CULTO
16 de enero de 2018
El Papa dijo sentir dolor y vergüenza por los abusos a niños
En su primer discurso Francisco se metió, así, en forma directa y de lleno, en la cuestión que más opaca esta visita. Un escándalo que si bien se remonta a varios años atrás, aquí sigue siendo una herida abierta.
SANTIAGO DE CHILE.-Muchísimos católicos, indignados con el caso de Fernando Karadima -influyente sacerdote de un barrio acomodado de esta capital, hallado culpable de abusos sexuales a menores en 2011-, se alejaron de su fe. Aunque el de Karadima no fue el único caso, sino que el escándalo golpeó a cerca de 80 religiosos, incluso a maristas y jesuitas. Y se extendió a quienes son considerados encubridores de abusos, como Juan Barros, sacerdote del selecto y carismático grupo de Karadima que fue designado en 2015 como obispo de la localidad de Osorno, en una movida resistida por laicos y que repercutió también en la imagen del Papa. Grupos de Laicos de Osorno protestaron ayer con pancartas en el trayecto que hizo el papamóvil desde el aeropuerto hasta la nunciatura.
Algunas estimaciones hablan de una sangría de católicos en Chile: de ser el 80% de la población hace 30 años, ahora apenas alcanzan el 60%.
Más allá de mencionar de buenas a primeras el escándalo de abusos, en su primer discurso en Chile , Francisco -que fue recibido con todos los honores por Bachelet, que agradeció la visita de la visita de un Papa "amigo"-, tocó otros temas claves de esta compleja visita. Elogió "el desarrollo de una democracia que le ha permitido a Chile un sostenido progreso", después de haber superado "diversos períodos turbulentos". Pero también puntualizó que "no es posible conformarse con lo que ya se ha conseguido en el pasado y disfrutarlo como si esa situación nos llevara a desconocer que todavía muchos hermanos nuestros sufren situaciones de injusticia que nos reclaman a todos". Aludió así a las enormes desigualdades sociales que siguen existiendo en Chile, que también admitió, a su turno, Bachelet, en su discurso, en el que, más allá de los avances, reconoció "deudas pendientes".
En un discurso en el que citó a la premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral, el Papainstó "a seguir trabajando para que la democracias sea de verdad lugar de encuentro para todos". Y llamó a escuchar a todos: a los desempleados, "a los pueblos originarios, frecuentemente olvidados y cuyos derechos deben ser atendidos y su cultura cuidada", a los migrantes, a los jóvenes, "protegiéndolos activamente del flagelo de la droga", a los ancianos y a los niños "que se asoman al mundo con sus ojos llenos de asombro e inocencia y esperan de nosotros respuestas reales para un futuro de dignidad. Fue entonces, que, consciente de que sólo enfrentando de buenas a primeras los problemas, puede conquistar a los reacios chilenos, volvió a manifestar "dolor y vergüenza" ante "el daño irreparable causado a niños por parte de la Iglesia" y a pedir perdón.
Al trasladarse en un humilde Hyundai azul desde la nunciatura -donde se aloja-, hasta el Palacio de la Moneda -primera cita de un día más que intenso, en el que también celebrará su primera misa multitudinaria en el Parque O'Higgins-, no hubo grandes masas vivándolo. Los pocos que se movilizaron, de todo modos, expresaron todo su afecto, al grito de "¡Francisco, amigo, Chile está contigo!".
"Cómo está ¿pudo descansar?", le preguntó Bachelet al Papa, al recibirlo en La Moneda. "Perfecto", contestó el ex arzobispo de Buenos Aires, evidentemente en buena forma, que al saludar poco más tarde al presidente electo, Sebastián Piñera, y su esposa, le regaló un rosario y más tarde, también lo mencionó en su discurso, desatando un pequeño aplauso.
El papa Francisco recorrió hoy algunas calles de esta ciudad por primera vez como pontífice. Después de llegar al aeropuerto , el Santo Padre viajó a la Nunciatura Apostólica, en el coqueto barrio de Providencia, en un auto primero y en el papamóvil después.
"No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de la Iglesia". En el primer discurso que pronunció hoy en Chile , Francisco enfrentó de inmediato el tema del escándalo de la pedofilia en el clero, consciente de que se trata del gran tema de esta visita, del que se habla aquí desde hace meses, en los que hubo fuertes protestas contra la Iglesia.
Determinado a mostrar su preocupación y a quitar esta gran piedra desde el inicio de su difícil visita de tres días, fiel a su estilo, el Papa enseguida abordó la cuestión, provocando aplausos en el atrio del Palacio de la Moneda. Y como había hecho en otras ocasiones, volvió a pedir perdón por este flagelo que ha minado como nunca la credibilidad de la Iglesia católica en todos los continentes, incluso en esta parte del mundo.
"Me quiero unir a mis hermanos en el episcopado, ya que es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo que hemos de empeñarnos para que no se vuelva a repetir", dijo el ex arzobispo de Buenos Aires , hablando ante la presidenta saliente, Michelle Bachelet , su sucesor, Sebastián Piñera , su antecesor, Ricardo Lagos y demás autoridades del mundo político, de la sociedad civil y el cuerpo diplomático, en el emblemático Palacio de la Moneda.
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