia del justicialismo. La proclamada “unidad” se convirtió en una convocatoria vacía.
Como nunca antes en su historia, el peronismo llegará a las PASO de agosto y las elecciones generales de octubre como integrante de 33 frentes electorales diferentes en las 24 provincias. La diversidad es tan amplia que en muchos casos el peronismo se presentará en alianzas con partidos o sectores políticos que en la provincia vecina jugarán enfrentados.
Esa dispersión, que primero afectó al otro gran partido argentino del siglo XX, el radicalismo, se puede explicar por el debilitamiento de esos instrumentos de participación política y de competencia por el poder, los únicos que la Constitución Nacional reconoce y define como las “instituciones fundamentales del sistema democrático”.
En 2017, esa situación encuentra agravantes:
Este año se juega una elección legislativa a nivel nacional, en donde ningún candidato se presenta en más de una provincia. Se eligen diputados nacionales en todos los distritos y senadores nacionales en 8 de ellos, pero no hay una boleta igual en todo el país, como ocurre en las votaciones presidenciales. Por eso, los comandos provinciales de los partidos políticos nacionales pueden optar por la estrategia que mejor les convenga.
El peronismo llega a la elección de medio término fuera del poder. Desde el regreso de la democracia, eso sólo ocurrió en 1985, 1987 y 2001. Aunque degradado por las derrotas, en esos años el Partido Justicialista todavía conservaba algo parecido a una estructura nacional.
La llegada de Mauricio Macri luego de doce años de kirchnerismo dejó al peronismo sin un líder victorioso (o con perspectiva de ganar una elección presidencial) capaz de ordenar el PJ en todo el país, o al menos en una parte significativa del territorio. La dirigente más conocida a nivel nacional es Cristina Kirchner, pero hoy su gravitación se restringe al conurbano bonaerense (sobre todo a los partidos del sur), a la Capital Federal, donde controla al peronismo porteño, y no mucho más.
La cuenta de 33 frentes con nomenclatura o vocación peronista sólo considera a las alianzas del PJ o del kirchnerismo y deja afuera a la última gran fractura del Movimiento, que protagonizó Sergio Massa. A pesar de que él mismo reconoce su genética peronista, lleva años diferenciándose del PJ.
En la Ciudad de Buenos Aires, el kirchnerismo y el PJ irán juntos, aunque sus candidatos se enfrentarán en una de las pocas PASO competitivas que habrá en agosto. Esa unidad, sin embargo, no les servirá para ganar: todas las encuestas conocidas pronostican un triunfo cómodo del oficialismo en el distrito.
En Córdoba, el kirchnerismo armó el Frente Córdoba Ciudadana para oponerse al oficialismo de Unión por Córdoba, donde manda el PJ del gobernador Juan Schiaretti y su antecesor José Manuel De la Sota.
Santa Fe es otra de las provincias en las que habrá un peronismo unido, aunque esa confluencia, siempre según los sondeos preelectorales, no le alcanzará para salir del tercer lugar.
En Mendoza, la quinta provincia según el número de electores, el Frente Somos Mendoza logró reunir al PJ y al kirchnerismo. Es otro de los distritos en los que la unidad no parece alcanzarle al peronismo para derrotar a Cambiemos.
En los distritos con menos población, la situación es parecida. Seis de ellos -Tierra del Fuego, Jujuy, Chubut, La Rioja, Catamarca y Salta- muestran la fractura entre PJ y el kirchnerismo. En la última de esas provincias, incluso, se observa una dispersión aún mayor:el propio kirchnerismo no consiguió ponerse de acuerdo y entonces habrá dos frentes distintos de esa tendencia.
Las otras trece provincias “chicas” o “medianas” muestran un peronismo unido. Al menos en este turno.
Fuente:Ignacio Miri
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