Fue una tarde de risas, emoción y aplausos en El Vaticano, como cada vez que el pontífice argentino interactúa con la gente. Y, como siempre, el Papa dejó un mensaje profundo expresado en términos sencillos.

En el Aula del Sínodo de los Obispos, el mismo escenario donde el todavía cardenal Jorge Bergoglio pronunció el discurso que le abrió el camino al papado, en marzo de 2013, había gran expectativa por la llegada de Francisco, quien cerraría con su presencia el tercer Congreso Mundial de Scholas Ocurrentes.

Había delegaciones de varios países, toda gente comprometida en proyectos de educación para la inclusión.

La iniciativa que promueve el Papa nació de una idea de dos pedagogos argentinos, José María del Corral y Enrique Palmeyro, y busca vincular escuelas a escala global para construir la paz a través de la educación, el deporte y la cultura. Los Congresos de Scholas son ocasiones para compartir experiencias, y este en particular tenía el agregado del lanzamiento de su plataforma digital -diseñada por importantes empresas tecnológicas- que permitirá a las escuelas del mundo interactuar en la web.

El Papa fue recibido con aplausos al ingresar al pequeño anfiteatro, y luego matizó la espera de la conexión vía hangouts intercambiando bromas con Julián Weich, que participa de Scholas, y en este caso animó todo el Congreso.

- No tiene nada que hacer, ¿no?

- Voy y vuelvo, replicó el Papa, amagando levantarse.

- Tenemos tiempo...

- Tiempo y eternidad...

Finalmente vino la conexión y el Papa pudo escuchar a chicos de escuelas de Sudáfrica, Canadá, Turquía, El Salvador e Israel, que le comentaron sus actividades y le hicieron preguntas.

"Como estudiantes queremos un mundo libre de guerras, de odios, queremos olvidar el racismo y la discriminación", dijo Cameron desde Canadá.

Francisco explicó que en la vida hay dos opciones: construir puentes o levantar muros. "Los muros dividen, los puentes acercan", dijo. Y a la pregunta de un joven sobre si el mundo será mejor o peor en el futuro, replicó: "Yo no tengo la bola de cristal para saber si el mundo será mejor, pero el futuro está en vos, el futuro está en los jóvenes, pero en jóvenes con alas y raíces: alas para volar, soñar, crear, y raíces para recibir la sabiduría de los mayores".

A Christian, que se comunicaba desde Sudáfrica, el Papa le dijo: "El deporte enseña a jugar en equipo, salva del egoísmo". Y entonces sintetizó lo que tal vez es el principal motivo para lanzar una red como Scholas: "¡Qué importante es el empeño de crear una red que contenga a los niños y les de lo bello, lo bueno! Y evite que solo les quede el camino de las adicciones".

En alusión a un drama que se padece también en nuestro pais, Francisco dijo que "el pacto educativo esta roto y hay que reconstruirlo" y recordó cuando su madre tuvo que ir al Colegio porque el le faltó el respeto a la maestra. "Hoy si una maestra reta a un chico, el padre va y se queja de la maestra".

Un momento fuerte de la velada fue cuando se comunico con niños de El Salvador, y les dijo: "Tengan cuidado con las maras, así como existen puentes que unen, también existen comunicaciones para destruir; defiendanse entre ustedes, se que están trabajando muy bien", dijo en referencia al trabajo que desarrolla allá la fundación Forever, de integración a través del deporte y la educación.

"Hoy nadie duda de que el mundo está en guerra y desencontrado", dijo Francisco, y propuso crear una "aldea humana que ofrezca a los niños un presente de paz y un futuro de esperanza".

Más tarde, demostrando una consideración y paciencia supra-humanas, el Papa se tomo el tiempo necesario para saludar a todos los presentes en el Congreso. Pero no se privó de aludir a la "creatividad del protocolo", en referencia al revuelo que causo este encuentro de Scholas en el pequeño Estado que preside.