POLITICA
15 de diciembre de 2017
Un dìa de violencia, represión con 30 heridos y 22 detenidos
Hubo pedradas, gases y balas de goma. También se registraron vehículos dañados, destrozos y contenedores de basura prendidos fuego.
Después de lo sucedido el miércoles, este jueves se repitieron episodios de violencia en todo el centro porteño, en una jornada que comenzó minutos antes del inicio de la sesión en la Cámara de Diputados y que se extendió hasta entrada la noche.
Fueron muchas horas de tensión las que se vivieron en los alrededores del Congreso y posteriormente en Avenida de Mayo y en la avenida 9 de Julio, donde se registraron gravísimos incidentes que dejaron un saldo de 22 detenidos y 30 heridos, entre manifestantes (20) y efectivos policiales (10), más 15 vehículos dañados y destrozos en varias calles céntricas, con contenedores de basura prendidos fuego.
De acuerdo con el informe de la Policía Federal, las carátulas de las causas de las personas aprehendidas son “intimidación pública, daños en bienes del Estado, lesiones y atentado y resistencia a la autoridad”.
Los incidentes comenzaron en los instantes previos al inicio de la sesión que posteriormente se suspendería. Pedradas, balas de goma, gases lacrimógenos fueron las imágenes más repetidas durante la tarde.
Con el apoyo de Prefectura Naval, gendarmes y policías se encargaron de mantener alejados del Congreso a los manifestantes desde temprano y los obligaron a desplazarse hacia la avenida 9 de Julio por Avenida de Mayo y calles aledañas.
Cerca del mediodía fue cuando se registraron los episodios de mayor violencia, con quema de contenedores, pedradas y corridas. En tanto, los manifestantes, en su mayoría portando banderas del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y del Polo Obrero, intentaron derribar vallados, lo que generó un enfrentamiento aún mayor con las fuerzas de seguridad.
Además, tal como ocurrió el miércoles, se registraron forcejeos con diputados opositores. Otro día de furia en la ciudad, donde los ruidos habituales se transformaron en disparos y los olores se convirtieron en gases lacrimógenos.
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