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SALUD

25 de agosto de 2017

Una hormona sería clave en el aumento de peso en la menopausia

Es la FSH. Al bloquearla en ratones, les redujo la grasa en el abdomen y les desaceleró la pérdida de masa ósea.

Hay una serie de hallazgos científicos recientes que, para las mujeres de mediana edad que tienen dificultades con su peso, suenan demasiado bien para ser verdad. Y los investigadores no los ven descabellados.


Unos estudios realizados en ratones indican que una sola hormona cuyos niveles se elevan durante la menopausia puede ser responsable de la característica redistribución del peso en la edad madura en el abdomen, que provoca que la figura de muchas mujeres cambie de “pera” a “manzana”. Al mismo tiempo, esta hormona podría impulsar la pérdida de masa ósea.


En los estudios con ratones, bloquear la hormona resuelve esos problemas: aumenta las calorías quemadas, reduce la grasa en el abdomen, desacelera la pérdida de masa ósea e incluso promueve la actividad física.


La idea de que una intervención tan simple pueda resolver dos grandes problemas de la menopausia ha sido objeto de la atención de los investigadores y ha suscitado comentarios en prestigiosas revistas especializadas como New England Journal of Medicine y Cell Metabolism.


El trabajo comenzó cuando el doctor Mone Zaidi, profesor de la Facultad de Medicina Icahn del Hospital Monte Sinaí, en Nueva York, se preguntó si una hormona reproductiva —la foliculoestimulante o FSH, por su sigla en inglés— afecta la densidad ósea.


Se supuso durante mucho tiempo que el papel de esta hormona estaba limitado a la reproducción; la FSH estimula la producción de óvulos en las mujeres y de esperma en los hombres. Los investigadores sabían que los niveles en sangre de la FSH se disparan cuando los ovarios comienzan a fallar antes de la menopausia. Al mismo tiempo, las mujeres pierden masa ósea con rapidez.


Zaidi pensó que la FSH podría ser culpable de la pérdida ósea. Así que él y sus colegas crearon un anticuerpo para bloquear la FSH en ratones de sexo femenino a los que se les habían extirpado los ovarios.


Como las ratonas no estaban produciendo nada de estrógeno, deberían haber perdido masa ósea. De hecho, la médula ósea de las ratonas por lo general se llena de grasa en lugar de desarrollar células óseas. Lo mismo sucede en las mujeres, por eso sus huesos pierden densidad. Sin embargo, en el laboratorio de Zaidi, las ratonas que recibieron el anticuerpo no desarrollaron una médula espinal llena de grasa y, para gran sorpresa de este investigador, perdieron grandes cantidades de grasa.


“Este es un hallazgo muy extraño”, recuerda que le dijo su amigo el docor Clifford J. Rosen, un especialista en huesos del Instituto de Investigación del Centro Médico de Maine. Zaidi convenció a Rosen de ayudarlo a repetir los experimentos de manera independiente, cada uno en su propio laboratorio. Rosen al principio creyó que todo se encaminaba hacia una mera perdida de tiempo y dinero, pero recibió una beca para llevar a cabo la investigación y cambió de idea.


Dos años y medio después, ya tenían sus resultados. Estos reproducían los hallazgos originales de Zaidi. Los investigadores también plantearon una teoría que podría explicar las tasas metabólicas aumentadas en ratones con la FSH bloqueada.


Hay dos tipos de grasa en el cuerpo, la blanca, que principalmente almacena energía, y la parda, que quema calorías y se deshace del calor.


La grasa parda es más común en los niños, pero los investigadores han descubierto que los adultos también la tienen en cantidades pequeñas. En los ratones experimentales, la grasa blanca se convirtió en grasa parda.


Zaidi ya está preparando las pruebas con el anticuerpo de FSH en humanos. “Creo que la idea cuenta con algo de credibilidad”, se entusiasmó.


Pero estos no son los únicos investigadores que encuentran un vínculo entre la obesidad y la extraña interacción de las hormonas.


Wendy Kohrt, profesora de medicina en la Universidad de Colorado, estudió los efectos de la menopausia sobre la grasa corporal de las mujeres y la cantidad de calorías que queman.


La doctora Kohrt ha dado a pacientes premenopáusicas sanas un fármaco que bloquea la producción de estrógeno y FSH., poniéndolas en un estado reversible de la menopausia.


Y en el plazo de cinco meses, ella encontró que la grasa de las mujeres se mueve a sus abdómenes, aumentando por el 11% en promedio. Y queman alrededor de 50 calorías menos por día. El efecto se invierte cuando los participantes dejan de tomar el medicamento o cuando el Kohrt les da estrógeno.


Algo similar ocurre en los hombres, aunque no está claro que la FSH sea la única causa, dijo el doctor Michael W. Schwartz, director del Centro de Nutrición de la Obesidad de la Universidad de Washington.


Redistribución

A cierta edad, el peso comienza a irse al abdomen.
 

Fuente: The New York Times 



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