Es por eso que se comenzó a aplicar el sistema de fotomultas, con la idea de que los vecinos tomen conciencia y respeten las normas de tránsito.

Este sistema se aplica en los cinemómetros fijos y móviles (en calles y avenidas de la ciudad) y también en casos de mal estacionamiento.

Una vez que se toma una imagen de una infracción, esta imagen es enviada a un centro de operaciones de la UNT, que luego deriva la información para que, usando el dominio del vehículo, una empresa de Buenos Aires realice un entrecruzamiento de datos con el registro del automotor.

En esta parte ya se termina la automatización del proceso, ya que son personas las que realizan el entrecruzamiento de datos y la confección de la posterior acta de infracción.

Caso concreto
En este punto, solo en situaciones aisladas, pueden surgir inconvenientes. Es el caso que se denunció en las últimas horas, en donde una mujer señaló que le quisieron cobrar dos infracciones usando la misma fotomulta de mal estacionamiento. En este caso hubo un error humano de la empresa que confecciona las actas, por lo que ya se la notificó para evitar futuros inconvenientes.

Lo cierto es que como un reaseguro de alguna falla, existe la figura de un juez de faltas, que es quien realiza una revisión de todas las actas de infracción que se generaron y en caso de haber un inconveniente es quien emite un veredicto.

En el caso al que hicimos alusión en párrafos anteriores, sobre la persona que denunció una fotomulta que no correspondía, fue el juez de faltas quien desestimó la misma evitando que esta persona tuviera algún perjuicio económico.