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31 de julio de 2017

La escritura puede develar aspectos de la personalidad

El trazado de la escritura, se definen rasgos psicológicos de la personalidad.

 

La forma de la escritura puede develar aspectos de la personalidad que llegan a sorprender hasta al mismo autor del trazado, que entiende que tiene capacidad para realizar una función en determinado puesto laboral pero un pequeño detalle en una palabra puede cambiar su rumbo.

La grafología, justamente, es la técnica que estudia las características psicológicas de la persona a través de la forma y de los rasgos de la escritura. Esta labor puede aplicarse en distintos puntos, desde determinar el perfil del candidato indicado en una empresa hasta realizar el seguimiento de un paciente con Parkinson y aportar datos clave en una causa judicial.

Adriana Ziliotto es perito grafóloga (Agora 72392) y forma parte del equipo directivo del Instituto Emerson, que hace 21 años dicta la carrera de Técnico Superior en Grafología y otorga un título validado por el Ministerio de Educación.

En diálogo con este medio, la especialista brindó detalles sobre los conceptos de esta técnica, las aplicaciones y los parámetros que tienen en cuenta para analizar un escrito.

En primer lugar, se encargó de diferenciar las funciones del grafólogo de las del psicólogo, aclarando que el primero “no habla sobre personas, sino sobre escritos, que proyectan características psicológicas o neurológicas”, mientras que el segundo “analiza personas, con sus correspondientes herramientas”.

A partir de este concepto inicial, Ziliotto se refirió a la función de la grafología en lo que respecta al área de recursos humanos. “Las empresas nos requieren para hacer perfiles de personalidad, de actitudes, que tienen que ver con los puestos que se desean cubrir”.

Además de realizar peritajes para la Justicia, en la actualidad la especialista se está desempeñndo en el Hospital de Clínicas, con talleres de reeducación de la escritura en pacientes con Parkinson. Y explicó que “en los consultorios de neurología se hace un seguimiento a través de la escritura y de esta manera se puede ir viendo qué efecto hizo la medicación o cómo va evolucionando la patología”.

Parámetros

Para explicar a grandes rasgos la forma de análisis de la grafología, Ziliotto indicó que primero hay que comprender que “es un conjunto de signos que en forma separada no dicen nada. Se van sacando conclusiones que se van integrando unas con otras hasta llegar al resultado final”.

Para ello, explicó que los grafólogos utilizan tabletas informáticas de captura, que van conectadas a una computadora y brindan una serie de datos biomé- tricos acerca del trazado.

Entonces, son tres los parámetros a tener en cuenta: presión, velocidad y forma. La primera “dice cuál es la energía psicofísica”, señaló, y agregó que “a partir de otros rasgos uno puede darse cuenta si tiene baja energía psíquica o física, lo que estaría diciendo que está cansado, enfermo o deprimido”.

En tanto, el segundo punto define la velocidad “de todos los procesos, sobre todo mentales”. Aquí entran en juego los trazos aéreos registrados justamente por estas tabletas.

“Uno puede tener una escritura muy rápida pero a lo mejor en los trayectos aéreos se lo pasó dudando. Entonces no es todo lo ejecutivo que parecía ser”, remarcó.

En tanto, señaló, “la forma tiene que ser legible, es un requisito bá- sico para la escritura”. Respecto de este punto, agregó que “si es muy adornada, voy a pensar que es una persona más lenta, más cuidadosa de los detalles, que cuida su apariencia”. Un trazado puede sorprender, entonces, mucho más de lo pensado.

De la teoría a la práctica

El trazado de la palabra Grafismo, extraído de un manual de software de la tableta informática de captura, fue el ejemplo a utilizar en esta entrevista. Por eso, aclaró de antemano Adriana Ziliotto, “es algo dibujado y pueden saltar ciertas incoherencias”, así como también advirtió que “la grafología consiste en un conjunto de signos. Cada uno por separado no dice absolutamente nada. Hay que ir integrando una cosa con la otra”.

Entonces, de acuerdo con el informe de la especialista, “podríamos decir que hay dudas al inicio, porque tenemos un trazo aéreo que se ve antes de comenzar a hacer la primera letra. Tenemos una escritura prácticamente ligada, con continuidad, el único corte es para colocarle un punto. Es una persona que si bien tiene dudas antes de comenzar la acción, cuando se decide a ejecutarla, tiene decisión. Tiene signos de velocidad, porque no se ven detenciones ni temblores. El grafismo es bastante simplificado y rápido. Tiene capacidad de percepción del otro, capacidad para estudiar o llegar a lo que el otro piensa y siente. Eso se ve en lo que llamamos escritura decreciente, si empezamos de la ‘R’, esto va bajando, empieza de un tamaño y se va afinando. Eso es cuando tiene capacidad para escuchar al otro y percibir lo que el otro quiere y desea. La ‘O’ se ve tan aplastada como la ‘S’ y la última parte de la ‘M’, lo que dice que también la influencia del ambiente es importante. Le importa lo que el otro dice o piensa sobre él, no es ajeno. Y podría ser hasta influenciable. Esa buena escucha que tiene del otro podría llegar a ser un punto en contra si se deja influenciar. El punto de la ‘I’ está en la letra que sigue y eso tiene que ver con que es una persona con rapidez mental, no se toma el trabajo de volver a donde corresponde, no es detallista. Esta persona no es comunicativa, a pesar de que tiene rasgos de intenciones de llegar al otro. Es una persona reservada: todos los óvalos, la ‘O’ y la ‘A’, son cerrados. En tanto, la rúbrica de la firma representa el lugar donde se expresan los mecanismos de defensa. Esta persona los tiene en la seducción porque muestra ese rasgo que es un bucle, no sólo lo dibuja y deja la huella sino que en el aéreo lo repite”.

La escritura en los chicos

La forma de la escritura es un problema recurrente en los chicos de la escuela primaria, donde muchas veces priorizan solamente el contenido. Aprender a escribir no es solamente comprender la sintaxis y las reglas de ortografía, sino también tiene que ver con mantener una forma legible para poder cumplir con el punto fundamental de esta cuestión que es la comunicación.

Adriana Ziliotto explicó al respecto que “la escuela se ocupa mucho de los contenidos pero no de la forma, entonces el chico aprende a escribir como le va saliendo”.

Esto provoca que “cuando pasa a tercero o cuarto grado y el establecimiento empieza a exigir velocidad, el alumno puede reaccionar de dos maneras: apurarse y que la escritura se vuelva ilegible o escribir prolijo y no llegar a tiempo”.

Dime cómo escribes y te diré quién eres - ESPECIALISTA. La grafóloga habló y brindó detalles a Crónica. (Nahuel Ventura/Diario Crónica)

Esto, definió Ziliotto, “se llama disgrafía y es cuando la escritura no logra cumplir su función”. Y detalló que “no se puede adquirir velocidad automática sin el período de aprendizaje previo; este es un problema de hace décadas”.

Entonces, las consecuencias fueron más graves de lo pensado porque “las maestras son fruto de este proceso, por lo que los alumnos ya no tienen modelos para seguir”.

A partir de esta problemática, Ziliotto, junto a un grupo de grafólogos, diseñó un cuaderno de caligrafía “respetando las dimensiones que son esperables para un chico de seis años, no para la letra de un alumno” porque “por razones psicomotrices, la letra del niño no es tan pequeña como la de un mayor”.

Fuente: Florencia Bombini



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