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ECONOMIA Y POLITICA

25 de julio de 2017

El FMI subió a 2,4% su previsión de crecimiento para Argentina

Según el organismo, la recesión está llegando a su fin. El crecimiento está impulsado por el repunte gradual del salario. Igual está lejos de lo previsto por el Gobierno.

La actividad económica de América Latina sigue apuntando hacia una recuperación gradual en 2017-18, ya que las recesiones de algunos países -en especial, Argentina y Brasil- están llegando a su fin, según señaló en una publicación Alejandro Werner, Director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional.

De acuerdo al trabajo titulado "Perspectivas más recientes de las Américas: Se reanuda la marcha, pero a baja velocidad", Argentina este año crecerá 2,4% -lejos del 3% que estima el gobierno- y solo 2,2% en 2018. En tanto, Brasil crecerá 0,3% y el año que viene 1,3%. 

De acuerdo a las previsiones del FMI, Perú será el país de la región que más crecerá en el año en curso: 2,7%, le sigue Argentina (como se señaló, 2,4%) y Colombia con una expansión de 2,2%. En el otro extremo, para Venezuela estima una caída del PBI del 12%. Estos datos son los que llevan a proyectar que la región crecerá 1 % este año y 1,9% en 2018. 

Sin embargo, el organismo abre el paraguas al advertir que "en un contexto de poca confianza, la demanda interna sigue siendo débil en la mayoría de las economías, y se cree que la recuperación no será sino gradual". También indica que "algunos países necesitarán estrategias claras para profundizar los ajustes a los resultados fiscales y externos tras la pérdida permanente de los ingresos provenientes de las materias primas".

Argentina  

En referencia a la Argentina, el trabajo de Werner señala que "la recuperación tras la recesión del año pasado está consolidándose, gracias al estímulo que el consumo privado recibe del repunte gradual del salario real, y la inversión está respaldada por el crecimiento incipiente del crédito y el aumento del gasto en obra pública". 

En base a este diagnóstico es que el trabajo contempla que el crecimiento en Argentina "se recupere y llegue al 2,4% este año -nivel ligeramente superior a lo proyectado en el informe Perspectivas Económicas Mundiales (WEO) de abril" (cuando el FMI estimó que el PBI se crecería en 2,2%). 

Para el 2018, el organismo prevé que el crecimiento "se modere y se ubique en un nivel de aproximadamente 2,2% ya que la mayor consolidación fiscal y la continua aplicación de una política monetaria restrictiva moderarán la demanda interna", consigna el documento. 

Respecto del tipo de cambio, el organismo que preside Christine Lagarde indica que "la depreciación reciente del peso ayudó a corregir la sobrevaloración de la moneda y, junto al repunte de la demanda de Brasil, podría impulsar el crecimiento de las exportaciones" y cabe indicar que cuando se escribió este trabajo el dólar no había escalado a un nivel cercano a los 18 pesos. 

El FMI recomienda a la Argentina, para lograr un "crecimiento sólido, sostenido y más equitativo", que "además de reducir aún más los desequilibrios fiscales y de continuar reduciendo la inflación... será necesario redoblar los esfuerzos para avanzar en reformas de gran alcance en el lado de la oferta". 

Reformas 

Dando a entender que el boom de los commodities es historia, el Fondo consigna que "las perspectivas de un crecimiento sólido a largo plazo en América Latina parecen más sombrías que hace unos años". 

Un dato que no deja de ser preocupante es que "América Latina crecerá aproximadamente un 1,6 por ciento en términos per cápita, es decir, exactamente la misma cifra de crecimiento registrada por la región en el último cuarto de siglo, y muy inferior a las tasas del grupo de economías emergentes y en desarrollo", señala Werner. 

Indica que resulta "preocupante que estas tasas de crecimiento sean esencialmente iguales a las de las economías avanzadas" y agrega que teniendo en cuenta "la escasa contribución de la productividad al crecimiento general obliga a cuestionar su sustentabilidad". 

Advierte también que la región "se prepara para enfrentar una transición demográfica hacia una población de mayor edad, lo que limitará el crecimiento de la oferta de mano de obra". 

El desafío para América Latina será preservar las mejoras logradas en los últimos años en cuanto a niveles de vida, ya que se proyecta que "el crecimiento a mediano plazo seguirá siendo moderado y que el espacio fiscal será cada vez más escaso". 

Ante este panorama, el organismo recomienda "acelerar la ejecución de las reformas estructurales" en la región, consistentes en:

• mejorar la calidad de la infraestructura y la educación;

• facilitar la participación de la mujer en la fuerza laboral;

• reforzar la gestión de gobierno y el Estado de derecho para controlar la corrupción (que está frenando la inversión en algunos países);

• profundizar la integración regional a nivel comercial y financiero, que es relativamente baja, a fin de crear economías de escala que darían un impulso necesario al crecimiento.

 

 



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